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Los especiales de Nochevieja El fantasma de las 'noches de fiesta' de José Luis Moreno regresa con las campanadas

Las Nocheviejas tienen varios 'leitmotivs': las uvas, los fuegos artificiales, los chistes malos... y en las galas televisivas también se repiten. Hablamos con críticos para analizar este tipo de programas que, ante todo, nunca experimentan. 

Anne Igartiburu y Ramón García, durante las Campanadas en TVE.

Aurora Muñoz / Jose carmona

Año tras año se repite el mismo esquema: el pavo sale del horno, se extienden los manteles con motivos navideños y se enciende la televisión. Entre las discusiones políticas con el cuñado de turno se cuela una voz.... ¿es posible que sea Raphael un año más? Efectivamente. Bienvenidos al día de la marmota televisivo. Vuelve a ser Nochevieja.

Las cadenas se empeñan en desempolvar con las campanadas un formato reciclado hasta la extenuación. El patrón lleva el sello inconfundible de aquellas 'noches de fiesta' con la firma de José Luis Moreno: estilismos imposibles, números musicales con los clásicos de siempre, chistes malos y algún truco de magia. Solo faltaría un '¡Toma Moreno!' para completar la regresión a la década del 2000. "Se ha convertido en un tradición, como la Lotería del día 22 o las repeticiones del 25. Nadie espera un cambio y tampoco creo que sea una prioridad para las cadenas", reconoce Miriam Lagoa, crítica televisiva de Movistar+.

Las apuestas por nuevos formatos

Este año parecía que este compendio de clichés televisivos aunados en una gala de varias horas iba a ser relevado (¡por fin!) en la parrilla por un formato diferente. TVE había preparado para Nochebuena un especial navideño con voces femeninas como protagonistas, pero la cadena optó finalmente por colocar en su lugar a Manuel Carrasco y Rosana para amenizar la festividad. En resumidas cuentas, la cadena pública optó de nuevo porque, después de la cena, la digestión se hiciera más pesada que a base de turrón y mazapán.

"En realidad nunca llegamos a verlo anunciado para esa fecha, pero habría sido un contenido más apropiado para esa noche, en prime time, y más en este año. TVE no tuvo mucho ojo", declara Natalia Marcos, crítica televisiva de El País

Lo más irónico es que Ana Belén, que ejercía de maestra de ceremonias, cerraba la primera actuación de la gala feminista con estas palabras: "Esta noche vamos a reencontrarnos aquí alrededor de la palabra cantada y contada, para seguir siendo visibles y reclamar el lugar que nos pertenece". Pero la visibilidad se esfumó y por arte de birlibirloque el espacio apareció reubicado un día menos señalado (miércoles 26), a las 00.30 horas. Las críticas no tardaron en amontonarse en Twitter.

Inma Zamora, crítica televisiva del periódico ABC, se suma a la marea crítica: "Ha sido un error marginar este contenido. Era una propuesta distinta a lo que estamos acostumbrados y, ¡a lo mejor luego es un truño!, pero salirse de los cánones establecidos siempre es positivo. Estamos cansados de actuaciones enlatadas". 

Más vale lo malo conocido...

Ya sea por falta de ganas o falta de medios, los escasos intentos de revertir los formatos tradicionales no suelen tener mucho éxito. "Las cadenas apuestan por programas con reducido presupuesto con los que no arriesgar, ni en forma ni en contenido. Para qué innovar, piensan, si solo son un ruido de fondo en las reuniones familiares", explica Nayin Costas, crítico televisivo de El Confidencial. "Esta receta sirve incluso para los presentadores de las galas. Cuánto más reconocible, más papeletas tiene para colarse en los hogares en unas tan especiales, gente que el público sienta ya como de la familia. José Mota, Anne Igartiburu o Cristina Pedroche son ya un clásico navideño y, si algo funciona, mejor no tocarlo", añade.

"Yo misma he trabajado en alguno de estos formatos llenos de naftalina, música triste, trajes de boda provincianos y chistes picantones, sin posibilidad de hacer otra cosa diferente"

"Estas fechas, televisivamente hablando, huelen a maquillaje cuarteado, laca fuerte, moqueta vieja y caspa", indica Diana Allerexperta en televisión de El Mundo. "Yo misma he trabajado en alguno de estos formatos llenos de naftalina, música triste, trajes de boda provincianos y chistes picantones, sin posibilidad de hacer otra cosa diferente. Hay miedo. Parecería que no a innovar, sino miedo generalizado a disfrutar, a hacer una programación acorde con los tiempos", reconoce y sube la apuesta: "Me encantaría 'escaletar' y escribir una gala televisiva de Navidad. Se parecería mucho a ese momento que sucede en todas las fiestas, compartiendo risas y visionando los greatest hits de Youtube. Algo sin pretensiones, con ritmo y frescura. Me gustaría dignificar esta profesión mía de guionista de entretenimiento, siempre sujeta a ideas en las que es cada vez más difícil creer".

Los datos de Nochevieja

La última noche del año tiene unos datos de audiencia estáticos y ninguna cadena se la juega. "Las cadenas están centradas en la programación de a partir de enero, y me parece bien, pero a veces se les nota demasiado", señala Zamora, de ABC. "A pesar de que la conversación domine la mesa, hay mucha gente que ve la tele y que se merece una programación de calidad", concluye la periodista. 

Marcos, de El País, apoya la moción: "Telepasión ya huele a rancio, las galas de cantantes grabadas semanas antes no interesan a nadie, y al final solo cambia algo el especial de Mota porque se acerca más a la actualidad social y política, aunque lo haga desde un punto de vista muy blanco", agrega.

El año pasado, Cuatro apenas tuvo 430.000 espectadores y LaSexta 672.000, datos muy pobres que alejan a los directores de contenido de aquellos tiempos en los que las galas llegaban a concentrar hasta un 50% de audiencia. 

"Aunque no lo parezca, la sociedad va más rápido que los mandamases de la tele, que creen que piensan que en fechas señaladas el público demanda fiesta. Y sí, demanda fiesta, pero se malentiende fiesta como sinónimo de frivolidad y la fiesta es más fiesta si está comprometida con su tiempo", reclama Borja Terán, analista de televisión en La Información. "La gente agradece la autenticidad frente a la apariencia del glamour de corcho-pan. Por eso triunfa Ellen DeGeneres en Estados Unidos, porque el buen entretenimiento está unido a la imaginación que se atreve. Incluso retratando su sociedad en su máxima expresión. La etapa de José Luis Moreno ya pasó", defiende.

De la caspa española a los especiales de la BBC

Si usted es de esos que se resiste a transitar la noche con el rebaño, puede aventurarse a zapear en busca de otros prados más verdes, aunque es probable que su mando a distancia no le dé demasiadas alegrías. En Telecinco, por ejemplo,  se emitirá un especial de Got Talent, para calentar máquinas de cara al estreno de un programa que llegará próximamente.

"Lo que más me gusta de estas navidades es el Homo Zapping de Neox", concreta Zamora. Lagoa, de Movistar+, agradece el tímido refresco que suponen propuestas como Cachitos y apuesta porque se emitan capítulos de especiales de series como sucede en otros países. "En Reino Unido sorprenden a los espectadores con capítulos especiales de series emblemáticas —Doctor Who, Sherlock y Downton Abbey en su momento—, miniseries producidas para ser emitidas durante el periodo navideño —Los Miserables, este año en la BBC, o la que hicieron para celebrar el aniversario del nacimiento de Dickens—", ejemplifica.

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