Durante los últimos días, los medios de comunicación, incluido este,  se han hecho eco de una noticia en la que, recurriendo al tópico, la realidad superaba a la ficción. La noticia contaba que Kristine Barnett y su exmarido, Michael Barnett, fueron detenidos a principios de esta semana acusados de abandonar a su hija adoptiva, una niña llamada Natalia Grace afectada por un trastorno del crecimiento óseo llamado displasia  espondiloepimetafisaria que adoptaron en 2010 y que efectivamente abandonaron en 2013, aunque el caso se ha destapado ahora. En su defensa los Barnett aseguraban que Natalia Grace no era tal, sino una "psicópata" de 22 años con enanismo que quería matarlos a ellos y a sus hijos biológicos. 

Todo ha resultado ser mentira. En este caso, la ficción ha superado a la realidad y seguramente al sentido común: muchos creyeron la falsa versión de los padres.

Un medio español, El Confidencial, se ha tomado en serio la tarea de comprobar que había de verdad en esta historia. La verdad es que Kristine Barnett y su ahora exmarido, Michael Barnett, entonces residentes en Indiana (EEUU), adoptaron en 2010 Natalia Grace. Según El Confidencial, la adopción de Natalia Grace se formalizó en apenas 24 horas. La niña tenía seis años. 

Los primeros meses las cosas fueron bien. Pero un día Kristine, la madre adoptiva, descubrió que la niña ya tenía vello púbico y la menstruación. Según la versión de Kristine, la niña trataba de ocultar su menstruación, lo que le llevó a pensar que la niña no tenía ocho años tal como decía su partida de nacimiento, sino una adolescente incluso una adulta haciéndose pasar niña. Pero cuenta El Confidencial, tanto el vello púbico como la menstruación precoz eran consecuencias del trastorno displásico que padece Natalia Grace.

Con la mosca detrás de la oreja, los Barnett sometieron a la pequeña Natalia Grace a un examen médico en 2012. Se suponía que tenía nueve años por entonces. La exploración médica cifró la edad de la niña "en alrededor de 11 años". Pese a las evidencias médicas, los Barnett, convencidos de tener a una mujer adulta en su casa, lograron cambiar la edad legal de Natalia Grace a 22 años. Nadie sabe cómo lo lograron.

Así se llegó a 2013. Ese año la familia Barnett se mudó a Canadá: el  Instituto Perimeter de Física Teórica había ofrecido una beca a uno de lo hijos biológicos del matrimomio Barnett, un chaval con autismo y un genio en matemáticas. Pero a Canadá no fueron todos: los Barnett dejaron a su hija adoptiva atrás. 

Michael y Kristine Barnett pagaron un año de alquiler de un apartamento de Lafayette (Indiana) y allí se quedó la niña, sola. Ya en Canadá, Michael y Kristine se separaron. Dejaron de pagar el alquiler y la niña fue expulsada de la vivienda unos meses después. No está muy claro cómo pudo salir adelante sola una niña de 10-11 años, pero lo cierto es que lo hizo, al menos unos meses. En paralelo, en su escuela advirtieron que Natalia Grace había dejado de ir a a clase. El director del colegio dio la voz de la alarma y las autoridades intervinieron. 

Según ha podido saber El Confidencial a través de Facebook, "hace tres años, en 2016, Natalia Grace Barnett abandonó Lafayette para reubicarse en otro condado con la familia de Cynthia y Antwon Mans, al menos hasta 2018". 

Además, el padre adoptivo está colaborando con las autoridades que investigan este caso y ha reconocido que Natalia era una niña cuando le cambiaron la edad en 2012 y que Kristine, la madre, le advirtió de que dijera a todo el mundo que su edad era de 22 años si le preguntaban.

Kristine Barnett, sin embargo, sigue difundiendo la misma versión de que Natalia Grace es una adulta que quería matarla.