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Novatadas en la Universidad Las novatadas, el supuesto "vehículo de integración" que margina a quienes no juegan

Los veteranos de los colegios mayores siguen fomentando las novatadas, un ritual donde el alcohol juega un papel fundamental. No todos los universitarios de primer año afrontan igual una tradición que fomenta el acoso y abuso de poder.

Un alumno en una foto de archivo. EUROPA PRESS/Archivo

ARANCHA RIOS

“¡Se presenta la puta y vil novata Marina, alias Sabandija, procedente de la puta y vil ciudad de León!…”. Así arranca la presentación estándar de cualquier colegial de nuevo ingreso en España. El nombre, el mote y la ciudad, aquí inventados, corresponden a los datos del sujeto que, durante aproximadamente mes y medio, quedará subordinado a las órdenes y antojos de sus superiores, los todopoderosos veteranos. La mayoría de los novatos siguen el juego y dicen disfrutarlo. Otros no: sufren en silencio un ritual que les marginan del resto de los compañeros con los que convivirán durante su primer año de carrera.

Muchos callan, otros insinúan y muy pocos denuncian la situación que soportan. Son las ovejas negras de un rebaño supeditado a pruebas que, dependiendo del colegio mayor, son más o menos duras. El alcohol (normalmente de cartón de vino barato) juega un papel indispensable para realizar la mayoría de ellas. Las famosas alcoholimpiadas son, entre los veteranos, de los momentos más esperados de todo septiembre.

“Sí que te obligan a beber. Pero tú entras en el juego. Yo no me arrepiento, pero a lo mejor para alguien que no beba es más complicado. Esa es una de las partes que a mí no me gustan de las novatadas”, explica Sandra (nombre ficticio), excolegial de uno de los cinco colegios mayores de la Universidad Complutense de Madrid.

"Es una putada que tú seas tímido o que no te guste ese ambiente"

Para Sandra valorar la situación es complicado. Ella disfrutó mucho las novatadas. Se define como una persona “normativa”, que no le cuesta hacer amigos y que lo pasa bien. “Sé que hay gente que llega y le cuesta más. Es una putada que tú seas tímido o que no te guste ese ambiente y te veas con que todo el mundo está metido en ese rollo”, reflexiona.

Sandra apunta que los abusos no se dan tanto en los colegios mayores mixtos (insiste en que en el suyo no ocurrieron mientras ella vivía allí), sino en los segregados por sexo, especialmente si un hombre asume el rol de jerarca: “Como en todos lados, hay personas pueden utilizar mal el poder. Los veteranos sienten ese poder. Sobre todo, pasa con los hombres. Les dan el mando con 80
nuevos a su cargo y se pueden poner un poco dictadores”.

Para hacerlo sin ser molestados, acuden los parques y explanadas de la Ciudad Universitaria de Madrid. Allí ponen a los novatos en fila y les hacen pasar por distintas pruebas físicas y psicológicas. Tienen que hacer sus presentaciones, cantar canciones típicas de las novatadas o beber hidalgos (engullir el alcohol de tu vaso de un solo trago) cuando el veterano lo desee.

La Complutense, completamente consciente de que se realizan estas prácticas, puso en 2017 en marcha el PsiCall, un servicio telemático, inmediato y gratuito de atención psicológica a estudiantes y residentes Colegios Mayores adscritos UCM. A pesar de que todos los años existen alumnos que sufren las novatadas, el año pasado PsiCall solo recibió dos llamadas de colegiales que manifestaron sentirse mal.

Francisco José Estupiñá, supervisor de este servicio telefónico, explica que los alumnos no llegan a llamar por dos razones: “La primera es porque tardan en enterarse de que existe. La población sobre la que se da el abuso es la que menos tiene mapeados los recursos de la universidad. La segunda es el propio carácter de las novatadas: se tiende a asumirlas y a aceptarlas. Aunque salvaje, no deja de ser un vehículo de integración y uno se quiere integrar”.

Según Cristina Larroy, directora de PsiCall, si un alumno deja de pedir ayuda o denunciar la situación podrá sufrir “aún más malestar, tristeza, niveles altos de ansiedad y baja autoestima”. Para combatir estos casos, Larroy recuerda que el gabinete de psicología organiza campañas de concienciación y talleres de prevención e invita a cualquier persona que sufra abusos en su colegio mayor a ponerse en contacto con ellos.

¿Dónde queda la responsabilidad social?

Las novatadas están expresamente prohibidas en la mayoría de los colegios mayores de España. Sin embargo, los veteranos gozan de total impunidad año tras año. En 2014 el Senado aprobó por unanimidad una moción que instó al Gobierno a adoptar medidas para frenar estas prácticas. Cinco años más tarde se siguen promoviendo acciones vejatorias.

Más allá de castigar a determinadas personas (como a los experimentados colegiales o a los directores de las residencias que hacen oídos sordos), Loreto González-Dopeso, presidenta de la asociación No más novatadas, apuesta por fomentar la sensibilización entre los miembros de la sociedad para que se reaccione de forma conjunta contra los abusos.

“Las personas no lo percibimos como un problema. Pensamos que son tradiciones, bromas”, afirma. El hecho, explica González-Dopeso, es que porque una cosa sea divertida para alguien, no la convierte en aceptable socialmente. “Un ejemplo son la novatadas con huevos. La gente de la calle paga un euro para estrellar huevos en la cabeza de chicos novatos que están de rodillas en vías públicas. Participan hasta niños”. Es decir, que un chaval de cinco años que intervenga en esta acción, normalizará las vejaciones que este pueda sufrir o realizar en un futuro.

Por esta y otras situaciones, la directora de No más novatadas insiste en que se debe apostar por una educación que fulmine no solamente estas actitudes, sino también las que proponen que las novatadas sean diferentes, “ya que es como si dices que otro tipo de bullying es posible”. Es  decir, el reto está en enseñar a concebir los acosos entre colegiales como que son: un abuso de
poder.

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