La demoledora carta abierta de una enfermera de La Paz: "La reducción de jornada me permite ser madre"
Las recientes restricciones impuestas por la Dirección de Recursos Humanos limitan las reducciones de jornada, afectando directamente a enfermeras como M. T., que ha decidido contar su historia en un escrito público.
Madrid-Actualizado a
El personal sanitario del Hospital La Paz de Madrid enfrenta un nuevo desafío, que pone "en riesgo" su derecho a la conciliación familiar. Las recientes restricciones impuestas por la Dirección de Recursos Humanos limitan las reducciones de jornada, afectando directamente a enfermeras como M. T., quien ha dedicado casi dos décadas a la que ella define como "la profesión más bonita del mundo", mientras criaba a sus cinco hijos y cuidaba de sus padres.
M. T. ha querido compartir su historia, destacando cómo la flexibilidad de la reducción de jornada le ha permitido durante todo este tiempo equilibrar su vocación con su rol de madre y cuidadora. Sin este derecho, muchas enfermeras, como ella, se verán obligadas a tomar decisiones difíciles que afectarán tanto a sus familias como a su desempeño profesional.
A continuación, presentamos la carta íntegra de M. T.:
Mi nombre es M. T., soy enfermera desde el 2005, que terminé la carrera y empecé a trabajar en el servicio de Urgencias del Hospital La Paz. Desde ese momento, de contrato en contrato, he seguido trabajando en La Paz como enfermera, la profesión más bonita del mundo.
Actualmente trabajo en la planta de Neurología, donde me ubicaron en 2007, y donde he ido creciendo como persona y como profesional.
En 2011 tuve a mi primer hijo, Pablo. En Mayo del 2013, nació mi segunda hija, Candela. Para verano del 2014, solicité mi primera reducción de jornada, ya que los veranos sin colegios ni escuelas hacen difícil la conciliación y, además, porque me apetecía disfrutar de mis hijos.
En 2015 nace, en octubre, mi tercer hijo, David; y para verano del 2016 vuelvo a solicitar la reducción de jornada, pero esta vez no se quedaría solo en la temporada de verano, si no que continuaría con ella el resto de tiempo, ya que para mí, mi principal profesión es ser madre, pero mi vocación de enfermera es enorme, y gracias a la reducción de jornada con días completos he podido conciliar las dos cosas.
En 2018, en marzo, tengo a mi cuarto hijo, Santiago. En Noviembre de ese mismo año, a mi madre de 63 años, le da una hemorragia cerebral, quedándose completamente dependiente, con mi padre de 62 años, con una enfermedad neurodegenerativa que evolucionaba cada vez más rápido, tuvimos que incapacitar a mi madre, siendo yo la tutora.
En 2020, ante la crisis de la pandemia, solicité el aumento de jornada a jornada completa, ya que era un momento donde se nos necesitaba al 100%, pero en verano volví a mi reducción del 50% para continuar disfrutando de los míos.
En abril del 2023, he tenido a mi quinta hija Isabel. Y en junio fallece mi padre.
Esta es mi historia, y no es para dar pena, porque no es lo que yo siento, ya que en cada proceso que he vivido he podido disfrutar de muchos momentos buenísimos y he podido vivir todo esto, y lo sigo haciendo, trabajando, gracias a la reducción de jornada, que me permite ser madre y poder estar con mi familia, y seguir trabajando de lo que más me puede gustar en el mundo, de enfermera.
Con esta carta solo quiero pedir que por favor no nos quitéis este gran derecho que nos da la oportunidad de ser madre/padres y seguir ejerciendo nuestra vocación.
Fdo: Una madre enfermera
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