Este artículo se publicó hace 4 años.
Violencia machistaCon hijos y sin denuncia previa, así es el perfil de la víctima de asesinatos machistas
El estudio de las sentencias dictadas en 2018 por violencia de género muestra que sólo el 15,4% de las víctimas mortales había denunciado a su agresor; el 66,7% tenía hijos y en el 13% de los casos los hijos menores fueron testigo de los hechos.
Madrid-
El estudio de las sentencias dictadas en 2018 por violencia de género en el ámbito de la pareja o la expareja muestra que sólo el 15,4% de las víctimas mortales había denunciado a su agresor; el 66,7% tenía hijos y en el 13% de los casos los hijos menores fueron testigo de los hechos.
El análisis, difundido este lunes, lo ha realizado el Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), que se ha centrado en 46 sentencias (39 de ellas sobre homicidios o asesinatos) y que subraya las peculiaridades de un delito en el que con frecuencia la víctima no denuncia a su agresor, pese a estar sometida a ataques continuos.
De las 39 resoluciones sobre homicidios o asesinatos en el ámbito de la pareja, 37 tenían como víctima a una mujer y dos, a un hombre.
Sólo uno de los acusados fue absuelto al considerar los miembros del jurado que no había pruebas suficientes contra él.
Ante la baja tasa de denuncias, el Observatorio pide a todas las administraciones que proporcionen más información a las víctimas sobre sus derechos y los recursos existentes y que mejoren la detección de situaciones de riesgo en mujeres que no quieren denunciar, pero acuden a centros sociales para pedir ayuda.
En el 66,7% de los casos consta que las víctimas tenían hijos, la mayoría menores de edad. En seis casos los menores fueron testigos de los hechos, lo que tiene "consecuencias devastadoras" para su salud psicológica al quintuplica el riesgo de que desarrollen problemas mentales, advierten los expertos.
La mayoría de las condenas (31) fueron por delito de asesinato –lo que implica que la muerte se ejecutó con alevosía, ensañamiento o precio, recompensa o promesa– y la pena de prisión media impuesta fue de 21,9 años; en tres resoluciones se trató de un homicidio (condena media de 14,7 años) y sólo en una se consignó un homicidio imprudente (4 años).
La circunstancia agravante más fue la de parentesco, seguida de la alevosía.
Por primera vez este análisis revisa la agravante de género, introducida en el Código Penal de 2015 y aplicada en el 31,4% de las sentencias estudiadas.
Sobre las causas que desencadenaron los crímenes, se destaca que vuelve a predominar una relación de dominio del agresor sobre la mujer, puesta de manifiesto en la existencia de malos tratos previos o por la negativa del hombre a aceptar que la víctima quisiera poner fin a la relación, circunstancia que se consignó en 13 casos.
Destaca el Observatorio que en ninguna de las sentencias se aplicaron circunstancias eximentes, pero que en diez sí hubo atenuantes.
Aunque en menor medida que en años anterior, la confesión fue la atenuante más apreciada, en un 17% de los casos, seguida de embriaguez o la adicción a sustancias.
Destaca también que en las sentencias en las que se deja constancia del comportamiento del agresor tras el crimen, en el 50% de los casos el condenado se entregó a las autoridades. Y el Observatorio vuelve pedir que se suprima el beneficio penal de confesión y entrega voluntaria en estos de delitos, ya que en ningún otro tipo delictivo se observan cifras similares.
En cuanto a las penas accesorias, la pérdida de la patria potestad se aplicó en siete casos (20%).
El estudio de las sentencias muestra un aumento de la edad media en agresores (45,1 años) y víctimas (43,7) y este año incluye un análisis forense que revela que los crímenes se cometieron fundamentalmente de noche y que el método más usado fue el arma blanca.
Se revisan también las tres sentencias dictadas en 2018 por violencia doméstica: dos homicidios y un asesinato cometidos por mujeres y castigados con penas de entre 6 y 17 años de prisión.
En los tres casos se trataba de parejas de hecho que convivían cuando se produjeron los crímenes: en dos casos la víctima fue un hombre, mientras que en el tercero fue una mujer.
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