Un empresario del sector de la hostelería, de 56 años, ha sido detenido por la Policía Nacional en Manacor (Mallorca) acusado de tener a sus empleados con jornadas de 12 horas, prácticamente sin descanso y sin dar de alta.

La investigación policial se puso en marcha tras recibir en la comisaría varias denuncias contra el detenido por parte de antiguos trabajadores. Estos advirtieron que su jefe se aprovechaba de ellos con engaños, pudiendo haberles causado importantes perjuicios. 

El acusado, a fin de convencer a sus futuros empleados, ofrecía unas condiciones laborales muy beneficiosas para los trabajadores, como elevados sueldos, manutención, hospedaje y los días libres correspondientes. Una vez empezaban a trabajar, el empresario prolongaba las jornadas laborales de los contratados hasta las 12 horas diarias, quienes libraban un día al mes. Además, según la Policía, el personal no cobraba las nóminas a final de mes y no eran dados de alta en la Seguridad Social.

Los empleados que se negaban a seguir trabajando eran increpados por el responsable y despedidos. Además, corrían el riesgo de quedarse sin alojamiento, ya que varios de los trabajadores residían en habitaciones del edificio de uno de los restaurantes del empresario.

Según la Policía, los trabajadores denunciaron haber recibido durante sus jornadas laborales insultos, zarandeos y actitudes violentas. El empresario protagonizó en varias ocasiones el lanzamiento de objetos al suelo, gritos y malos gestos.

Los agentes han explicado que una de las empleadas llegó a trabajar 14 horas diarias y que, posteriormente, tuvo que servir la comida a sus compañeros, además de limpiar el piso en el que residía el jefe. Esta mujer también habría sufrido acoso en el ámbito laboral, siendo despedida sin haber cobrado la nómina, sin haberla dado de alta y obligada a abandonar la habitación en la que residía.

El subgrupo de Extranjería de la Policía Nacional ha concluido que el empresario buscaba perfiles de personas necesitadas económicamente y en situación irregular. De esta manera, estas personas se volvían totalmente dependientes del empleador.

Además, durante el transcurso de la investigación, el cuerpo policial comprobó que el investigado ya tenía denuncias en la Jefatura de Palma. En concreto, una galería de arte lo había acusado de la apropiación indebida de una serie de cuadros, cuyo valor ascendía a unos 10.000 euros.