El despliegue del biogás en Catalunya topa con la falta de conexión de las plantas generadoras a la red de gas natural
Actualmente ya hay 70 instalaciones que generan este combustible de energía renovable, que aprovecha las deyecciones ganaderas, una cifra que la Generalitat prevé duplicar hasta el año 2030.
Barcelona-Actualizado a
En el marco del fomento de las energías renovables para abandonar de forma progresiva la dependencia del suministro de origen fósil, la Generalitat acaba de anunciar que invertirá 80 millones de euros en la producción de biogás en Catalunya en los próximos tres años.
El conseller de Acció Climàtica, David Mascort, explica que el objetivo es multiplicar por 3,5 la producción actual de biogás y pasar de las 72 instalaciones existentes a más de 150 en el 2030. Paralelamente, Acció Climàtica ha puesto a disposición del sector primario 46 millones de euros para instalar plantas de biogás en las pequeñas y medianas explotaciones agrarias.
El objetivo es valorar las deyecciones ganaderas y los residuos orgánicos para obtener biogás y aprovecharlo para la generación de calor, electricidad o biometano y biofertilizantes.
A pesar de estos esfuerzos, al igual que ocurre con la energía eólica o la solar, desde el sector energético se cree que en Catalunya se ha perdido el liderazgo en el despliegue de las renovables, como es el caso del biometano, por la falta de incentivos para su desarrollo.
Ahora, la mejora tecnológica y una mayor eficiencia en sus usos abren la puerta a un mejor aprovechamiento de la producción de biometano, un biogás sometido a un proceso de limpieza que lo hace compatible con el gas natural, y el propio biogás logrado por la descomposición de la materia orgánica.
Precisamente, más allá de la necesidad de optimizar su producción, el biogás tiene un reto pendiente por resolver: la conexión a las redes de distribución de gas natural a partir de la transformación en biometano. Por el momento, de las 70 instalaciones en funcionamiento en Catalunya, sólo cinco tienen incorporado este sistema.
Desde el Clúster de Bioenergia de Catalunya, su coordinador de la comisión de biogás, Màrius Aguirre, admite que hasta ahora, "el biometano no ha tenido la consideración necesaria como elemento para sustituir las fuentes de energía fósiles".
Aguirre asegura que las plantas no han sido concebidas, hasta ese momento, para el aprovechamiento del biometano. Han sido las normativas comunitarias y los avances tecnológicos los que le han permitido dar el salto. En el primer caso, la directiva europea RED II, revisada en 2018, establece que un 32% del consumo energético debe proceder de fuentes renovables, incrementando en un 12% el objetivo marcado una década antes.
Respecto a la tecnología, el responsable del Clúster de Bioenergia de Catalunya remarca que, una vez constatado que el biogás es la energía que resta mayor cantidad de CO2 a la atmósfera, se ha superado el tratamiento de éste como un simple residuo orgánico o energético. "Gracias a su aprovechamiento, a través de las deyecciones ganaderas, el biogás se ha demostrado más eficiente y competitivo", asegura.
Una energía polivalente
El agravio con el biogás, que hasta ahora provocaba que tuviera la consideración de la energía olvidada en la categoría de las renovables, se ha logrado superar con mejoras tecnológicas, que han facilitado su transformación hacia una fuente con usos variados y polivalentes, ajustable a las necesidades de las instalaciones, independientemente de su tamaño. También existe un procedimiento que ayuda a la utilización de los residuos como biofertilizantes, logrando así el concepto de circularidad.
Para paliar este déficit, el propio Clúster de la Bioenergia de Catalunya, el Centro Tecnológico BETA de la Universitat de Vic y la empresa Envolta Energia han publicado una guía para el desarrollo sostenible del biogás y el biometano en Catalunya. También han dado a conocer un informe, en el que se identifican y cuantifican los tipos de residuos y subproductos orgánicos que podrían ser valorados en instalaciones de biogás, así como el modelo de diseño tecnológico de planta más apropiado para su realidad.
En este sentido, no sólo se trata de deyecciones ganaderas, sino también de residuos cárnicos, fangos de depuradora, suero del sector lácteo o residuos orgánicos municipales, entre otros.
Las ayudas del Govern de la Generalitat para la instalación de una planta de gestión de biogás cubren hasta un máximo del 35% del coste de ésta, pero este porcentaje puede subir hasta el 55% en caso de que el propietario de la explotación acepte también recibir residuos externos. Además, desde la administración catalana se insta a que varios propietarios se puedan agrupar para realizar una sola planta.
De esta forma, optarán a una subvención y se puede dividir el coste de la instalación de la infraestructura. Durante el mes de octubre del año pasado, la Generalitat anunció que el vertedero de Can Mata, ubicado en Els Hostalets de Pierola (comarca barcelonesa de l' Anoia), ha sido el lugar escogido para realizar la primera planta de producción de biometano a gran escala en España.
En estas instalaciones, se transformará el biogás procedente de la degradación de los residuos en biometano, lo que favorece la reducción de las emisiones de gas de efecto invernadero.
El consumo de 14.000 hogares
La planta de producción de biometano de los Hostalets de Pierola está impulsada por el grupo PreZero, que gestiona el vertedero, con otros dos socios: Waga Energy, que ha desarrollado la tecnología, y Nedgia, que se encarga de su distribución a través de la red. El proyecto ha costado unos 10 millones de euros y ha recibido una subvención de 2,4 millones de fondos europeos.
La instalación está ubicada en el depósito controlado de Can Mata y es la primera en el Estado que podrá producir 70 GWh de biometano al año a partir de la recuperación del gas que emiten los residuos sólidos. Esta cifra es equivalente al consumo energético de 14.000 hogares o al combustible de 200 autobuses.
Catalunya todavía se encuentra algo retrasada en la producción de biogás. Para avanzar y desplegar este potencial, deben abordarse retos políticos, legales y administrativos, pero también sectoriales y territoriales, así como sociales y de investigación. El biogás debe posicionarse como la tercera pata de las renovables, junto con la solar y la eólica, y como un candidato a sustituir el gas natural, especialmente si se genera de forma que se inyecte en la red.
Un incentivo añadido a este propósito radica en la excesiva dependencia de las centrales nucleares y el ansiado deseo de acercarse a la soberanía energética, en la que el biogás debería tener un rol estratégico.
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