Al menos 1.865 migrantes han muerto intentando llegar a las costas españolas en lo que va de año
La organización Caminando Fronteras documenta, mediante un monitoreo ininterrumpido de los teléfonos de emergencia, las tragedias ocurridas en la fronteras de enero a mayo de este año.
La ruta hacia Canarias se ha consolidado como la vía más peligrosa: 1.482 personas murieron en la ruta atlántica hacia las islas, según los datos de la ONG.

Madrid--Actualizado a
"Nos quedamos sin motor, no podíamos movernos. Llamábamos y los teléfonos no funcionaban. La gente se iba quedando como dormida… y se moría". Así relata una superviviente el horror vivido en un cayuco rumbo a Canarias. Su testimonio se incluye en el Monitoreo del Derecho a la Vida, publicado este martes por la organización Caminando Fronteras.
Al menos 1.865 han perdido la vida intentando llegar a territorio español por vía marítima desde enero a mayo de este año. De ellas, 1.482 murieron en la ruta atlántica hacia Canarias, que se ha consolidado como la vía más peligrosa. Según el informe, Mauritania se ha convertido en el principal punto de partida de las embarcaciones naufragadas en este período, 1.316 víctimas partieron desde sus costas, una tendencia que ya se venía observando desde el año pasado.
El informe de Caminando Fronteras documenta -mediante un monitoreo ininterrumpido de los teléfonos de emergencia- un total de 113 tragedias ocurridas en la Frontera Occidental Euroafricana durante los primeros cinco meses del año. Entre las víctimas, se contabilizan al menos 112 mujeres y 342 menores.
El mes más letal fue enero, con 767 muertes; seguido de febrero con 618; 261 en marzo; 162 en abril y 57 en mayo. Las personas fallecidas procedían de 22 países distintos, una muestra de la dimensión internacional de esta crisis humanitaria que sigue cobrándose vidas a las puertas de Europa.
Además, 38 embarcaciones han desaparecido, sin dejar rastro, con todas las personas que iban a bordo. La ONG ha documentado cayucos hallados en Brasil y Trinidad y Tobago, tras perderse en medio del océano. "En estos casos las personas fallecen en condiciones de sufrimiento extremo, a menudo por deshidratación, inanición o exposición prolongada a los elementos", exponen en el informe.
Otras rutas migratorias
Entre los corredores migratorios que conectan el norte de África con la península ibérica, la ruta argelina que parte de las costas de Argelia hacia el sureste español -principalmente Andalucía Oriental, Murcia, el País Valencià y las Illes Balears- genera una creciente preocupación. Solo en los primeros cinco meses de 2025, al menos 328 personas han perdido la vida en esta travesía marítima.
La organización Caminando Fronteras alerta sobre la falta de una respuesta temprana ante las señales de socorro, así como de la escasa cooperación internacional con Argelia en los protocolos de rescate y búsqueda. Según sus datos, se ha registrado un incremento de los hallazgos de cuerpos en las costas de Balears. "Algunos de los naufragios se produjeron relativamente cerca del litoral, en un espacio donde la intervención de medios marítimos y aéreos habría podido marcar la diferencia entre vivir o morir. Esta situación plantea interrogantes urgentes de responder sobre las razones por las que no se detectaron ni se buscaron a estas personas a tiempo, pese a las alertas recibidas", denuncian desde la organización.
Otra de las rutas activas es la del Estrecho de Gibraltar, donde entre enero y mayo fallecieron al menos 52 personas. Se trata en su mayoría de jóvenes y adolescentes que intentan alcanzar Ceuta a nado, equipados únicamente con trajes de neopreno o dispositivos de flotación caseros. Muchos cuerpos son hallados en un avanzado estado de descomposición y sin posibilidad de identificación. "Cada cadáver no identificado es también una ausencia no resuelta, una historia de vida interrumpida y una familia condenada a la incertidumbre. Los análisis efectuados por nuestro equipo de monitoreo dan cuenta del abandono institucional sistemático, tanto en términos de prevención como en los procesos de búsqueda, identificación y restitución de cuerpos", denuncian.
El cuarto corredor marítimo para llegar a las costas españolas es la ruta de Alborán, que conecta las costas rifeñas con Andalucía oriental. Aunque se han registrado oficialmente tres víctimas mortales desde comienzos de año, las organizaciones advierten sobre la opacidad que rodea esta vía. "La falta de información impide reconstruir con precisión las tragedias. La escasez de datos está directamente vinculada a la ausencia de alertas tempranas sobre las tragedias, así como, a la llegada de personas a tierra en condiciones de extrema vulnerabilidad y desinformación", apuntan.
Factores del aumento de mortalidad
El aumento de la mortalidad en las vías marítimas de migración responde a una combinación de varios factores alarmantes, según señala Caminando Fronteras. La organización denuncia la falta de activación de medios de búsqueda y rescate además señalan que se han documentado situaciones en las que, "a pesar de disponer de datos sobre la alerta y de haber constatado un riesgo evidente, no se aplicaron los protocolos destinados a la protección de la vida".
La organización también señala la coordinación deficiente entre Estados, basada en acuerdos para frenar los flujos migratorios más que en principios humanitarios. A esto se suman prácticas inadecuadas durante los rescates y la ausencia de investigaciones cuando ocurren accidentes. Todo ello se agrava por las condiciones adversas del mar y la precaria seguridad de las embarcaciones que muchas veces no cumplen los mínimos estándares náuticos.
Además, las neumáticas cada vez salen de lugares más alejados, como Guelmin, Sidi Ifni y Tiznit. "Estas travesías implican distancias aún mayores y se realizan en embarcaciones extremadamente frágiles, lo que incrementa significativamente el riesgo para la vida de las personas a bordo", apunta la ONG.
"Urge un análisis exhaustivo sobre el mínimo despliegue de medios aéreos en zonas clave del Atlántico, especialmente en las rutas más alejadas de la costa y de mayor riesgo. El despliegue de esta vigilancia aérea podría jugar un papel crucial en la prevención de desapariciones, acortando los tiempos de respuesta ante emergencias y aumentando significativamente las probabilidades de rescate con vida", denuncian.
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