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Los oncólogos creen posible reducir
la incidencia del cáncer retrasando
el envejecimiento de las células

María Blasco, directora del CNIO, explica que su equipo ha logrado retrasar la aparición de esta enfermedad en ratones y aumentar su supervivencia un 24% retardando el envejecimiento con enzimas de telómeros.

María Blasco, bióloga molecular y directora del proyecto, este viernes en los Cursos de Verano de la Complutense de El Escorial/NACHO CALONGE

A. VICENTE

SAN LORENZO DEL ESCORIAL.- ¿Y si se pudiera vencer al cáncer no envejeciendo? Es lo que estudia María Blasco, directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, el organismo de referencia de la lucha contra esta enfermedad en España. La teoría de partida de esta investigadora y su equipo es que tanto el cáncer como muchas otras enfermedades están asociadas al envejecimiento de las moléculas. "No estamos hablando de unas arrugas, sino de las células", ha recalcado la investigadora este viernes en los Cursos de Verano de la Complutense.

"Cáncer, problemas cardiovasculares, alzheimer... tienen el mismo inicio por envejecimiento. Conocer las causas y el comportamiento de las células nos va a permitir retrasar la aparición del envejecimiento molecular, lo que nos llevará a retrasar la aparición de la enfermedad", ha explicado la bióloga molecular. 

El conponente clave sería la telomerasa, enzima presente en las células que, con el envejecimiento, se van acortando a causa de la división celular junto con la inyección de vectores adenoasociados (virus). "El envejecimiento se produce porque tenemos poca telomerasa, si fuéramos capaces de hacer enzimas de telomerasa más grandes e inyectar estos virus en personas sería un gran paso", ha explicado Blasco.

"El cáncer, problemas cardiovasculares, alzheimer, todas ellas podrían solucionarse retrasando el envejecimiento" 

Blasco y su equipo empezaron a realizar los primeros ensayos clínicos con ratones en 2001. Los resultados han sido "excelentes", según la investigadora. Tras la inyección del vector y el alargamiento de la telomerasa en ratones, "había mejor tolerancia a la glucosa, mejor osteoporosis y mucha menos incidencia de cáncer, que también aparecía más tarde". 

Contrarrestar el envejecimiento antes de nacer

La investigación también se centra en intentar bloquear el envejecimiento justo antes de nacer, creando, en una primera fase, ratones no natos a los que se les inyectan enzimas ultralargas de telómeros. Los resultados también fueron satisfactorios. Tras su nacimiento y progresivo envejecimiento, los animales tratados genéticamente tenían mayor supervivencia y menos cáncer, "lo que demuestra claramente que el cáncer (salvo el infantil), está asociado al envejecimiento de las moléculas".

El problema de esta teoría es que todavía es pronto para asegurar su éxito. La primera generación de ratones creados con mejoras genéticas acaba de nacer y habrá que comprobar que "dentro de dos o tres generaciones de ratones, la telomerasa no vuelva a su tamaño normal, que es lo que intuimos que va a pasar", ha lamentado Blasco.

Los científicos han creado una generación de ratones con telomerasa más alta que presentan menos enfermedades

Además de cáncer, diabetes, alzheimer o parkinson, el acortamiento y falta de telómeros también lleva asociadas otro tipo de enfermedades que no tienen cura definitiva. Estas son la anemia aplásica o la fibrosis pulmonar; los llamados síndrómes teloméricos. "Si toda esta lógica es cierta, sería posible tanto tratar una anemia, como un infarto o un alzheimer", ha recalcado Blasco. Estos supuestos, apunta que contemplan un contexto en el que el cáncer todavía no habría aparecido.

Inhibir el cáncer ya existente

En cuanto a los avances para la cura de un cáncer ya presente, la inhibición de la célula trf1 sería un posible tratamiento. "El mayor problema de estas enfermedades es que son regeneradoras, si solamente queda una célula en el organismo es suficiente para que el tumor vuelva a aparecer" por ello el bloqueo de la trf1, encargada de la proliferación de las células del cuerpo, disminuiría la cantidad de moléculas de cáncer.

"Todos los cánceres son muy heterogéneos, no hay uno igual" lo que dificulta la investigación. Hasta ahora los ensayos que se han producido buscaban la forma de inhibir la célula con un efecto rápido, "el problema es que desde que el tratamiento se inyecta, hasta que hace efecto los ratones mueren".

Los glioblastomas (cáncer de pulmón) son el principal foco de los investigadores por ser un tumor que, además de poca supervivencia, no tiene todavía un tratamiento efectivo. "En ratones, les inhibimos la trf1 cuando el cáncer estaba apareciendo, lo que reportó una supervivencia del 80%", se ha alegrado la investigadora.

A pesar de los avances, el principal escollo son los presupuestos destinados a la investigación. "Para todos los países, la investigación debería ser lo prioritario", ha criticado Blasco, quien no ha querido poner fecha al comienzo del ensayo en humanos. "De momento estamos probando con ratones y vemos que está teniendo un buen resultado", ha señalado.

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