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Guerra Rusia - Ucrania Rusia bombardea las grandes ciudades, gana terreno en el sur de Ucrania y dice Macron que "lo peor está por llegar"

Las delegaciones rusa y ucraniana pactan corredores humanitarios en las zonas más afectadas por los combates, pero el fin de la guerra se percibe lejano. La ONU eleva a diez millones el número de refugiados que puede provocar el conflicto. Putin no tiene pensado frenar su invasión y alerta de "inminentes catástrofes humanitarias" en Kiev, Járkov o Mariúpol tras poner a Odessa en su punto de mira.

Un aciano camina delante de una bloque de viviendas destruido en un bombardeo ruso Vasylkiv, cerca de Kiev, Ucrania, el 27 de febrero.
Un aciano camina delante de una bloque de viviendas destruido en un bombardeo ruso Vasylkiv, cerca de Kiev, Ucrania, el 27 de febrero. Dimitar Dilkoff / AFP

La esperada tregua en la guerra de Ucrania ha tardado en llegar ocho largos días en los que han muerto más de 2.000 víctimas civiles. Y ni siquiera afectará a todo el país. Las delegaciones de Putin y Zelenski han acordado en la segunda ronda de negociaciones, en la frontera entre Polonia y Bielorrusia, un "alto el fuego temporal" para crear corredores humanitarios y evacuar a la población civil de las ciudades más afectadas por los combates.

No hay fecha para estas operaciones a las que Putin podía haber accedido el pasado lunes, en la primera ronda de negociaciones. La cerrazón del presidente ruso ya quedó patente tras rechazar una primera tregua y seguir bombardeando las grandes ciudades ucranianas. Y lo ha vuelto a dejar claro este jueves en una larga llamada telefónica a su homólogo francés, Emmanuel Macron.

"La situación se agravará", le ha dicho, si Kiev no acepta las condiciones rusas: "desmilitarizar y desnazificar" Ucrania y detener la expansión de la OTAN hacia el este de Europa. "Lo peor está por llegar", ha asegurado Macron, una frase que disipa, si alguien las tuviera, las esperanzas de un final cercano para esta guerra en el corazón de Europa. Incluso la ONU ha recalculado la cifra de desplazados que puede generar este conflicto, pasando de cinco a diez millones de refugiados tras los últimos acontecimientos. Ya han salido más de un millón de personas por las fronteras occidentales de Ucrania, con Polonia como principal receptor.

Mapa del avance ruso en Ucrania.
Mapa del avance ruso en Ucrania. Juan Echanove

Mientras las delegaciones rusa y ucraniana se estrechaban la mano en su encuentro en la frontera polaca con Bielorrusia —los rusos de traje y corbata, los ucranianos con polares verde oliva— la artillería rusa ha seguido cayendo sobre las grandes ciudades. 33 personas ha muerto en un bombardeo sobre la ciudad Chernígov, 150 kilómetros al norte de Kiev, y 18 han resultado heridos.

En la capital, Kiev, los misiles rusos han continuado cayendo sobre barrios residenciales y la gigantesca columna de tropas y blindados ya está a menos de 30 kilómetros. Aunque la peor parte se la lleva Járkov, totalmente devastada tras ocho días de asedio y con paracaidistas rusos desplegados en la ciudad. Yakovlivka, un pueblo de 600 habitantes en la región de Járkov, ha sido borrado del mapa por completo, según la fiscalía general citada por Suspline Tv.

El bombardeo "destruyó todo el pueblo, es decir, 45 casas, 21 de las cuales quedaron completamente destruidas", añadían. También la ciudad de Jersón, al sur, ha sido arrasada y este jueves ha caído en manos rusas tras varios días de asedio, una pérdida vital para avance ruso hacia el norte y el oeste del Mar Negro.

Objetivo Odesa

Las prioridades de Putin pasan ahora por completar su dominio en el sur y establecer una corredor por tierra entre la península de Crimea y la región prorrusa del Donbás, al este del país. La caída de Jersón ya abre la puerta a que las tropas rusas avancen hacia Kiev desde el sur, pero parece que primero tratarán de tomar la ciudad costera de Odesa, el mayor puerto de Ucrania en el Mar Negro y, ahora mismo, su única salida al mar.

Hacia allí se dirigen ya cuatro buques de desembarco rusos y un avión enemigo ha sido derribado cuando atacaba una guarnición militar ucraniana, informa EFE. "Quieren destruir nuestra Odesa, pero lo único que verán será el fondo del mar Negro", ha dicho el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.

Rusia no tiene problemas en reconocer que lo que ocurre en ciudades como Kiev, Járkov, Mariúpol y Sumy, bajo su propio asedio, es el preámbulo de una "catástrofe humanitaria". Aunque el líder ruso responsabiliza a Kiev y a los "nacionalistas ucranianos" que cometen "atroces actos terroristas" al defender su propio país de la invasión.

Cruel cerco a Mariúpol

Otro días más, y ya van ocho, la bandera ucraniana sigue izada en los edificioes de Mariúpol, principal puerto en el Mar de Azov. Esta ciudad, totalmente rodeada y bajo la lluvia de proyectiles, es el último escollo para que Rusia se haga por casi por completo con los puertos de un mar interior que daría total seguiridad a su gran base naval de Sebastópol, en la península de Crimea. Putin no fue capaz de anexionarla en 2014, cuando sus tanques cocuparon Crimea, y ahora que el conflicto a escalado más allá de la región del Dombás, su control se le presenta imprescindible.

"Están haciendo un bloqueo como en la antigua Leningrado"

"Los soldados de la horda de Putin martillean constantemente la ciudad y no nos permiten evacuar a heridos, mujeres y niños. Esa escoria no encuentra otra forma de doblegarnos", aseguraba esta jueves Vadym Boychenko, alcalde de la ciudad. Acusó también a las tropas rusas de impedir el restablecimiento de los suministros de electricidad, agua y calefacción, dañar la red ferroviaria y bloquear la llegada de alimentos para su medio millón de habitantes.

"Están haciendo un bloqueo como en la antigua Leningrado. Deliberadamente destruyeron la infraestructura vital para el funcionamiento de la ciudad", subrayó. El sitio de Mariúpol recae sobre todo en las milicias separatistas prorrusas de Donetsk, una ciudad que también sufre bombardeos contra instalaciones civiles, aunque en este caso las bombas son lanzadas por el Ejército ucraniano. 

La OTAN y la UE se reúnen

La situación ha obligado a que los ministros de Exteriores de la OTAN y los de la Unión Europea realicen reuniones extraordinarias para abordar la invasión y evaluar las medidas que están tomando para "garantizar la seguridad europea".

Los ministros aliados celebrarán una reunión en la sede de la OTAN por la mañana, a la que han invitado además a sus homólogos de Finlandia y Suecia —también amenazadas por Putin— así como al alto representante de la UE para Asuntos Exteriores, Josep Borrell.

"No somos enemigos de Rusia, somos amigos de Ucrania"

La OTAN ya ha  puesto en marcha un refuerzo de efectivos en el este de la Alianza con aportaciones suplementarias de los aliados a misiones que estaban ya en marcha, pero también con el despliegue de su Fuerza de Respuesta, hasta 40.000 efectivos terrestres, aéreos, marítimos y de operaciones especiales que puede desplegarse con poca antelación en caso necesario.

Que la Alianza atlántica entre en territorio ucraniano está descartado si quiere evitarse una Tercera Guerra Mundial y un desastre nuclear. Tampoco entrarán los cazas aliados en el espacio aéreo ucraniano ni se prestarán al Ejército del país invadido. "No somos enemigos de Rusia, somos amigos de Ucrania", intentan trasladar los dirigentes. Otra cosa es que Putin también lo interprete así después de que la UE haya desbloqueado 450 millones de euros en armas letales para el Ejército de Kiev que saldrán de países de la UE, pasarán por territorio de la UE y enseñarán a usar militares de la UE.

Posibles nuevas sanciones contra Rusia

Bruselas ya está trabajado en una cuarta ronda de sanciones económicas contra Rusia. Muscó ya está sufriendo el aislamiento del Banco Central ruso, la exclusión de varios bancos del sistema de comunicación SWIFT —aunque el boomeran también golpeará a la economía de la UE— yse ha sancionado a una lista de oligarcas rusos que sostiene el régimen de Putin. En todo caso, no se esperan decisiones concretas sobre nuevas sanciones este viernes.

Estados Unidos ha anunciado este jueves sanciones a ocho oligarcas rusos y sus familiares, incluido el supuesto "testaferro" del presidente Putin, Alisher Usmanov, y al portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.

El Departamento de Estado prohibió además la entrada en EEUU de 19 oligarcas rusos y sus parientes, mientras que el Tesoro bloqueó los posibles activos bajo jurisdicción estadounidense de siete organizaciones rusas y 26 personas que promueven la "desinformación" sobre la guerra en Ucrania.

No aparecen, sin embargo, en la lista de sanciones del Tesoro dos figuras que sí están en la de la UE: los empresarios Petr Aven y Mijaíl Fridman, de los cuales el último era dueño de la cadena de supermercados Dia hasta su dimisión el martes.

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