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El Gobierno de Aragón veta un
curso para maestros sobre los milagros de la virgen

La consejería de Educación rechaza un seminario para profesores que incluye entre sus objetivos “conocer los milagros de la virgen del Pilar a través de referencias históricas”, mientras dos resoluciones judiciales obligan a los colegios a recortar lengua y matemáticas para dar religión.

Los obispos aragoneses combaten en los tribunales los planes educativos de la consejera Mayte Pérez al tiempo que reclaman su apoyo en los litigios patrimoniales.

ZARAGOZA .- El Gobierno de Aragón ha vetado un curso de formación para profesores que incluía entre sus objetivos “conocer los milagros de la virgen del Pilar a través de referencias históricas” y “analizar la simbiosis entre tradición religiosa, vivencia espiritual y evolución social en relación a Zaragoza y el Pilar”.

“No tiene sentido”, explican desde el Departamento de Educación, aunque vaya dirigido a maestros de religión e incluya referencias a materias como las nuevas tecnologías. De hecho, su llamativo título es “La virgen del Pilar, testimonio de fe vivida. Las TIC en el aula”.

El curso, de 25 horas presenciales y cinco no presenciales y cuya convocatoria ha provocado sorpresa entre el profesorado, tiene como coordinador a Alejandro Ruiz, profesor de religión del instituto Bajo Aragón de Alcañiz, según indica el panel intercentros que recoge los cursos oficiales de formación para el profesorado previstos para este año académico.

Fuentes del centro indicaron que el plazo de matrícula comenzó el día 19 aunque las sesiones no han comenzado —la inscripción se cierra el 24 de octubre—, que está abierto a profesores de religión de Primaria y de Secundaria de toda la comunidad y que la previsión es que se desarrolle a lo largo de todo el curso bajo el formato de seminario. Su finalidad, añadieron, consiste en “preparar recursos y materiales para trabajar en el aula” con el objetivo de explicar a los alumnos la figura de la virgen y los milagros que la tradición católica le atribuye.

El seminario no pasará de propuesta

Sin embargo, fuentes de la consejería aseguraron que la Dirección General de Personal y Formación del Profesorado no va autorizar su celebración con cargo a fondos públicos, por lo que no superará la categoría de propuesta.

Los objetivos oficiales del curso, que de celebrarse asignaría créditos a quienes asistan al 85% de las sesiones, se completan con otros como “conocer la historia de la virgen del Pilar a Zaragoza”, “estudiar la evolución” de su basílica como “manifestación artística, religiosa y cultural” y, por último, “conocer y ahondar en las creencias de nuestra tradición, devoción y patrimonio popular y cultural”.

En cuanto a los contenidos, incluye uno sobre “los milagros de la virgen”, otro referente a la “génesis de una tradición” sobre “la venida” a la capital aragonesa —la iglesia declaró oficialmente en 1642 que se le apareció al apóstol Santiago el 2 de enero del año 40 junto al Ebro—, dos acerca del templo al que da nombre y uno más sobre “religiosidad popular” y su figura.

Por último, el programa del curso, dividido en diez sesiones, contempla la elaboración de materiales para clase, “textos para la reflexión” y ejercicios.

Tiranteces institucionales y sociales

No hay motivo que “justifique que la enseñanza de la religión quede como la materia con menor carga lectiva ”

La polémica en torno al curso llega cuando el tratamiento de la asignatura de religión está provocando tiranteces institucionales y sociales en Aragón. La Consejería de Educación recortó de 90 minutos semanales a 45 el peso de esta materia en el currículo de Primaria y la situó como extraescolar en segundo de Bachiller a partir de este curso. Sin embargo, tras los recursos de los obispos aragoneses y del colectivo de los maestros de religión, el Tribunal Superior de Justicia de Aragón (TSJA) ha suspendido cautelarmente su aplicación y ha ordenado mantener la asignación temporal vigente hasta el pasado año académico.

Los magistrados determinaron en junio que el cambio en Secundaria carecía de “justificación”, dañaba los derechos de los padres partidarios de que sus hijos vayan a clase de religión y podría conllevar modificaciones en los horarios de comedor y en el servicio de transporte escolar de los institutos.

Y, en el caso de Primaria, consideraron que no hay motivo que “justifique que la enseñanza de la religión quede como la materia con menor carga lectiva de todas” en esa etapa y que esa decisión “perjudica a los profesores de religión que pueden ver reducida su jornada, e incluso extinguidos sus contratos, dada la peculiar naturaleza de su nombramiento”. Los designan los obispos.

Recortar lengua y matemáticas para dar religión

Estas resoluciones, contra las que la semana pasada se manifestó más de un centenar de personas frente a la sede del TSJA, han obligado a los centros a rehacer los horarios. En el caso de Primaria, esa segunda hora será detraída de las tres semanales que las escuelas distribuyen de manera autónoma en función de sus proyectos educativos, por lo que, en la práctica, supondrá un recorte en lengua española o en matemáticas.

Más de un centenar de personas, entre ellos una veintena de diputados y concejales, se manifestó hace unos días ante el TSJA tras las resoluciones que vetan reducir la carga lectiva de la religión en la escuela.

Más de un centenar de personas, entre ellos una veintena de diputados y concejales, se manifestó hace unos días ante el TSJA tras las resoluciones que vetan reducir la carga lectiva de la religión en la escuela.

Esa reducción afecta también a los alumnos que no dan religión, ya que la ley obliga a desdoblar en cada grupo esa clase con la de ética, sin que pueda dedicarse a otras materias.

Por otro lado, la postura del TSJ aragonés choca con la del tribunal homónimo de Extremadura, que hace unos días avaló el recorte de esa asignatura al entender que “no vulnera derechos fundamentales”.

De hecho, la mayoría de las comunidades están reduciendo el peso de esta materia en los planes de estudio e, incluso, el Ministerio de Educación mantiene una única clase semanal en las únicas zonas en las que mantiene la competencia para determinar los currículos, como son Ceuta y Melilla. En ambos casos, en sintonía con el desplome de las prácticas católicas en el país.

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