Este artículo se publicó hace 2 años.
El nuevo plan de Ayuso para las Urgencias se estampa contra su propia precariedad y arranca sin médicos disponibles
La primera noche en funcionamiento de los Puntos de Atención Continuada (PAC), urgencias extrahospitalarias en los barrios diseñadas por el Gobierno de Ayuso, demuestran un caos total y una falta de personal alarmante.
Jose Carmona
Madrid-Actualizado a
"Cuídate, y si te pasa algo, mejor vete a un hospital", bromea Luisa para compensar el profundo desánimo. Es la una de la mañana y un reguero de hormigas es la única visita al Punto de Atención Continuada (PAC) de Carabanchel, en la calle Aguacate. Es su primera noche en funcionamiento, por decir algo, porque tal vez esa palabra quede grande a la realidad de estas instalaciones. Una enfermera y un celador son los únicos inquilinos de un local desolador, frío y destartalado. No hay médicos y sobre ellos dos recae todo el peso de unas urgencias nocturnas responsables de un radio de población de unas 100.000 personas.
La reestructuración de la sanidad pública a cargo del Gobierno de Isabel Díaz Ayuso ha convertido los 37 Servicios de Urgencias de Atención Primaria (SUAP) y los 41 Servicios de Atención Rurales (SAR) en Puntos de Atención Continuada (PAC). Un total de 78 Urgencias en centros de salud (también conocidas como urgencias extrahospitalarias) que han empezado a funcionar este 27 de octubre y que ya en su primer día han demostrado tener carencias profundas e insostenibles en el tiempo.
Los sanitarios insisten: los recién extintos SAR funcionaban bien pero han sido borrados del mapa
Las urgencias extrahospitalarias, ubicadas en los barrios y ciudades del extrarradio, nacieron con el objetivo de dar cobertura a los hospitales y rebajar su flujo de pacientes. Puntos de soporte al ciudadano donde recetar medicamentos, hacer breves chequeos y dar algo de alivio médico sin la necesidad de pasar por el trajín de un gran hospital. Los recién extintos SAR, repiten los sanitarios y sindicatos de forma sistemática, funcionaban bien pero han sido borrados del mapa. Los SUAPS, cerrados hace dos años durante la pandemia, dejaron un agujero que no ha sido cubierto hasta ahora, aunque el remedio no parece ser más que una tirita en un hombre tiroteado. El Gobierno de Ayuso tiene tan poco personal contratado que no hay médicos para todos los centros. ¿Qué aporta a un ciudadano un centro sanitario si no tiene doctores?
Luisa es enfermera y a las 17.00 de la tarde iniciaba su primera guardia en este PAC de Carabanchel. Su horario cubre hasta las 08.00 de la mañana del día siguiente, hora en la que se vuelven a abrir los centros de salud. Para su sorpresa, la sanitaria ha descubierto a su llegada que no habría ningún otro trabajador. Ella sola, una enfermera, para todo lo que viniera, sin importar tipos de dolencias o gravedad. No estaba previsto que ningún médico acudiera a la guardia y eso no iba a cambiar. Tras insistir mucho, lo máximo que consiguió es que le enviaran a un celador. Pero ni hablar de médicos.
Esta situación, lejos de ser excepcional, ha sido constante y reiterada en el primer día de los PAC. En Guadarrama, Espronceda, Móstoles, Valdemoro, Rivas, Federica Montseny y Soto del Real tampoco se han presentado médicos, confirman desde Comisiones Obreras. Un único celador en cada puesto que ha abierto el servicio pero que no tiene ninguna capacidad sanitaria para gestionar cualquier incidencia. En el caso del centro de Villalba, directamente ha sido imposible su apertura. Un plan que ha hecho aguas en su primer día y que temen que una vez los ciudadanos sepan que pueden acudir a ellos generen situaciones donde no puedan ser atendidos pese a desplazarse hasta los sitios.
"Soy enfermera, no puedo hacer prescripciones ni observaciones, para eso necesitamos un médico"
"Soy enfermera, no puedo hacer prescripciones ni observaciones, para eso necesitamos un médico", asevera desde la puerta del recinto. "No estoy capacitada", denuncia con agobio ante la posibilidad de tener que enfrentar una situación que desborde sus capacidades. Por suerte para ella, los vecinos aún no saben que los PAC ya están en funcionamiento y no piensan en ellos como una alternativa viable cerca de casa. "Si viene un niño que ha comido plastilina a lo mejor puedo hacer algo, pero si viene con otra cosa se me muere aquí y no puedo hacer nada. Menos mal que la gente aún no sabe que estamos abiertos", relata con extrema preocupación.
La situación, de tintes kafkianos, ha derivado en que la visita de un paciente ha sido resuelta de la forma más precaria. Un hombre llegaba al PAC de Carabanchel con un derrame en el ojo y, ante la falta de conocimiento de la enfermera, esta se ha visto obligada a escribir por WhatsApp a compañeros médicos para pedirles recomendaciones. "Le he derivado a un hospital porque yo no sé si lo que tiene es grave o no", confiesa apurada.
Luisa: "La gente, si viene, quiere ver a un médico, no a una enfermera"
"La gente, si viene, quiere ver a un médico, no a una enfermera", asegura Luisa, que como el resto de los compañeros destinados, ha descubierto su destino en plena madrugada. "Me han mandado un email a las 01.00 de la madrugada en el que me decían que me tocaba Carabanchel. Lo he leído a las 02.00, porque estaba despierta. No se puede dormir con esta incertidumbre", sostiene. Además, los horarios no cuadran con lo establecido en el acuerdo entre sindicatos y Gobierno. Hay quienes se han visto con horas de más y quienes con horarios por debajo a lo estipulado. "Yo debería hacer en los próximos dos meses 270 horas y me han asignado 190", relata Luisa como prueba de este sinsentido.
Sin datos oficiales, pero con la certeza de que ha sido algo significativo, durante el primer día de funcionamiento de los PAC los sindicatos tienen la certeza de que ha habido muchas solicitudes de bajas ante el panorama venidero y la Comunidad de Madrid ha pedido que el personal del SUMMA 112 esté disponible para cubrir turnos. Madrid y su sanidad pública tienen un problema: es una ciudad donde tener médicos se considera prioritario.
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