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El joven que llevó al botiquín a una de las fallecidas en el Madrid Arena dice que no vio que nadie le atendiera

En una nueva sesión del juicio por el caso Madrid Arena, uno de los testigos asegura que dejó a Katia Esteban en el suelo de la enfermería -donde vio a más heridos por las avalanchas- porque se lo dijo "un hombre con traje y canoso".

Los quince procesados por la tragedia del Madrid Arena, con el empresario Miguel Ángel Flores a la cabeza (2i), en el banquillo de los acusados. EFE

EUROPA PRESS

MADRID.- El joven que llevó a la enfermería a la joven fallecida en el Madrid Arena Katia Esteban, Pablo Estrada, ha asegurado este martes durante su declaración que la trasladó hasta la enfermería y que la dejó en el suelo porque se lo dijo "un hombre con traje y canoso" que había dentro del botiquín, pero que no vio a nadie que atendiera a la joven, que falleció tras ser aplastada en la avalancha.

Así lo ha afirmado Estrada en la Sala Cero de la Audiencia Provincial de Madrid, donde también ha asegurado que antes de acudir a la enfermería realizó la reanimación cardiopulmonar a Esteban. En la enfermería pudo ver "a una chica sentada en una camilla y a un chico con sangre en la cara", ambos lesionados de la avalancha. Estrada se quedó fuera de la enfermería.

También ha testificado Marina Márquez, quien ha indicado que al lado del vomitorio en el que se produjo la avalancha había accesos cerrados con candados. "Tanto el lado izquierdo como el derecho estaban cerrados", ha afirmado. Respecto a cómo se produjo la avalancha, ha asegurado que la gente que estaba en la pista principal se volcó hacia ellos. Márquez se quedó en el inicio del vomitorio, al lado de la pared, junto a una amiga "y el resto del cuerpo totalmente aplastado".

No recuerda el tiempo exacto en el que estuvo aprisionada en la avalancha, pero fue liberada por asistentes a la fiesta. Una vez salió del vomitorio, el personal de Seguridad le dijo que se alejaran de allí. Márquez ha señalado que en el vomitorio "había mucha agresividad por parte de la gente". "No había compasión, ya que si te pisaban, mala suerte", ha relatado la testigo.

Marina Márquez trabajaba en una tienda en la que se vendían entradas para la macrofiesta de Halloween del 1 de noviembre de 2012. Según ha señalado eran "uno o dos tacos" de 20 entradas cada uno. Además ha indicado que las entradas se retiraron días antes de la macrofiesta. Por su parte, Ana Peinado ha asegurado en su declaración como testigo, --donde han primado los "no recuerdo"--, que ella se quedó con la entrada del festival, algo que le pareció "raro".

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