Este artículo se publicó hace 4 años.
Incendio en BadalonaUna bomba de relojería que nadie supo desactivar
El incendio es la historia de una tragedia augurada que ha golpeado duramente a un colectivo doblemente vulnerable, que subsistía, en su mayoría sin papeles, recogiendo chatarra de la basura de Badalona para poderla vender a cuatro duros.
Madrid-
Una nave abandonada, un centenar de migrantes sin hogar y años de abandono: munición suficiente para que un devastador incendio, que se ha cobrado la vida de al menos tres personas, haya hecho estallar una bomba de relojería de la que muchos alertaban pero que nadie fue capaz de desactivar.
Es la historia de una tragedia augurada que ha golpeado duramente a un colectivo doblemente vulnerable, que subsistía, en su mayoría sin papeles, recogiendo chatarra de la basura de Badalona (Barcelona) para poderla vender a cuatro duros.
"Aquí nadie viene a ayudarnos. No tenemos derechos, necesitamos buscarnos la vida", asegura Mina, una de las mujeres que residía en la nave incendiada del barro del Gorg, ocupada desde hace años por decenas de inmigrantes sin otro techo al que acudir. "Ni siquiera nos han preguntado si necesitábamos mascarillas en plena pandemia", ha lamentado.
A escasos metros de ella, Mansur, también subsahariano, vivió durante diez años en la nave, apuntala sus palabras: "A veces parece que no haya humanos en este mundo. No teníamos ni agua".
Los migrantes que ocupaban la nave siniestrada estaban organizados y malvivían recogiendo chatarra y muebles viejos
En un estado de extrema pobreza, los migrantes que ocupaban la nave siniestrada estaban organizados y malvivían recogiendo chatarra y muebles viejos y, aunque los servicios sociales del Ayuntamiento y la Cruz Roja les prestaban soporte sanitario, la irrupción de la pandemia ha agravado su situación. Al escaso apoyo se han sumado en los últimos tiempos algunos conflictos vecinales, cuya raíz las entidades sociales sitúan en un grupo de ocupantes "oscilante" que iba y venía y que ha generado más de un "problema de convivencia".
"Con esta situación de precariedad, es normal que pueda surgir un conflicto u otro, pero hasta hace poco no había problemas, aunque ahora parece que sí los había con los vecinos", explica a las puertas de la nave Angelina Lecha, de Stop MareMortum y Badalona Acull, que ha visitado la finca en varias ocasiones, la última el pasado verano.
Si antes del coronavirus los ocupantes podían ir de aquí para allá a base de trapicheos, la pandemia y el confinamiento han desmontado por completo su "modus vivendi", tal como señala el portavoz de la plataforma Sant Roc Som Badalona, Carles Sagués, quien asegura, por otro lado, que la nave contaba con todos los ingredientes para que se produjera una desgracia. "Todo el mundo sabía que algo así podía suceder, pero nadie ha hecho nada. Lo mejor que ha hecho la administración hasta ahora es mirar hacia otro lado", recalca.
Diez minutos antes del incendio, la Guardia Urbana y la Policía Nacional habían concluido un operativo
La versión del consistorio no es exactamente la misma: aunque reconocen que el edificio estaba ocupado desde hacía tiempo, garantizan que tenían el problema "localizado" y que se estaba "actuando a nivel social, policial y urbanístico", aunque no fuera posible acceder al interior. De hecho, diez minutos antes del incendio, la Guardia Urbana y la Policía Nacional habían concluido un operativo, uno de tantos, de control perimetral de la zona y ya se había abierto un proceso administrativo de sanción urbanística a los propietarios de la nave.
"Cada dos por tres venía la policía a hacer controles, pero no podían hacer nada porque legalmente no es fácil. Había quedado en punto muerto", agrega Arnau, el farmacéutico de la misma calle, a quien no se le escapa apostillar: "Esto se veía venir. Había mucha aglomeración de gente".
Pero no todos los vecinos parecen convencidos con la forma cómo se venía gestionando la situación y desde varias esquinas resuenan una y otra vez los mismos cuchicheos, comentarios que no dejan duda del efecto que ha producido sobre los habitantes de esta zona, de marcado carácter industrial, el desfile de políticos y personalidades que se han acercado al barrio en las últimas horas.
"Ahora que ha pasado esto vienen todos a preocuparse", comentan los vecinos.
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