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Javier Bauluz: "Si a la 'ley mordaza' le basta con el testimonio de un policía, ¿la Justicia dónde está?"

El fotoperiodista y ganador del Premio Pulitzer en 1995 lleva más de 40 años cubriendo conflictos alrededor del mundo y otros 25 informando sobre fenómenos migratorios. En una entrevista con 'Público' cuenta cómo le ha afectado la aplicación de la polémica norma a la hora de ejercer su trabajo.

Imagen de archivo del fotoperiodista Javier Bauluz. Cedida
Imagen de archivo del fotoperiodista Javier Bauluz. Cedida

El fotoperiodista y ganador del Premio Pulitzer en 1995, Javier Bauluz (Oviedo, 1960), "se niega a pagar" las dos sanciones administrativas que la Policía le impuso a finales de 2020 al calor de la Ley de Seguridad Ciudadana, conocida como ley mordaza, mientras hacía su trabajo, es decir, contar al mundo las "inhumanas" condiciones de vida de los migrantes llegados al "infausto" muelle de Arguineguín (Gran Canaria).

"Las multas son injustas, así que, cuando me embarguen la cuenta, pues ya veremos, pero, de entrada, es patético. También, es fascinante la impunidad absoluta cuando se cometen delitos por parte de las autoridades", señala en una entrevista con Público.

Lo cierto es que durante los siete meses de cobertura de la mortífera ruta canaria, mientras documentaba la llegada de más de 20.000 personas migrantes solo desde octubre de 2020 hasta finales de abril de 2021, "todos los días nos encontrábamos con un muro policial ordenado desde Interior que nos impedía retransmitir a periodistas, fotógrafos y cámaras. Mucho menos entrar al campo de concentración de migrantes, que aglutinó a cerca de 3.000 personas hacinadas durmiendo en el suelo", sostiene. 

Hasta que un día, concretamente el 29 de noviembre de 2020, la primera vez que el muelle de Arguineguín estaba abierto al público —"había turistas y gente paseando"— llegó una patera y comenzó a fotografiar desde el fondo de la pasarela. "Se acercaron los policías a perseguirnos, como si fuéramos un peligro público. Uno de ellos se acercó donde estábamos y me ordenó que fuera para otro lado, mientras que otro agente, sin que me diera cuenta, por detrás, me agarró el brazo (y ellos saben cómo hacerlo, que te tocan un nervio que te da un latigazo) y mi reacción fue de sorpresa y desprenderme de él", narra.

"Seguía caminando con el otro policía y él no paraba de cogerme. Cuando estábamos junto al resto de periodistas y no había ningún problema, me dijo un comentario despectivo y yo le respondí otra cosa. Entonces, se abalanzó sobre mí como si hubiera asesinado a alguien. Después, vino otra discusión sobre la documentación. Al final se la di", añade.

Pasados unos minutos, el agente de la Policía Nacional llegó con la copia de dos multas, ambas por dos de los preceptos más usados en el marco de la polémica ley mordaza y muy recurrentes entre profesionales del gremio (acumulan más de un tercio de las sanciones totales impuestas desde la entrada en vigor de la norma, el 1 julio de 2015, hasta la última cifra disponible, diciembre de 2020): desobediencia o negativa a identificarse (Artículo 36.6) y faltas de respeto a los policías (Artículo 37.4).

Todo ello está grabado en un vídeo, que posteriormente publicó en su perfil de Twitter y se hizo viral: "Se me escucha decir que fue él [el policía] quien me agredió y me faltó el respeto". "Cuando se fue, vino con dos papelitos, con una segunda multa por negarme a identificarme a pesar de que venía con mi DNI  en la mano. Esa fue una de las tantas historias y faltó poco para acabar con las manos en la nuca y detenido", valora.

Cabe destacar que la reforma de la ley aprobada con el único apoyo del PP sigue siendo todavía una cuenta pendiente en el Congreso al prevalecer escollos importantes en la negociación por las resistencias del PSOE a poner coto a estos dos artículos, entre otros puntos, según han señalado a este medio varias fuentes cercanas al diálogo iniciado en el seno de la ponencia de la Comisión de Interior.

Las promesas de derogación por parte del Ejecutivo de Pedro Sánchez, por lo pronto, se quedan en una leve reforma, según han criticado los colectivos sociales. En ese caso, Javier Bauluz lo tiene claro: "Si un Gobierno progresista no es capaz de derogar esta ley, al menos que quite los puntos más injustos y arbitrarios, como son estos dos artículos", remacha.

Y es que, "con la ley mordaza no existe juez ni juicio ni defensa ni testigos. El policía hace lo que le parece y su jefe, la delegación de Gobierno, lo aprueba". Como consecuencia de aquel encontronazo, este fotoperiodista se ha encontrado al volver a casa después de mucho tiempo "dos multas, una de 700 euros más 140 de recargo; y otra de 100 y otros 120 euros de recargo". Todo ello, apunta, "sin la posibilidad real de defenderme, como el resto de periodistas y ciudadanos sancionados por esta norma".

Consecuencias de la aplicación de la 'ley mordaza'

Bauluz lleva más de 40 años cubriendo conflictos alrededor del mundo y unos 25 informando sobre fenómenos migratorios. Con su basta experiencia debajo del brazo, señala cómo ha afectado la ley mordaza a su trabajo: "Los fotoperiodistas no podemos no estar en el lugar y momento exacto en el que pasan las cosas. Si no podemos estar porque se nos impide, los ciudadanos se quedan ciegos, a pesar de tener el derecho a estar informados. Es como poner una venda y una mordaza", una experiencia que sufrió "de forma continua" durante los siete meses en Canarias. 

¿Y por qué tantas trabas? "Esto se hace para que los ciudadanos no vean lo que las autoridades estaban haciendo, es decir, una violación sistemática de los derechos humanos a miles de personas", zanja.

En la entrevista con Público, Bauluz recuerda que "cuatro días antes de comenzar la pandemia, estaba encerrado en una jaula en la frontera de Turquía con Grecia, detenido por intentar documentar la llegada de migrantes a territorio griego y a quienes disparaban gases lacrimógenos". En este sentido, entre esa experiencia y la de Arguineguín, Bauluz encuentra una similitud: el impedimento a informar. "Si hay una ley que permite dejar indefenso a periodistas, manifestantes, etc. Si a esta norma le basta con el testimonio de un policía, ¿dónde está la Justicia?", critica.

A pesar de todo, el fotoperiodista pudo documentar "las escasas personas migrantes recién llegadas a tierra y a playas tras sobrevivir a la ruta más mortífera del planeta". Para sortear también la "precariedad laboral" que azota al gremio, y especialmente a trabajadores freelance como es su caso, Bauluz financió su libro fotográfico, La Ruta Canaria, a través de un crowdfunding. "Tienes que inventarte el mundo si quieres seguir trabajando, y por eso empleé esta herramienta para sacar un libro que no querían que se viera, en el que narro además la confrontación diaria con la Policía a través de imágenes", explica satisfecho.

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