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Medio Ambiente Una alternativa a la quema del carbón: las empresas estudian usar el mineral como fertilizante

El Gobierno de Aragón autoriza al principal suministrador de la térmica de Andorra a extraer 5.000 toneladas de leonardita en Teruel para utilizarlas como abono en la agricultura.

Un equipo de técnicos trabaja en una mina a cielo abierto en Ariño, Teruel. /FUNDACIÓN DINÓPOLIS

La minería comienza a transformar el negocio ante el inminente cierre de las centrales térmicas de carbón en España por sus inasumibles emisiones de gases de efecto invernadero. Varias empresas se plantean dejar de extraer lignito y hulla, o al menos reducir esa actividad, ante el previsible desplome de la demanda, mientras alguna de ellas estudia centrarse en un tipo de carbón conocido como leonardita y que, apenas en España y bastante en EEUU, se utiliza como fertilizante.

Iberdrola se ha marcado el año 2020 como el límite para abandonar sus centrales de carbón, mientras que Endesa maneja el mismo horizonte para echar el cierre de sus dos plantas más contaminantes, las de Andorra (Teruel) y Compostilla (Cubillos de Sil, León), cuya adecuación a la normativa comunitaria requiere inversiones por valor de 380 millones de euros.

Los cierres supondrán una caída de la demanda de un mineral autóctono que destaca por su baja calidad

Esos cierres supondrán una caída de la demanda de un mineral autóctono que destaca por su baja calidad (escasa potencia calórica) y por su elevado nivel residual y cuya extracción y quema solo es sostenible por una inyección de subvenciones que suma 28.000 millones desde 1989, y cuyas últimas partidas (440 millones para mejorar centrales desde 2007) está investigando la Comisión Europea. Entidades como la European Climate Foundation estiman en 1.119 millones de euros la inversión necesaria para adecuar a esas exigencias ambientales todo el parque español de centrales térmicas, unas cifras que resultarían inasumibles para las compañías. 

La exploración de la leonardita parece la próxima fase de reconversión de un sector minero cuyo declive laboral ha sido constante desde finales de los años 80: hoy ocupa a 2.265 trabajadores (1.744 en Asturias, 383 en León 117 en Aragón) cuando hace treinta años rondaba los 45.000. Y todo apunta a que la evolución del sector eléctrico va a intensificar esa caída.

Un ensayo de 5.000 toneladas

En ese punto, la extracción de leonardita, un tipo de carbón cuyas aplicaciones agrícolas llevan una década estudiando el Instituto de la Viña y el Vino de la universidad de León y un lustro el Instituto del Carbón del CSIC (Centro Superior de Investigaciones Científicas), se perfila como la alternativa para mantener una parte del empleo en las cuencas mineras.

La extracción de leonardita permite prescindir de los productos químicos

La leonardita es una fase del carbón entre la turba y el lignito que aparece a una profundidad de entre diez y quince metros y que produce de manera instantánea ácido húmico, la base del humus, la materia orgánica del suelo. Eso facilita la absorción de nutrientes por las plantas, ofrece sobre el estiércol y los purines la ventaja de ser menos contaminante y no tener que esperar hasta cuatro años para que se descomponga y, por otro lado, permite prescindir de los productos químicos que se aplican para potenciar su uso.

La empresa aragonesa Samca (Sociedad Minera Anónima Catalano-Aragonesa), el principal proveedor de lignito de la central térmica de Andorra, está trabajando en varios proyectos relacionados con la leonardita en las localidades turolenses de Ariño, Oliete y Alcaine, donde ya tiene los permisos de la comunidad autónoma para iniciar la extracción experimental de 5.000 toneladas que procesará en una planta ubicada en la primera de esas poblaciones.

Si las pruebas resultan exitosas se abrirá la puerta a recolocar a parte de los mineros afectados por los cierres de explotaciones, ya que las extracciones de leonardita afectarían a una superficie de 900 hectáreas.

Otras empresas tienen en marcha prospecciones similares en Soria y en otras zonas de Teruel y Zaragoza, entre ellas las de Sephu (Sociedad Española de Productos Húmicos), que explota desde hace unos años dos pequeñas minas en Torrelapaja en las que ha llegado a extraer 9.000 toneladas al año.

¿Cuánto mineral hay en el país?

En España se consumen 280.000 toneladas de turba y de leonardita al cabo del año, el grueso de ellas, unas 200.000, de importación, y con un claro predominio de la primera. El pequeño volumen de la segunda supone un escaso porcentaje del total de los cinco millones de toneladas de fertilizantes que, según el Ministerio de Medio Ambiente, se utilizan en el campo.

Un estudio del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) estima en 26 millones de toneladas las reservas de turba, el paso previo a la leonartdita, distribuidas por todo el país, con los principales núcleos en Burgos (10 millones), Castellón (siete), Granada (seis) y Valencia, Huelva y Almería (uno cada una).

Sin embargo, las empresas mineras sitúan esas reservas en el entorno de los 335 millones de toneladas, con un bloque de 325 en Granada y otro de 8,8 en Lugo a los que se sumarían otros de menor entidad en Castellón (1,4), Cantabria (89.000 toneladas) y Burgos (39.000).

Uno de los motivos de esas diferencias se debe a la escasez de prospecciones e investigaciones sobre el mineral.

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