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La Guardia Civil fortifica aún más la valla de Melilla con nuevas cámaras tras la tragedia de junio

El Instituto Armado considera que los medios actuales para detectar el acercamiento de personas migrantes "no son suficientes y deben ser reforzados". Interior ya ha invertido 48,76 millones en modernizar el perímetro de Ceuta y Melilla desde 2019.

Un intento de salto a la valla de Melilla en una imagen de mayo de 2021.
Un intento de salto a la valla de Melilla en una imagen de mayo de 2021. Ángela Ríos / Europa Press

La valla de Melilla contará con un nuevo sistema de videovigilancia para mejorar la detección de intentos de cruce de personas migrantes. Se trata de un nuevo refuerzo anunciado el pasado lunes por la Guardia Civil, que considera la ciudad autónoma como "un punto crítico de entrada" a través de las fronteras españolas. "Está claro que los medios utilizados en este área no son suficientes y deben ser reforzados", apuntaba el instituto armado en su comunicado.

El refuerzo se compone de cinco estaciones fijas de vigilancia, que se instalarán en el lado marroquí del perímetro fronterizo y motorizarán posibles entradas irregulares por tierra y mar tanto de día como de noche y en condiciones atmosféricas adversas.

La licitación se adjudicó a la empresa Thales el 17 de octubre, según el Portal de la Contratación Pública. El presupuesto final asciende a algo más de 1,85 millones de euros y es independiente del proyecto de refuerzo y  modernización  de las vallas de Ceuta y Melilla desplegado por el Ministerio del Interior desde 2019, al que ha destinado 48,76 millones de euros.

No obstante, la licitación salió a concurso público en marzo de 2022, es decir, tres meses antes de la tragedia del 24 de junio, en la que murieron al menos 23 personas durante un multitudinario intento de salto a la valla de Melilla. En aquella ocasión, 130 personas lograron llegar hasta el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de la ciudad, la mayoría procedentes de Sudán. Actualmente esperan respuesta a sus solicitudes de protección internacional, a diferencia de los 470 potenciales de refugiados que fueron devueltos en caliente por la Guardia Civil y las fuerzas marroquíes tras cruzar al lado español, según la investigación que mantiene abierta el Defensor del Pueblo. 

Antes de este episodio ya se habían registrado otros intentos en los que decenas y hasta más un centenar de personas habían conseguido cruzar la valla. También había aumentado el número de personas que participaba en cada intento, según las informaciones que facilitan Delegación de Gobierno en la cuidad y la Guardia Civil tras cada salto. Fue también en marzo cuando tuvo lugar uno de los intentos  más numero desde 2014. Alrededor de 2.500 personas se organizaron para superar las vallas y 500 lo consiguieron a plena luz del día.

Por su parte, el Ministerio del Interior aún tiene pendiente acometer la última fase de reformas en la valla de Melilla, que espera concluir este noviembre, según fuentes del departamento. Después de sustituir las concertinas por medios menos lesivos como el peine invertido o el rodillo, de elevar de seis a diez metros la altura, y de instalar una alambrada más difícil de trepar, queda también pendiente la reforma de uno de los puntos más débiles de todo el perímetro. Se trata, precisamente, del antiguo paso de las porteadoras de Barrio Chino, donde tuvo lugar la tragedia de junio y que lleva en desuso desde el cierre de fronteras decretado por la pandemia.

En este punto aún no se han instalado los nuevos medios del resto del vallado, ya que está pendiente la instalación de una frontera inteligente con cámaras de reconocimiento facial y recopilación de datos biométricos al estilo de la que ya se está colocando en el paso fronterizo de Beni Enzar de la ciudad y en El Tarajal de Ceuta. El proyecto, que según el Periódico de España será financiado en su totalidad por España y contará con fondos europeos, aún está siendo estudiado por Interior y varias empresas públicas.

El refuerzo y modernización del perímetro de Melilla coincidió con la crisis del coronavirus y el cierre de fronteras, por lo que es difícil valorar su eficacia, ya que los flujos migratorios se ralentizaron o se modificaron durante este periodo. Aún así, en 2020 accedieron a través de la valla de Melilla 1.423 personas, una cifra que se redujo a 1.092 en 2021, pero que ha repuntado hasta 2.015, casi el doble, en lo que va de 2022. En 2019, el año previo a la pandemia y al inicio de las reformas en las valla, 4.984 lograron superar las alambradas y llegar a la ciudad autónoma. 

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