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De interés general. Un barrio por un parque Los héroes de barrio que tumbaron uno de los símbolos de la corrupción del PP de Esperanza Aguirre

Este jueves se estrena 'De interés general. Un barrio por un parque', documental que narra la lucha de un grupo de vecinos del barrio madrileño de Chamberí contra el campo de golf que impulsó en 2007 la Comunidad de Madrid.

Parque sí en Chamberí
Una de las concentraciones contra el campo de golf y a favor de del parque en Chamberí, hace unos años. Archivoo / Parque Sí en Chamberí

Todo empezó con una pancarta en el balcón de un piso en el distrito madrileño de Chamberí. Un gesto modesto, prosaico, aparentemente inofensivo que sin embargo supuso el inicio de la lucha de un grupo de vecinos del céntrico barrio contra los caprichos de la entonces todopoderosa Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid en aquella época, empeñada en construir un campo de golf en pleno centro de la capital en vez del parque que el Ayuntamiento de Madrid les había prometido a los vecinos tres años antes, en 2003. Lejos de resignarse, un grupo de ciudadanos se unió para plantar cara a esa decisión. El campo de golf llegó a construirse y fue inaugurado a bombo y platillo en 2007, pero se desmanteló a principios de 2018 tras ser declarado ilegal y para 2023, veinte años después, los vecinos de Chamberí podrán disfrutar finalmente de su parque: ganaron aquel pulso al poder.

Ahora el documental De interés general. Un barrio por un parque dirigido por Miguel Ángel Sánchez recoge la historia de estos héroes de barrio que se enfrentaron al PP de Esperanza Aguirre cuando éste sumaba una mayoría absoluta tras otra en Madrid. Una historia que, tirando del tópico, podría definirse como la de David contra Goliath, o en palabras del propio Sánchez, como "la unión de unos pequeños héroes contra un gigante".

Pequeños héroes que no desfallecieron nunca pese a los obstáculos que encontraron en el camino y que fundaron la asociación vecinal Parque Sí en Chamberí, a través de la cual vertebraron su reivindicación, su protesta y su denuncia contra un campo de golf que terminó convirtiéndose en todo un símbolo de la corrupción que anidó en el PP de Aguirre durante aquellos años.

El parque prometido en 2003 se iba a construir en unos terrenos del Canal de Isabel II, la empresa pública de aguas de la Comunidad de Madrid. Incluso el Ayuntamiento de Madrid llegó a conceder la licencia de obras. El proyecto suponía unos 100.000 metros cuadrados de parque de uso público y gratuito en uno de los distritos con menos zonas verdes de la capital.

Todo cambió cuando Aguirre llegó a la presidencia de la Comunidad de Madrid en noviembre de 2003. Su número dos, Ignacio González, se convirtió en presidente del Canal de Isabel II. El parque ya no interesaba y Aguirre se empeñó en construir un campo de golf de pago en pleno centro de la ciudad. "Fue idea mía", aseguró años después la expresidenta madrileña. Pero para ello se saltó la ley, como luego certificaron los tribunales.

A partir de la llegada de Ignacio González a la presidencia del Canal de Isabel II, el proyecto inicial del parque se modificó y se reservaron cuatro hectáreas de los terrenos de Chamberí para construir el campo de golf. El organismo presidido por González otorgó la gestión y explotación del campo a un consorcio formado por las empresas Tecnoconcret, Soto Once e Iridium. Tecnoconcret, era propiedad de un socio del hermano y del cuñado de González. Años después la Audiencia Nacional, en la llamada Operación Lezo, descubrió todo el lodazal que se escondía detrás de este campo de golf y acusó a González de tráfico de influencias y de cobrar mordidas y comisiones ilegales. Ahora González se enfrenta a una petición de seis años de cárcel por sus amaños en los contratos.

Al principio este grupo de vecinos de Chamberí no sabía nada de comisiones ilegales ni de la corrupción que se estaba larvando. Ellos se movilizaron contra lo que consideraban un abuso de poder y una decisión arbitraria. Llevaron su pelea a las calles, pero también a los tribunales. Los jueces les dieron la razón muchas veces, pero comprobaron lo largos que eran los tentáculo del poder.

La primera vez que la Justicia tumbó el campo de golf, el Gobierno de Aguirre lo declaró de interés general para sortear el problema con las licencias urbanísticas y blindar así su proyecto. Los vecinos no desistieron: siguieron peleando en los tribunales e incluso denunciaron en 2009 a González cuando empezaron a salir a la luz sus trapos sucios. En enero de 2010 una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid anuló la decisión del Ejecutivo madrileño de construir el campo de golf. Pero González y Aguirre no se iban a rendir tan rápido: tenían el comodín del entonces Fiscal Jefe de la Audiencia Provincial de Madrid, Manuel Moix, amigo cercado de González. Moix puso todas las trabas posibles y los vecinos comprobaron en carne propia lo alambicado y complejo que es enfrentarse al poder.

Fue el Tribunal Supremo el que sentenció en enero de 2013 que el campo de golf era ilegal. Pero González, ya por entonces presidente de la Comunidad de Madrid, se sacó otro as de la manga: la promulgación de un Plan Especial para declarar legal lo que los tribunales habían declarado ilegal. Había que volver a empezar de cero. A los vecinos no les importó librar otra batalla, aunque esta ya fue la última: en septiembre de 2016 el Tribunal Superior de Justicia de Madrid también tumbó el Plan Especial de González. La Comunidad de Madrid, con Aguirre y González ya fuera del Gobierno madrileño, no tuvo más remedio que rendirse y aceptar lo que los tribunales le venían diciendo desde hacía más de una década. Tras los consabidos trámites administrativos, el campo de golf fue derribado en febrero de 2018.

Un ejemplo para otros

Esa es la historia de una década de lucha que los propios protagonistas cuentan ahora en primera persona en un documental  que se ha financiado vía crowfunding y que han coproducido los propios vecinos implicados. "Queremos contar nuestra historia antes de que otros se aprovechen de nuestro esfuerzo. Que nuestra voz sea la voz de los miles de colectivos que se enfrentan a diario contra la corrupción y el poder pero que pocas veces pueden ganar. Porque cuando alguna vez, alguna vez, se gana, tenemos que contarlo a los cuatro vientos", afirma Carmen Ochoa, secretaria de Parque Sí en Chamberí y una de las pioneras de esta lucha vecinal.

Miguel Ángel Sánchez, el director del documental, abunda en que "el sentido de la película es mostrar que no hay peor batalla que la que uno no se atreve a librar. La dignidad de la gente que protagonizó esta pelea y que estuvo implicada tan generosamente es algo muy bonito e inusual y es un mensaje muy potente para otros colectivos y otras asociaciones".

El estreno este jueves 23 de septiembre del documental De interés general. Un barrio por un parque es otro triunfo para los vecinos. Pese a que, como dice su director, es "una película incómoda para el poder" es una película necesaria y ejemplar, que tiene mucho de retrato de una época en Madrid, la de los años de Aguirre. "Es una crítica contra una cierta manera de ejercer el poder", certifica Sánchez, convencido de que una de las grandes enseñanzas de la pelea de estos vecinos de Chamberí es que "en una sociedad donde impera el individualismo, donde todos peleamos por nuestra supervivencia, no podemos abdicar de nuestra responsabilidad individual por pequeña que sea, porque al final todo suma, incluso para luchar contra gigantes".

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