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Bebés robados "Me dijeron que mi bebé había muerto. No me dieron ni la opción de decidir si quería darlo en adopción"

Clara Reinoso dio a luz a una niña en la prestigiosa clínica Dexeus de Barcelona cuando tenía 14 años. El equipo médico le confirmó el fallecimiento de su bebé por complicaciones en el parto. La realidad es que su hija había sido supuestamente robada y dada en un proceso de “adopción ilegal”. Esta madre no logró conocer la verdad hasta 2013 cuando Marina, la supuesta niña robada, logra ponerse con ella en contacto a través del servicio de adopciones de la Generalitat de Cataluña.

Clara Reinoso/Público

Clara era menor de edad cuando vivió el peor episodio de su vida. El robo de su hija recién nacida con la que se reencontraría 25 años después de su nacimiento. "Me dijeron que mi bebé había muerto. No me dieron ni la opción de decidir si quería dar a mi hija en adopción. Estuve acompañada hasta que me la quitaron por personas cercanas al Tribunal de Menores, que eran los que tenían mi tutela". Un mes después del nacimiento de la niña, Clara se encontraría desamparada. “Me echaron del piso tutelado de la Generalitat con buenas palabras. Ya no tenía sentido seguir en la Casa de la Jove, donde me encontraba”. “Tienes ya edad de buscar trabajo” le dijeron. Una pequeña maleta para emprender una vida incierta. El trauma se agudizaba en la vida de Clara que no descubrió hasta 2013 que su hija estaba viva.

El 18 de junio de 1987, Clara dio luz a un niño. Según le indicó el equipo médico de la clínica, el bebé había muerto porque no soportó el parto. "Yo solo pesaba 45 kilos y había tenido una vida demasiado dura junto a todos mis hermanos" afirma a Público.

La joven había sufrido palizas, insultos por parte de un padre alcohólico y una madre que no podía hacerse responsable de sus nueve hijos en el pueblo de Calella de Mar (Barcelona). "Llevaron a mis hermanos a centros de menores y a mí a una casa de monjas de la zona alta de Barcelona,  estando embarazada". Uno de los datos que más ha sorprendido a Clara es que sabiendo el Tribunal de Menores su estado no se preocuparan de sus visitas médicas. “En ninguno de los informes de la tutela se indicaba que me encontraba embarazada”, señala Clara.

Una vida llena de sufrimiento

Clara pasó unos meses en una casa de monjas para madres solteras, Santa Eulalia de Barcelona. Dos meses antes de dar a luz fue trasladada a la Casa de la Jove de la Generalitat, un piso tutelado donde compartía habitación con estudiantes. Su parto estaba ya pactado. Una familia de importantes sociólogos catalanes se haría cargo de la niña. El parto se llevaría a cabo en la prestigiosa Clínica Dexeus de Barcelona.

Clara ya trabajaba antes de su embarazo en un restaurante fregando suelos. “Al terminar mi jornada laboral me daban un pollo para dar de comer a mis hermanos y así íbamos tirando en una vida llena de miseria”. En aquel mismo bar conoció a la persona que le daría cobijo cuando la desampararon con 15 años. Con el paso del tiempo se convertiría en su marido y padre de sus tres hijos.

La llamada de su hija 25 años después de su 'fallecimiento'

El 10 de mayo de 2013 Clara recibió una llamada totalmente inesperada por parte de un psicólogo. Su hija biológica, la que supuestamente nació muerta, la llevaba buscando hacía meses desde los servicios de adopción de la Generalitat. “Recibí una llamada y me dijeron si había dado a luz a un bebé en junio del 87. Sin confirmarme ningún dato, me preguntaron si estaba sola”. Nerviosa por aquel mensaje, Clara pensó que se trataba de una broma. “No lo entendí hasta que el psicólogo que me llamó del centro de adopciones del gobierno catalán (DGAIA), me confirmó que en aquel parto había nacido un niña, no un varón” La hija de Clara estaba viva y la estaba buscando.

Días después a Clara le confirmaron la identidad de su hija. Se llamaba Marina. Vivía en Barcelona y su madre adoptiva, Cristina Rimbau, fue una de las asistentes sociales que acompañó a Clara en todo el proceso del embarazo. La reconoció en las primeras fotos que Marina le enseñó en el reencuentro.

"Mi hija me da la partida de nacimiento original en la primera reunión que tenemos a finales de aquella semana. Ponía que pesó dos kilos cien gramos y estaba sana. Directamente esta familia adinerada la inscribió con sus apellidos y meses más tarde hicieron una acogida por abandono", aclara a Público.

El reencuentro entre Clara y Marina cambió sus vidas. “Mi hija venía muchos fines de semana a dormir a mi casa. Estaba con el resto de sus hermanos y hablábamos de la injusticia que habían cometido”. Sin embargo, Marina nunca le quiso contar a su madre adoptiva la relación que tenía con su madre biológica y sus hermanos.

Pasaron los meses. La relación entre Clara y su hija Marina se afianzó en poco tiempo y decidieron emprender una querella criminal contra los posibles culpables. “La justicia reconoce en aquel primer proceso que se han cometido graves irregularidades y falsificación documental durante la tramitación de la adopción, según la cual esa adopción jamás debería haberse producido por parte de esta pareja de sociólogos”, señala. Sin embargo, la Audiencia Provincial de Barcelona archiva el caso en mayo de 2016.

La búsqueda de responsables en el caso

La batalla judicial de Clara continúa a día de hoy con el intento de la apertura del caso en el Juzgado de instrucción número 22 de Barcelona. Clara no descansa. Quiere seguir sumando nuevos testigos, posibles responsables que participaron en el "robo de mi hija Marina". Margarita Robles, jueza del Tribunal Tutelar de Menores de Barcelona en aquellos años, fue "una de las responsables de la tutela de Clara cuando era menor, y la que firmó su desamparo con 15 años y su salida de la Casa de la Jove". Según la versión de Clara Reinoso ,esta jueza, hoy portavoz socialista en el Congreso, “participó en la tramitación de la adopción ilegal de su hija en junio de 1987”.

A pesar de la insistencia en obtener declaraciones por parte de Margarita Robles, la portavoz del PSOE no ha querido dar ninguna aclaración a Público. 

Clara también ha querido sentar delante del juez a Nuria de Gispert, expresidenta del Parlamento de Cataluña y colaboradora, en su condición de abogada, en la Casa de la Jove donde fue trasladada Clara y admitida sin ningún tipo de documentación. Clara insiste en que “fue llevada al hospital sin tener ni carné de identidad ni papeles que probaran su estado de embarazo ni ingreso en la clínica”.

La batalla judicial ha distanciado, tras casi cinco años de lucha, la relación entre Clara y su hija. "Marina me pidió que no metiera en el caso a su padre adoptivo, que nunca fue consciente de aquel proceso. Yo por respeto a ella no lo hice".  Pero todo cambió cuando el padre adoptivo de Clara fue a declarar ante la Policía Judicial. El comisario que le iba a tomar declaración en un principio como testigo le indicó que se la tomaría como imputado. A partir de ahí cambio de forma radical la relación con su hija.

A pesar de las nuevas pruebas aportadas y la petición de declaración de nuevos testigos, Clara afirma que el caso sigue cerrado. “Me dicen en el juzgado que hubiera tenido que citar a estos últimos testigos cuando interpuse la querella criminal en 2013, no en 2017”.

"Que demuestren si pueden todo lo que he denunciado"

Sin embargo, las secuelas de todo este proceso han marcado la vida de Clara a sus 45 años. “Llevo desde 2014 sin trabajar por la dureza que tiene estar detrás de todo este proceso”, destaca.

La Clínica Dexeus ha acusado a Clara de crear alarma social por su aparición en los medios. “Yo le pregunto a ellos porque en vez de acusarme de querer crear agitación no demuestran con documentos quién autorizo mi entrada en su afamada clínica sin ningún documento de identidad”, afirma.

Esta madre ya no sabe cómo pedir que se resuelva cuanto antes su caso ante la justicia sin provocar más daño. "Solo pido que no atenten más contra mi dignidad y mi honor con los informes de la defensa que afirman que trabajaba en una casa de citas cuando me quedé embarazada. Y en vez de humillarme demuestren, si pueden, todo lo que he denunciado". Por último, solo espera normalizar la relación con su hija Marina. "Que me dejen tener una relación sana con ella. Demasiados años hemos perdido ya en este camino de lucha", concluye a Público.

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