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Los motivos de las amnistías e indultos en España: desde el franquismo hasta el cambio de milenio

Un libro analiza la historia del indulto y la amnistía en la España moderna y cómo se han utilizado estas figuras jurídicas para fines nada relacionados con la reeducación del penado.

El dictador Francisco Franco en una imagen de marzo de 1939. EFE
El dictador Francisco Franco en una imagen de marzo de 1939. EFE.

Un cambio de régimen siempre fue buen momento en España para aplicar una amnistía o un indulto general. Más allá de los perdones que Primo de Rivera otorgó a los caciques locales, el indulto general que llegó de la mano de la Segunda República para los delitos políticos considerados en el antiguo código penal, el "autoindulto" del régimen franquista y su pretendido lavado de cara y la amnistía de 1977, esta figura jurídica sigue imperando en la actualidad. No siempre con motivos técnicos: se indulta con motivo del cambio de milenio o, anualmente, por la muerte de Cristo. Manuel Torres publica Historia del indulto y la amnistía: de los Borbones a Franco (Tecnos, 2023), una profunda y ágil monografía que explica esta realidad desde la perspectiva legislativa y política.

Para conocer a fondo la historia del indulto y la amnistía en la España más reciente es crucial saber la diferencia entre ambos conceptos jurídicos. El indulto es una medida de gracia otorgada por la autoridad, ya sea un rey, un tribunal o el gobierno, mediante la cual se elimina completa o parcialmente el cumplimento de una pena ya impuesta por un tribunal. En cambio, la amnistía supone la eliminación de cualquier consecuencia procesal o punitiva de una conducta, incluso antes de que sea juzgada.

Según Torres, "el indulto siempre ha estado ligado a cuestiones técnicas y humanitarias para mitigar el rigor de una condena o para adaptarlas a las circunstancias del reo, aunque en muchas ocasiones haya sido utilizada con interés político". Es este motivo, precisamente, por el que algunos juristas se oponen a la figura del indulto, ya que la división de poderes no estaría siendo respetada. "Algunos expertos opinan que si una instancia como el Gobierno puede anular la condena de un tribunal, se estarían entrometiendo en el poder judicial", sostiene.

"En la dictadura se indultaron multitud de caciques locales que favorecieron la alternancia política"

Este catedrático de Historia del Derecho de la Universidad de Córdoba ha analizado la historia de estas dos figuras jurídicas en España desde la llegada de los Borbones hasta Franco. En total, casi 250 páginas en las que aborda cómo se han utilizado el indulto y la amnistía, y con qué fines. Por ejemplo el dictador Primo de Rivera no dejó de tratar el indulto con carácter ordinario, esto es, a personas anónimas a las que se debía mitigar la pena. En cambio, también hizo un uso político de ello. "En la dictadura indultaron a multitud de caciques locales que favorecieron la alternancia política, ya corrompida en aquel tiempo", en sus propios términos.

En estos años, además, se da un indulto algo paradigmático, una suerte amnistía, para todos aquellos jefes militares que participaron en el Desastre de Annual y que intervinieron en las actitudes corruptas que existían en el seno del ejército. Asimismo, Primo de Rivera también concedió un indulto general a los miles de jóvenes españoles que habían huido del país para evitar ser movilizados para la guerra de Marruecos.

El franquismo se autoindulta

No es raro ver en la historia de España algunas amnistías e indultos generales, prohibidos por primera vez en la constitución republicana de 1931 y, más tarde, en la de 1978. "Estas eran medidas que perseguían borrar las consecuencias penales cuando se daba un cambio de régimen", agrega el propio Torres. El indulto general, en el caso republicano, fue explícito: "Lo llegaron a manifestar como algo necesario para eliminar las consecuencias nefastas producidas por el anterior código penal", aduce el autor de la obra. En cambio, no se indultaron todos, sino únicamente aquellos relacionados con delitos políticos, de imprenta o sociales, como las penas que sufrían los obreros tras participar en huelgas.

Torres también analiza lo que denomina el "autoindulto del 39". Este caso, según defiende, supone el ejemplo más paradigmático de la transgresión de cualquier principio de justicia. Así lo explica: "Se trata de un indulto y amnistía general que los militares sublevados conceden para todos aquellos delitos cometidos entre el 14 de abril de 1936 y el 18 de julio de 1939 ejercidos contra cualquier elemento de la República, y no hacen diferenciación alguna entre unos delitos y otros. Ya sea robo, asesinato o lesiones, si sus autores se confesaban partidarios del nuevo Movimiento Nacional, quedaban impunes". Todo ella deja entrever las grandes diferencias entre lo ocurrido con la amnistía e indulto de 1931 y los de 1939.

El indulto durante el franquismo, propaganda política

A lo largo de la dictadura franquista, el indulto también fue utilizado por el régimen como una forma de propaganda y lavado de cara. "El autoindulto de 1939 pretendía borrar cualquier memoria delictiva de cualquier persona que hubiera apoyado el golpe de Estado y el levantamiento militar, pero al final de la guerra el indulto se utiliza para liberar la presión en las cárceles", desarrolla el docente universitario.

"El autoindulto de 1939 pretendía borrar cualquier memoria delictiva de quien hubiera apoyado el golpe de Estado"

A decir verdad, los estudios cifran en 300.000 personas la población reclusa de la inmediata posguerra. A medida que el régimen se fortalece y considera que controla la situación, los indultos son una forma de liberar esa presión, pero sin borrar la memoria del delito, como sí hubiera hecho una amnistía.

"Permitieron a muchos internos salir de prisión, pero con limitaciones en su capacidad de obrar, como no desempeñar puestos públicos y algunos oficios. Quedan marcados dentro de la sociedad", incide Torres. Los indultos durante el franquismo en ningún caso atendieron a razones técnicas, como queda comprobado en los que el régimen efectuó por lo que denominó los "25 años de paz" en 1964, la llegada de un nuevo papa al Vaticano o un año jubileo. "No querían llevar a cabo una política de reconciliación nacional, como empezaron a decir desde el propio régimen en la década de 1960", aclara el autor. Es decir, este tipo de indultos nunca fueron una medida de integración, sino una estratagema por parte del franquismo de reducir la población carcelaria, primero, y de reducir la violencia con la que era vista la dictadura en el exterior, después.

Pero el franquismo murió matando. Salvador Puig Antich fue la última persona asesinada por el régimen dictatorial a garrote vil en 1974, y los últimos fusilamientos llegaron hasta septiembre de 1975, cuando la dictadura terminó con la vida de tres militantes del FRAP y dos de ETA. Según el análisis que plantea Torres, los regímenes tratan de fortalecerse cuando están en sus estertores, tratan de fortalecerse al máximo, numantizarse para demostrar su fuerza, lo que no deja de ser, en realidad, una muestra de su propia debilidad, parafraseando sus términos. Diferentes sectores de la sociedad nacional e internacional, hasta el papa de Roma, intentaron evitar estas ejecuciones, pero para ellos no hubo indulto posible.

La amnistía del 77, una piedra en el camino democrático

Años después llegó la controvertida amnistía de 1977, el gran impedimento jurisdiccional para que los criminales franquistas sigan sin ser juzgados, al menos en España, y ahora blindada tras la aprobación de la Ley de Memoria Democrática. Torres dice que "aquello se vio como una liberación, una manera de reconciliación, pero pasado el tiempo observamos cómo, en realidad, los grandes beneficiados fueron aquellos que reprimieron durante la dictadura, y no solo los reprimidos".

"Los grandes beneficiarios de la amnistía del 77 fueron los que reprimieron durante la dictadura"

El catedrático de la Universidad de Córdoba apunta que esta es una de las asignaturas pendientes que han quedado de la Transición y de la llegada de la democracia a España. Como la propia palabra dice, la amnistía trajo la amnesia, el olvido, el pretendido borrado que tantos y tantos activistas por la memoria se empeñan en evitar. "La amnistía del 77 es el coladero por el que entra toda esta impunidad de quienes, en todo caso, hubieran sido juzgados conforme al derecho penal", resume Torres.

Preguntado por la posibilidad de derogar aquella amnistía, el experto asume que es una difícil empresa. "Aplicando principios de derecho penal, la retroactividad de una amnistía sería muy complicada salvo que fuese de acuerdo con las normas internacionales, es decir, delitos de lesa humanidad", comenta. Eso es, precisamente, lo que está ocurriendo en Buenos Aires, donde cientos de querellantes forman parte de la macrocausa que investiga los crímenes del franquismo.

España indulta en honor a la muerte de Cristo

Aunque la amnistía se vea como un lejano recuerdo, el indulto sigue en el día a día. Consejo de ministros tras Consejo de ministros, la medida de gracia sale a relucir y, a veces, sin motivo técnico aparente. "Pronto veremos los indultos que algunas cofradías hacen en Semana Santa. Somos un Estado aconfesional, pero, aun así, el Consejo de ministros los aprueba con motivo de la muerte de Cristo", aduce Torres.

"Somos un Estado aconfesional pero, aun así, el Gobierno aprueba indultos con motivo de la muerte de Cristo"

La historia más reciente es elocuente al respecto. En diciembre del año 2000, José María Aznar indultó a 1.454 personas con motivo del Jubileo, entre los que se encontraban varios condenados por casos de corrupción. "Lo hizo porque el papado había pedido a los gobiernos del mundo que indultaran, y aquí lo hicieron con ese motivo y el cambio de milenio", añade el autor. España, en el año 2000, indultaba de la misma forma que se hacía antiguamente por motivos cósmicos, un milagro o un eclipse lunar.

Más allá de estas consideraciones, el indulto y la amnistía son dos figuras jurídicas que han vertebrado la historia moderna de España. Según Torres, necesarias. Según finaliza él mismo hablando del indulto, "el verdadero sentido del derecho penal debe ser reeducar a la persona. Si tras analizar sus circunstancias se concluye que merece una segunda oportunidad aliviando la pena, yo creo que es más beneficioso llevarlo a cabo".

Corrección: Este artículo ha sido corregido ya que por error no hacía referencia a que también hubo muertos de ETA entre los últimos asesinatos del franquismo.

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