Las lluvias de mayo no contienen la sequía y llegan tarde para salvar buena parte de la cosecha
La cosecha de herbáceos está prácticamente perdida, salvo en las zonas de recolecta tardía donde las organizaciones agrarias esperan salvar un porcentaje de la producción cercano al 15%.
Alejandro Tena
Madrid-Actualizado a
Después de que abril se cerrase como el mes más cálido y seco de la serie histórica, las condiciones meteorológicas dieron un giro radical en el mes de mayo, que ha terminado con lluvias y registros ajustados a la normalidad primaveral, según la propia Agencia Estatal de Meteorológica (Aemet). En las últimas semanas, las precipitaciones se han vuelto abundantes y generalizadas en buena parte del territorio peninsular, lo que daba algo de esperanzas a un campo que parecía abocado a la ruina. Sin embargo, las lluvias no han sido suficientes para revertir la sequía extrema que sacude al país.
La reserva hídrica actual se sitúa al 47,4% de su capacidad, un 0,1% menos que la semana anterior y un 1,6% por debajo de los niveles registrados en la misma semana de 2022, que fue también un año especialmente seco. Los valores siguen cayendo semana tras semana a pesar de las lluvias, aunque hay zonas concretas donde los sucesivos temporales han dado esperanzas, como en Catalunya.
El agua, no obstante, ha permitido aliviar al sector agropecuario y amortiguar unas pérdidas impactantes. "Las lluvias, después del mes de abril que hemos pasado, son bienvenidas de forma general. De haberse prolongado más tiempo el periodo de sequía estaríamos hablando de una situación dramática. Muchas personas habrían tenido que cerrar sus explotaciones", cuenta Cristóbal Cano, vicesecretario de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA).
Aunque cada territorio ha afrontado diferentes niveles de precipitaciones, hay cultivos que se han beneficiado de la situación meteorológica en prácticamente todo el país. Los olivares han podido salir adelante y, aunque habrá pérdidas respecto a años anteriores, los sindicatos agrarios reconocen que el agua ha permitido que muchas explotaciones puedan salvarse e impedir que los árboles se sequen por completo de cara a la siguiente temporada.
El cereal y los cultivos herbáceos plantados en las zonas del norte y los territorios húmedos del país son los que más se han beneficiado de las lluvias. En estos territorios, que representan alrededor del 20% de la cosecha de cereal del país, se ha podido recuperar hasta un 15% de la cosecha, según la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG).
"En el resto de zonas, las lluvias han llegado tarde, en un momento malo porque las plantaciones ya estaban en la recta final. En la zona sur, por ejemplo, ya se había cosechado, así que hablamos de un producción por debajo del 20% de lo normal", explica Javier Fatás, responsable de Agua y Medio Ambiente COAG. La organización ya advirtió a finales de abril que, salvo en las cosechas tardías del norte, este tipo de cultivos iban a perderse al 80%.
Donde sí ha tenido efectos positivos es en el conjunto de plantaciones leñosas, como los almendros o los viñedos, cuya cosecha no se había realizado todavía. El agua intensa de las últimas semanas ha permitido que los árboles puedan alimentar sus frutos de cara a la recolecta tras el verano. La ganadería de extensivo ha tenido un respiro gracias a las lluvias. El agua ha permitido que los pastos crezcan de tal forma que los ganaderos no tengan que comprar forrajes y piensos en un mercado dominado por la inflación y el desabastecimiento.
Daños por las lluvias torrenciales
Los episodios de gota fría o DANA que han sacudido algunos puntos del país han sido contraproducentes para algunos cultivos. En Extremadura, las lluvias torrenciales han echado a perder la recolecta de cerezos y las organizaciones agrarias hablan de pérdidas que ya rondan los 70 millones de euros en el Valle del Jerte. "La violencia con la que ha caído la lluvia ha rajado el fruto", cuentan desde UPA.
En otros puntos como Granada, Murcia o Almería los problemas derivan del encharcamiento de las huertas. El Campo de Cartagena es una de las zonas más perjudicadas por la virulencia del temporal y las pérdidas ascienden hasta los 47 millones de euros, según los datos aportados por la Consejería de Agricultura de Murcia.
"Necesitamos poner el foco en esto. Estos fenómenos extremos nos revelan que la agricultura y la ganadería son los sectores que ya están sufriendo más por el cambio climático, sea por carencia de precipitaciones o por temporales como los del mes de mayo. Esto nos obliga a estar más preparados y a tener que adaptarnos. No sólo nosotros, también necesitamos que la Administración mejore las herramientas, como el Seguro Agrario, para minimizar las pérdidas", argumenta Cano.
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