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¿Qué uso tienen las instalaciones deportivas de los Juegos Olímpicos de Barcelona'92 treinta años después?

Gran parte de las infraestructuras que acogieron las competiciones mantienen su uso, en algunos casos con el mismo deporte que durante los Juegos, pero también existen numerosos ejemplos que se han transformado en equipamientos deportivos para uso ciudadano. En otros, el deporte ha desaparecido, mientras que el Palau Sant Jordi y el Estadi Olímpic combinan la función deportiva con la celebración de grandes conciertos u otros eventos.

27/03/2021-El grupo español de indie rock e indie pop, Love of Lesbian, durante su concierto en el Palau de Sant Jordi, en Barcelona, Cataluña, a 27 de marzo de 2021
El grupo español de indie rock e indie pop, Love of Lesbian, durante su concierto en el Palau de Sant Jordi, en Barcelona, Cataluña, a 27 de marzo de 2021. Pau Vento / Europa Press

30 años después de celebrarse, uno de los legados indiscutibles de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 son las decenas de instalaciones deportivas que se construyeron o reformaron para el evento y que hoy en día siguen plenamente en uso. En algunos casos mantienen la función original, en otros se han transformado en equipamientos de utilización básicamente ciudadana y también las hay que, directamente, se han reconvertido plenamente y han dejado de ser instalaciones deportivas. En cualquier caso, a diferencia de lo que ha sucedido en otras ciudades olímpicas, Barcelona'92 no ha generado una cartografía de fósiles deportivos formada por equipamientos de un coste millonario que han quedado sin uso y se han ido degradando con los años.

Según recuerda el libro Barcelona, ciutat de l'esport, editado por el Ayuntamiento de la ciudad con motivo del 25 aniversario de los Juegos, el evento contó con un total de 43 instalaciones deportivas, 15 de las cuales eran de nueva construcción (8 en Barcelona y 7 en las subsedes), 10 fueron renovadas o ampliadas y 18 ya existían y no necesitaban obras.

Su construcción y remodelación supuso el 9,1% de las inversiones comprendidas para la cita olímpica y, según recuerda el volumen, "se ubicaron las instalaciones donde se creía que podía haber recorrido el deporte y constituir un legado, por ejemplo el balonmano en Granollers y el baloncesto en Badalona. El deporte tenía una tradición y los Juegos sirvieron para consolidarla".

Un legado para el deporte y la cultura

Dos de las instalaciones más emblemáticas de la cita olímpica son el Palau Sant Jordi y el Estadi Olímpic Lluís Companys, que en las últimas tres décadas han acogido numerosas competiciones deportivas, así como conciertos y otro tipos de eventos. En este sentido, no cabe duda de que el nivel de uso del Sant Jordi ha sido más destacado que el del Estadi Olímpic, especialmente por la intensa agenda de conciertos que se despliega en el pavellón.

Sin embargo, en ninguno de los dos casos se ha consolidado la utilización periódica por parte de un equipo deportivo profesional, aunque el Sant Jordi acogió durante algunas temporadas de la década de los 90 los partidos de competición europea del Barça de baloncesto y el Estadí Olímpic fue la sede del Espanyol entre 1997 y 2009 y también de los partidos de fútbol americano de los desaparecidos Barcelona Dragons. Además, el Barça jugará en este lugar la temporada 2023-2024 por las obras de reforma del Camp Nou.

La gestión de ambas instalaciones es totalmente pública, ya que recae en Barcelona de Serveis Municipals (B:SM), propiedad del Ayuntamiento. Construido con motivo de los Juegos, el Palau Sant Jordi acogió la competición de gimnasia artística y las finales de las competiciones de balonmano y voleibol. Posteriormente se han realizado decenas y decenas de eventos deportivos, como los Campeonatos del Mundo de Natación de 2003 y 2013 —se instaló en él una piscina olímpica—, finales de la Copa Davis de tenis o de la Euroliga de baloncesto, los X Games, pruebas de trial o incluso de snowboard o partidos de un Mundial de Balonmano.

El Estadi Olímpic Lluís Companys y el Palau Sant Jordi, "instalaciones integradas en la ciudad" según fuentes municipales

El Estadi Olímpic Lluís Companys —esta denominación data de 2001— fue reformado por los Juegos, donde tuvo lugar el escenario de las ceremonias de inauguración y clausura, así como de las competiciones de atletismo. En estos momentos es el segundo estadio de mayor capacidad de la ciudad, con unos 55.000 espectadores, solo por detrás del Camp Nou.

Fuentes municipales destacan que se trata de dos "instalaciones integradas en la ciudad, que están muy cercanas al centro y en buen estado de conservación, preparadas para su utilización en cualquier momento". Asimismo, subrayan que la diferencia en aforo entre el Estadi y el Sant Jordi permite que los dos equipamientos "se complementen bien" a la hora de acoger grandes conciertos y, de hecho, la presencia de los dos equipamientos sitúa a la ciudad dentro del "circuito mundial" de eventos de este tipo.

Según los datos de B:SM, entre 2000 y 2020, por el Estadi han pasado unos 12 millones de personas, pero hay que tener en cuenta que alrededor de la mitad —unos 6 millones— corresponden a los partidos que el Espanyol jugó como local hasta el 2009. Desde entonces, la afluencia es menor y, de hecho, la mayoría del millón de asistentes anuales al Anillo Olímpico acuden al Sant Jordi.

Transformación en gimnasios municipales

También en el Anillo Olímpico de Montjuïc se encuentran las Piscinas Picornell y la Piscina Municipal de Montjuïc. Las primeras, inauguradas en 1970 y remodeladas para los Juegos, acogieron competiciones de natación, natación sincronizada, waterpolo y pentatlón moderno, mientras que en la segunda se realizaron las pruebas de salto de trampolín. Ambas instalaciones fueron utilizadas también durante los Campeonatos del Mundo de Natación de los años 2003 y 2013 y ahora mismo su uso lo gestiona la empresa Forus.

Las Picornell se han convertido en un Complejo Deportivo Municipal que se utiliza todo el año, mientras que la Piscina de Montjuïc solo abre algunas semanas en verano. Más allá de las citadas competiciones internacionales, la piscina de saltos ha tenido poco uso competitivo y recurrentemente han aparecido denuncias sobre su mal estado de conservación. En 1992, en el Anillo Olímpico también se celebraron las pruebas de lucha, en concreto en el edificio del INEFC, destinado desde entonces fundamentalmente al uso académico, ya que acoge estudios universitarios.

La transformación de instalaciones de los Juegos en complejos deportivos para los barceloneses gestionados por empresas es un modelo recurrente, ya que además de Picornell también lo encontramos en el Polideportivo Municipal de la Espanya Industrial (pruebas de halterofilia durante los Juegos), el Pabellón del Vall d'Hebron (voleibol en los Juegos), el Polideportivo de la Estació del Nord (se hizo tenis de mesa) o el pabellón de la Mar Bella (bádminton). El Centro Municipal de Tenis del Vall d'Hebron sigue dedicado a este deporte, mientras que tampoco ha cambiado su uso el Velódromo de Horta, destinado al ciclismo.

Inaugurado en 1984, actualmente es la sede de la Federació Catalana de Ciclisme y acoge pruebas como el Trofeo Internacional Ciutat de Barcelona. Gestionado por el Ayuntamiento de Barcelona, en 2015 se cambió la madera de la pista —que todavía era la primigenia— y la gran demanda de la Federación es que la infraestructura se cubra, de modo que se pueda utilizar con independencia de las condiciones meteorológicas.

El Port Olímpic, que ha pasado a manos municipales después de que finalizara la concesión a 30 años, quiere ampliar el uso ciudadano y acercar la vela a los barceloneses, pero también mantiene un uso deportivo, que se reforzará en el 2024 con la celebración de la Copa América, mientras que el Campo Olímpico de Tiro con Arco, ubicado en Vall d'Hebron, era una instalación temporal destinada a desaparecer.

El antiguo Palau d'Esports de Barcelona, que acogió partidos de voleibol y la competición de gimnasia rítmica durante los Juegos, mutó en el 2000 para transformarse en el Barcelona Teatre Municipal y el Palau de la Metal·lúrgia, ubicado en la Fira de Barcelona, mantiene su función ferial, después de ser escenario de esgrima. El Camp Nou y el antiguo estadio de Sarrià, que acogieron partidos de fútbol, el Real Club de Polo, sede de la hípica, o el Palau Blaugrana, donde se hicieron pruebas de judo, taekwondo o hockey patines, fueron otras instalaciones utilizadas durante los Juegos.

¿Y fuera de la capital?

En cuanto a las instalaciones de las subsedes de los Juegos, han mantenido el uso el Pavelló Olímpic de Badalona —se jugó a baloncesto y es la casa del Joventut—, el Palacio d'Esports de Granollers —sede del equipo local de balonmano—, los pabellones de hockey de Reus, Sant Sadurní de Anoia y Vic, y el campo de béisbol de Viladecans.

El Club Natació Banyoles ha asumido las instalaciones que se realizaron en el estanque del municipio para acoger las competiciones de remo; el Canal Olímpico de Castelldefels, sede del piragüismo, está gestionado directamente por la Generalitat y acoge a varios clubs; y el Parc Olímpic del Segre, en la Seu d'Urgell, acogió el piragüismo en aguas bravas y desde entonces se han celebrado pruebas internacionales de este deporte y también se realizan diversos deportes de aventura organizados por empresas.

En cambio, el Estadi Olímpic Municipal de la Feixa Llarga, en L'Hospitalet de Llobregat, ha pasado del béisbol durante los Juegos a ser la sede del club de fútbol de la ciudad, mientras que el Estadi Olímpic de Terrassa ha pasado del hockey hierba en el fútbol, si bien este verano ha vuelto al uso original al acoger el mundial de hockey femenino hace apenas algunas semanas. Un caso curioso es el del Campo de Tiro Olímpico de Mollet del Vallès, ya que lo utiliza la Federació Catalana de Tir Olímpic para realizar competiciones, pero también el Institut de Seguretat Públic de Catalunya, para el entrenamiento y formación de policías locales y mossos d'escuadra.

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