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Javier Couso: “El CIE es un atentado flagrante al Estado de derecho”

El eurodiputado de IU denuncia, tras visitar el Centro de Internamiento de Extranjeros de Madrid acompañado por miembros de Migreurop, "el deterioro de las instalaciones, la falta de dotación económica, un reglamento que se incumple y un servicio sanitario privatizado sin supervisión estatal"

Javier Couso, acompañado de miembros de Migreurop, en el CIE. / HÉCTOR JUANATEY

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MADRID.- “El CIE es un atentado flagrante al Estado de derecho”. Es la conclusión a la que ha llegado el eurodiputado de Izquierda Unida Javier Couso después de visitar este viernes durante más de tres horas el Centro de Internamiento de Extranjeros de Madrid, acompañado por el propio director y por tres miembros de la red internacional Migreurop.

Una aseveración que no dista de los testimonios de Áliva Díez, de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado, que lo ha calificado de “cárcel encubierta”; de Begoña Santos, de Médicos del Mundo, que critica su “falta de transparencia”; y de Lluch Sánchez, de SOS Racismo, que lo considera un “agujero negro” del Estado de derecho.

Sin tiempo para digerir la experiencia, Couso dejó claro a la salida que la visita motivará quejas y preguntas a la Comisión y al Parlamento Europeo, pues a su juicio los internos “están en un limbo jurídico”. Los CIE son centros de detención temporal de ciudadanos sin permiso de residencia, que pueden llegar a sufrir un encierro de hasta dos meses antes de ser expulsados del país, una situación que afecta a la mitad de los internos. “Hay muchas medidas cautelares que evitarían la privación de libertad de alguien que no ha cometido ningún delito”, añade el europarlamentario, que ha constatado que se trata de “un lugar inadecuado para que vivan las personas”.

Los miembros de Migreurop criticaron que la Comisaría General de Extranjería y Fronteras prohibiese la presencia de la prensa durante el recorrido, mientras que Couso puso de relieve la doble vara de las autoridades españolas. “Un Gobierno que dice Yo soy Charlie no deja a su vez entrar a los periodistas. ¿Qué ocultan? Pues lo que hemos visto: el deterioro de las instalaciones, la falta de dotación económica, un reglamento que se incumple y la ausencia de control por médicos de la Seguridad Social de un servicio sanitario privatizado”.

El reglamento establece que el servicio sanitario es responsabilidad de la Administración, por lo que tendría que existir algún vínculo entre ésta y la empresa contratada, según Santos. “Debería haber un médico funcionario que fuera responsable de toda la atención sanitaria, pero nos han dicho que eso no es así. Ello implica que el derecho a la salud de los internos no es el mismo que el del resto de los ciudadanos”, añade Santos, que advierte de que por la noche no hay médicos ni intérpretes, por lo que si alguien enferma es un agente quien decide si hay que solicitar su asistencia.

Extranjería no permitió a Couso entrevistarse con los internos del CIE de Aluche, pero uno llegó a decirle: “Aquí nos tratan como perros, esto es una cárcel”. 

“No me extraña que un Gobierno que desprecia a su propia población haga esto”, apunta Couso, quien recuerda que “España vuelve a exportar emigrantes, por lo que es el momento de pensar en cómo sufren aquí los inmigrantes”.

Más allá del estado de las instalaciones que denuncia Díez o del “trato inhumano” (en los baños no hay papel higiénico, por lo que hay que solicitarlo a los policías), Lluc asegura que “no se les garantizan los derechos fundamentales ni los que están reconocidos en el reglamento, aprobado hace casi un año, como entregarles a su llegada el contacto del abogado”.

Además, Santos censura los ingresos “de manera indiscriminada y sin tener en cuenta las situaciones personales”, como la familia o el arraigo. “Algo que no sólo es responsabilidad de los CIE sino de la policía y del juez”, según el abogado de SOS Racismo, que no duda en tacharlos de “centros infames, peores que una cárcel” en los que encierran a personas “prejuzgadas como si fuesen delincuentes peligrosos”. Por no hablar de las celdas de aislamiento, “terroríficas, frías y desangeladas”, en palabras de Couso. “Un castigo añadido, el lugar adecuado para suicidarse”.

La Comisaría General de Extranjería y Fronteras, además de vedar la presencia de periodistas, no permitió a los observadores entrevistarse con los internos. Sin embargo, uno de ellos llegó a decirle a Couso: “Aquí nos tratan como perros, esto es una cárcel”. Sánchez, que lo considera “un infierno”, concluye con una reflexión: “Y eso que, según algunos informes, éste no es el peor”.

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