Agentes de la Guardia Civil han interceptado en el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas a una pasajera que portaba en el interior de su equipaje, sin ningún tipo de documentación y control, cinco animales muertos: cuatro puercoespines y un pangolín, el único mamífero con escamas del planeta y especie protegida que está en peligro de extinción.

La intervención tuvo lugar a finales de la semana pasada cuando los guardias civiles se encontraban pasando medidas fiscales a la llegada de un vuelo procedente de Casablanca (Marruecos), ha informado la Comandancia de Madrid en una nota de prensa.

En el control aleatorio entre los equipajes de los pasajeros solicitaron a una mujer del citado vuelo que pasara su maleta por el escaner de la sala 11 del Terminal 4 del aeropuerto Adolfo Suárez. Preguntada sobre si tenía algo que declarar respecto de sus pertenencias, la mujer respondió negativamente.

Los agentes, pertenecientes a la Unidad Fiscal y Aeroportuaria de la Comandancia de la Guardia Civil de Madrid, sospecharon tras observar varios elementos que pudieran corresponderse con animales, por lo que se procedió a la apertura de la maleta donde se hallaron cinco animales muertos, ocultos entre las ropas de la pasajera, de los que la mujer no tenía documentación.

Una vez realizado un reconocimiento más exhaustivo identificaron que cuatro de los especímenes eran del género puercoespín y un quinto animal que fue identificado gracias a la armadura que presentaba, como un pangolín.

El pangolín -también llamado "mani"- es el único mamífero con escamas del planeta. Según ha explicado la Guardia Civil, es la primera vez que hallan en una maleta un espécimen muerto de pangolín, porque además es una especie protegida, recogida en el apéndice II del Convenio Internacional de Especies Amenazadas (CITES), y en peligro de extinción.

Debido a la descomposición de los animales, además de las enfermedades que pudieran tener, quedaron depositados en la Aduana sujetos al reglamento 2016/2009 relativo a la introducción en la Comunidad Económica Europea de productos de origen animal.

Sin embargo, aunque el siguiente paso ya no depende de la Guardia Civil, ésta ha explicado que lo normal en estas situaciones es quemar los espécimenes, tanto por el estado de descomposición en el que puedan estar como por las enfermedades que pudieran portar.

Las fuentes han relatado que el motivo por el que la detenida de 35 años, con residencia fijada en Torrejón de Ardoz, podría haber traído a este animal para cocinarlo y comerlo, ya que en algunos países la carne de pangolín es considerada exquisita.

La mujer, de 35 años y natural de Guinea Ecuatorial, fue puesta en libertad tras ser detenida por tráfico ilegal de especies protegidas.