Una nueva generación de activistas se organiza contra la crisis climática y turística que precariza su futuro
Desmontando la opinión generalizada de que están desmovilizados y que no se organizan, una nueva generación de activistas carga contra el capitalismo para resolver la crisis ecosocial y para tener una vida digna.
Barcelona-Actualizado a
Si de verdad alguien piensa que la única preocupación de los jóvenes es quedar bien delante de una cámara o conseguir no-sé-cuántos me gusta en la red social de turno, está muy equivocado. Decir que la juventud está completamente desmovilizada y que es incapaz de organizarse colectivamente es mentira: mientras en mayo los universitarios acampaban para protestar contra el genocidio en Gaza, este junio se convocó una manifestación multitudinaria en Barcelona para denunciar la crisis ecosocial y para exigir un cambio de rumbo que garantice un futuro más verde y digno.
Las movilizaciones recuperan el hilo de 2019, cuando miles de personas se manifestaron en las huelgas por el clima, impulsadas en todo el mundo, precisamente, por los jóvenes.
Bajo el lema "Salud, tierra, futuro", cientos de manifestantes salieron a la calle para criticar el modelo turístico y económico actual en una marcha organizada por Arran, End Fossil Barcelona, Fridays For Future Barcelona, Futuro Vegetal y Juventud x Clima – Fridays For Future Mallorca. Esta simbiosis entre entidades juveniles ecologistas y políticas nació a partir de "la necesidad de vincular la lucha contra el cambio climático con la lucha por la libertad y la justicia social", explica a Público Júlia Roig, una de las portavoces de Arran, la organización juvenil de la Izquierda Independentista.
Según la militante anticapitalista, "la juventud lleva muchos años en una espiral de no tener trabajo, dinero ni casa", una situación que puede acabar "cristalizando en una desesperanza muy fuerte". Y precisamente por eso, su voluntad era y es "romper este mantra" y "recuperar la ilusión por construir" algo mejor.
"Los macroproyectos, la insostenibilidad de las ciudades con el turismo, los efectos de la crisis ecosocial, la sequía. Todo esto nos lleva a dar un golpe en la mesa y a decir que no se puede seguir así, que se necesita un cambio urgente", añade. Concuerda con Roig una de las portavoces de la entidad End Fossil Barcelona y estudiante de Periodismo en la Universidad Pompeu Fabra, Sara Santana, quien apunta que "a pesar de los estereotipos", los jóvenes siempre han sido uno de los sectores "más combativos".
La lucha ecologista sin la anticapitalista es "imposible"
Santana asegura que "toda la gente que salía a manifestarse en 2019 por el clima no ha desaparecido", sino que a causa de la pandemia "no se pudieron movilizar y se quemaron". Según explica, ha costado un poco arrancar de nuevo y motivar a las nuevas generaciones que pasaron la adolescencia encerrados en casa, pero que "es momento de volver a salir y ocupar las calles".
En esta línea, Roig lamenta que sí hay una parte de la juventud que no está organizada porque "ha calado mucho el discurso de que no hay alternativa al sistema capitalista", pero la manifestación del 8 de junio, dice, fue un "éxito" y es el primer paso para "mantener vínculos y tejer alianzas" con otros colectivos que tienen mucho "potencial".
Y es cierto, porque a pesar de que End Fossil o Fridays For Future sean entidades enfocadas en denunciar el cambio climático, hacerlo sin cargar contra el capitalismo es "imposible", asevera Santana. De hecho, dice que, si no es a través de la vía del decrecimiento, "es greenwashing", y añade que "las empresas se venden como si fueran verdes, pero continúan contaminando igual".
Una de las principales demandas que expresaron en la manifestación fue la de acabar con el monocultivo turístico que, según la portavoz de Arran, es el sistema que coloca el turismo como el principal motor económico. "Que se priorice el turismo genera una serie de condiciones precarias a nivel de trabajo, incremento del coste de vida, vivienda, etc. Queremos cambiar el sistema que lo único que hace es enriquecer a los que ya son ricos y empobrecer a la clase trabajadora por un sistema que ponga las necesidades de las personas en el centro", concluye.
El origen de End Fossil Barcelona
End Fossil es un movimiento internacional que llamaba a los estudiantes de todo el mundo a ocupar escuelas, universidades e instituciones nacionales para acabar con la era de los combustibles fósiles. Su delegación en Barcelona nació en 2022 con la idea de hacer solo una acción en la Universidad de Barcelona (UB).
Ese mismo noviembre, unos cuantos jóvenes ecologistas ocuparon el campus de la plaza Universidad y lograron algunas victorias: la UB se comprometió a implementar una asignatura ecosocial obligatoria en 2024 y a revisar, conjuntamente con el resto de las universidades públicas catalanas, su vinculación con empresas y bancos ecocidas.
Viendo el éxito de la acción, seis meses más tarde, en mayo de 2023, también ocuparon durante una semana la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). Después de esto y de meses muy "duros" por la cantidad de movimiento, decidieron seguir adelante con la entidad, explica Santana.
Según ella, al final, "el tema de los combustibles es uno de los grandes temas detrás de la crisis climática", al mismo tiempo que las ciudades "han adoptado un modelo turístico que va dirigido a personas con más poder adquisitivo, sin importar cómo lo pasan sus vecinos".
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