Este artículo se publicó hace 4 años.
Melilla Covid-19Encharcados y confinados en tres carpas a las afueras de Melilla
Cerca de 300 personas entre marroquíes atrapados en Melilla, melillenses sin hogar y jóvenes migrantes que acaban de cumplir la mayoría de edad permanecen en el recinto V Pino, en la periferia de la ciudad autónoma, en tiendas mal impermeabilizadas que filtran el agua de la lluvia, literas amontonadas y escasas mantas
Rosa Soto
Melilla-Actualizado a
Literas apretujadas sin respetar la distancia mínima de seguridad, carpas mal aisladas que filtran el agua de la lluvia y mantas finas que a duras penas protegen del frío y de la bajada de temperaturas que se registran estos días en Melilla. Estas son las condiciones que presenta el recinto V Pino al que han sido trasladadas cerca de 300 personas para evitar posibles contagios de Covid-19, entre las que se encuentran los ciudadanos marroquíes atrapados en la ciudad autónoma tras el cierre de fronteras, melillenses sin hogar y jóvenes migrantes que acaban de cumplir la mayoría de edad y han sido trasladados desde el centro de acogida de menores de La Purísima.
Al menos así lo denuncian diversas ONG que atienden a personas migrantes y en riesgo de exclusión en Melilla y lo demuestran fotografías que varios de los afectados han hecho llegar a Solidary Wheels. "Estas personas nos piden jabón y champú para ducharse, cuchillas para afeitarse, mantas e incluso azúcar y café para desayunar porque en estas instalaciones apenas les cubren lo básico", señalan desde esta asociación y matizan: "No hemos podido comprobarlo in situ porque no nos dejan entrar, el recinto está custodiado por agentes de la Guardia Civil".
De hecho, el Instituto Armado patrulla un radio de tres kilómetros que comprende las instalaciones del V Pino, el centro de menores de La Purísima y el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) desde inicios del mes de abril para garantizar la seguridad de la zona, según anunció la delegada del Gobierno, Sabrina Moh, tras recibir el apoyo de Defensa en las labores de vigilancia del perímetro fronterizo que hasta antes de la crisis sanitaria realizaba la Benemérita.
Del centro de la ciudad a las afueras
Estas personas llevan cerca de una semana instaladas en el V Pino, una zona no residencial ubicada en la periferia de la ciudad, después de que el Ejecutivo local optara por trasladarlos desde el pabellón deportivo Lázaro Fernández, en pleno centro del barrio del Real, tras recibir algunas quejas por parte de vecinos que alertaban del alboroto que generaba la aglomeración de casi 300 personas en las instalaciones deportivas.
Cabe destacar que antes de que la Ciudad adecuara este pabellón deportivo, tanto los marroquíes abandonados por su Gobierno en la ciudad autónoma como los melillenses sin hogar estuvieron durmiendo a la intemperie hasta que el imán de la mezquita del cementerio musulmán abrió las puertas de su templo para darles cobijo y evitar el posible contagio de coronavirus. Junto a este religioso, voluntarios a título personal e integrantes de Prodein se encargaron de hacerles llegar ropa de abrigo, mantas, comida y enseres de higiene y aseo personal, en especial a las familias con niños pequeños.
Los afectados han pasado de dormir en la calle a un pabellón deportivo y finalmente a una carpa de dudosa impermeabilidad en menos de tres semanas. "Las literas se tocan unas con otras, el suelo de la carpa está encharcado con el agua de la lluvia. Están prácticamente sin mantas, la comida está mala y se quejan del trato que reciben", remarca el presidente de Prodein, José Palazón.
Esta descripción se aleja de las declaraciones que el consejero de Políticas Sociales, Mohamed Mohand, realizaba el pasado miércoles, cuando aseguraba en rueda de prensa que las carpas de V Pino estaban perfectamente adecuadas para cubrir todas las necesidades de estas personas, evitar el malestar de vecinos en zonas colindantes a la vez que se garantiza el confinamiento de todos ellos y se previenen posibles infecciones por Covid-19, a pesar de que a ninguno de ellos se les ha hecho la prueba ni se les ha administrado mascarillas o guantes.
Cumplir los 18 en estado de alarma siendo migrante
Entre los marroquíes atrapados en Melilla y cuyo Gobierno no responde a las peticiones de España para que permita el regreso de sus ciudadanos y los melillenses sin hogar, el V Pino también ha recibido estos días a 13 jóvenes que han cumplido la mayoría de edad desde el decreto del estado de alarma y que, por tanto, pasaron unos días en el pabellón Lázaro Fernández después de verse obligados a abandonar el centro de menores tutelados de La Purísima.
El viceconsejero del Menor, Abderrahim Mohamed Hammú, detalla a Público que, más allá de la situación de excepcionalidad que vivimos en estos momentos, los trámites siguen su curso: "Tenían tramitada su documentación en la Oficina de Extranjería. Seguirán los cauces y requisitos para su permanencia en territorio nacional". Mohamed Hammú hace una ligera diferenciación: "Unos por su antigüedad lo tendrán más fácil, otros con pocos meses de alta en los centros lo tendrán más complicado, pero en todo caso ellos son conscientes de todos esos trámites".
La Purísima, al límite
Por otro lado, el traslado de 130 menores de La Purísima al camping del Rostrogordo -con capacidad para 82, según indicó Mohamed Mohand- que se esperaba a finales del mes de marzo para descongestionar el centro de acogida todavía no se ha efectuado. El consejero de Distritos, Juventud, Participación Ciudadana, Familia y Menor, Mohamed Ahmed Al-lal, se justificó al cierre de marzo y afirmó que se estaba trabajando por eliminar zonas de riesgo para los menores que se detectaron durante las labores de adecuación del camping, aunque no especificó las zonas ni el riesgo que representaban.
De momento, los menores permanecen confinados en La Purísima. "Hay menores que logran saltar o salir del recinto; para lo cual nosotros contamos también además con colaboración de Delegación del Gobierno para que haya una patrulla permanente que disuada a los menores de salir", apuntó Ahmed Al-lal.
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