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Nobel de la Paz Ouided Mouchmaoui: "Las mujeres no estamos presentes en los puestos de decisión"

Entrevista con Ouided Mouchmaoui que recibió el premio Nobel de la Paz en 2015 por ser parte de la solución en Túnez tras la Primavera Árabe.

Manuela Carmena durante el evento.

marta nebot

Antes de que abrieran la boca, la imagen decía un montón de cosas. En el estrado de la nave 16, la más grande del Matadero de Madrid, que sin embargo es bajito para no hablar al público desde las alturas, sentadas una al lado de la otra en unas sillas blancas muy sencillas, había diez mujeres importantes muy distintas pero todas con una expresión de determinación propia.

Estaban allí para clausurar el II Foro Mundial sobre Violencias Urbanas y Educación para la Convivencia y la Paz y, cada una a su manera, venía a decir que la violencia no es consustancial al ser humano, que es el fruto de una cultura que se puede cambiar.

Manuela Carmena organizó este foro el año pasado porque, según dijo a los suyos, "además de pensar en más seguridad, habrá que pensar en cómo prevenir las violencias". La alcaldesa tenía la sensación de que esa asignatura, la de prevenir antes de reprimir, estaba quedando pendiente en el mundo entero y el mundo le está dando la razón. El año pasado vinieron cientos de personalidades y éste, 1000 participantes destacados de los cinco continentes han acudido a su cita.

La alcaldesa fue la última en intervenir en la clausura femenina de este año y afirmó, sin pudor, que "la violencia está ligada a la cultura del machismo y a ese concepto erróneo de la masculinidad", que las mujeres somos “agentes de paz” y "siempre lo fuimos" y que "nuestras manos no están manchadas de sangre; están llenas de esperanza"; y, además, recordó que esto no es un decir sino lo que dicen los datos. Las mujeres somos, con mucha diferencia, menos violentas (de los 400 homicidios diarios que se producen en Latinoamérica solo un 1% son cometidos por mujeres) y la violencia interpersonal ha disminuido un 16% en todo el mundo, según dijo. Así que todavía hay más motivos para la esperanza, afirmó, porque la cultura de la paz funciona y avanza. "Y eso se debe en parte al triunfo de los valores de las mujeres", aseguró.

"Las mujeres no rehuimos el conflicto. Cuando hay injusticia hay que revelarse", dijo, "pero la gran diferencia es que nosotras no usamos la violencia para resolver los conflictos". "Solo hay que leer a las mujeres del pasado. Las corresponsales de guerra todas hablaban en contra de la guerra, pero no se les escuchaba. Ahora estamos aquí sus hijas y nietas para que se sepa que la voz de las mujeres es la voz de la paz", afirmó emocionando al público. "¿Por qué hemos elegido este extraordinario panel para terminar?”, preguntó al aire y se respondió: “Tiene una explicación: nosotros hemos definido 2018 como el año violeta. Millones de mujeres salieron a la calle para recordar que el protagonismo de las mujeres es algo pendiente. Debemos ser protagonistas en el siglo XXI y en los siglos siguientes".

Las otras nueve mujeres líderes de la política y la sociedad presentes también dejaron sus perlas durante más dos horas, ante un auditorio que interrumpió con aplausos sus intervenciones. La Secretaria General Iberoamericana, Rebeca Grynspan, afirmó rotunda:

"Hay que cambiar la concepción de las masculinidades y hay que lograr que las mujeres tengan más autonomía", después de reconocer que es en Latinoamérica donde más mujeres son asesinadas solo por serlo. También señaló que hay medidas muy concretas que funcionan: "Sabemos que donde se ponen zonas públicas para deporte, cultura o arte, se reduce la violencia. Sabemos que donde hay menos hacinamiento se reduce la violencia. Sabemos que poner más luz en la ciudad reduce la violencia". Así que, concluyó, "sabemos cómo, la pregunta es cuánto tiempo tardaremos en hacerlo". Ella, como otras, hizo hincapié en que la violencia viene de la mano de la desigualdad.

La región latinoamericana estuvo representada también por la presidenta de la Asociación de Municipalidades de Bolivia, Rocío Alejandra Molina, y por la alcaldesa de Rosario, Mónica Fein.

Molina destacó que más del 50 por ciento de los parlamentarios bolivianos son mujeres, pero que todavía hay mucho que hacer para erradicar la "violencia estructural". "Cada vez que una niña no puede ir al colegio, eso es violencia estructural", dijo y arrancó el aplauso del público. Por su parte, Fein habló del movimiento feminista en Argentina y de su lucha por aprobar una ley en favor de la interrupción voluntaria del embarazo.

Además, también participaron Liv Torres, directora ejecutiva del Centro Nobel de Paz; Concepción Gamarra, alcaldesa de Logroño del PP y vicepresidenta primera de la FEMP; Beatrice Fihn, directora ejecutiva de la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares; Emilia Saiz, secretaria general de CGLU (Ciudades y Gobiernos Locales Unidos); Elena Biurrun, alcaldesa de Torrelodones, y la tunecina Ouided Bouchmaoui, premio Nobel de la Paz 2015, que contestó a nuestras preguntas tras la clausura.

Ouided Mouchmaoui, recibió el premio Nobel de la Paz en 2015 por ser parte de la solución en Túnez, desde la sociedad civil, tras la Primavera Árabe, cuando la sombra de un golpe de estado se hizo allí más que alargada. Ese año estuvieron nominados junto a ella Merkel y el Papa Francisco, pero la academia sueca optó por su candidatura, como este año ha optado por Denis Mukwege y Nadia Murad y no por Trump, Putin ni Puigdemont. Mukwege es un ginecólogo congoleño que cura a mujeres violadas en la República Democrática del Congo y Murad, una activista iraquí que fue secuestrada y vendida como esclava sexual por el ISIS. Ambos han sido galardonados por su lucha contra la violencia sexual.

Mouchmaoui no ha huido de preguntas difíciles; responde que no cree que el Nobel se haya vuelto feminista por los premios de este año, que la paz no distingue ni por razas, ni por religiones, ni por sexos; que los premios Nobel de la paz más cuestionados –como los de Kissinger u Obama, nada más ocupar el cargo– son fruto de cada momento y que hoy es un momento distinto. Sigue pensando que los premios Nobel de la paz son los más importantes del mundo y que tratan de señalar símbolos para la acción, para que las cosas realmente cambien y no solo de palabra.

Ouided Mouchmaoui durante la entrevista.

Ouided Mouchmaoui durante la entrevista.

¿Por qué cree usted que es importante un foro cómo este?

Porque ahora tenemos ataques terroristas en todos los sitios, violencia en todas partes y en todas las ciudades. Así que creo que es buena idea discutir juntos para encontrar buenas propuestas para reducirlos, para hablar y escuchar a la gente, para entender porqué tenemos ahora esta violencia y para compartir experiencias que están funcionando.

De las 106 personas que han recibido el Nobel de la paz solo 17 son mujeres, ¿por qué cree usted que son tan pocas?

Porque hay un problema. Las mujeres representamos a más del 50% de la población mundial pero no estamos presentes en los puestos de decisión; y creo que eso se debe a dos puntos principalmente: primero, tenemos que ser capaces de ser capitales para nosotras mismas, capaces de creer que podemos estar en esa posición; y, en segundo lugar, tenemos que encontrar reglas que animen a las mujeres a ponerse al frente y así, quizás, de nuestras niñas saldrán más líderes y más premios que necesitamos.

¿Usted hablaba en el panel de la importancia de que las mujeres aprendamos democracia? ¿A qué se refiere?

Sí, claro. Si cuando somos niñas, en casa, si se nos prepara para la democracia; si vivimos esa democracia en casa y aprendemos su importancia para vivir todos en paz… Yo por eso enfoco mi discurso en la importancia de la educación y en la emancipación de las mujeres.

¿Y qué me dice de los hombres? ¿Se sienten amenazados?

No, en absoluto. Ellos son la otra mitad de la población. Necesitamos estar juntos para cambiar el mundo, para terminar con la brutalidad en todas partes y no pueden trabajar solos. Ellos nos necesitan y nosotras a ellos.

Y, por último, ¿usted cree que la paz tiene alguna oportunidad ahora? ¿Llegará en este siglo?

La paz es el único camino para abrir nuestras fronteras y si no viviremos siempre con miedo, cada uno en sus casas, sin democracia, sin progreso, nada… Así que es completamente necesaria y tenemos que construirla juntos. No tiene sentido pensar en cuándo llegará, solo lo tiene ponerse manos a la obra.

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