Este artículo se publicó hace 3 años.
¿Por qué la nueva oleada de covid en el País Valencià es diferente a las anteriores?
La región supera ya los 400 casos de incidencia acumulada por 14 días, pero la presión hospitalaria se mantiene estable mientras la atención primaria concentra el sobreesfuerzo.
Joan Canela
València-
La Conselleria de Sanidat Universal notificaba el jueves 2.534 nuevos casos de covid, 700 casos más que el mismo día de la semana pasada. Lejos quedan los tiempos en qué el País Valencià aparecía como uno de los territorios europeos con menor incidencia de la enfermedad. A pesar de la promesa de una "desescalada prudente" del presidente Ximo Puig, la apertura al turismo y a las actividades de ocio han disparado el número de contagios a una velocidad que incluso supera las anteriores oleadas. En respuesta, la Generalitat ha tenido que dar marchar atrás y volver a los toques de queda –entre la una y las seis de la madrugada– en 32 municipios, incluida València, limitar los grupos de más de diez personas, reducir al 50% del aforo en interiores de establecimientos hosteleros, medidas estrictas para celebrar actos masivos y la prohibición de la venta de alcohol a partir de las ocho de la tarde.
Con todo, no parece que las graves consecuencias de las oleadas anteriores se estén repitiendo, sobre todo las dos peores: la alta mortalidad y el colapso hospitalario. En cuanto a la primera, también el jueves, la misma Conselleria anunciaba dos muertos, mientras que el 1 de febrero, en el momento más álgido del principal golpe del virus en estas tierras, traspasaron 193 personas. Obviamente, la cifra podría crecer si las infecciones siguen aumentando, pero dos semanas ya después de la explosión de julio, la media semanal se mantiene estable en un deceso diario. En otras ocasiones, las curvas de infecciones y muertes crecían prácticamente en paralelo.
El otro gran peligro, el colapso sanitario, tampoco está llegando. Al menos tan rápidamente como las otras veces. Ahora mismo hay 421 personas ingresadas por covid en los hospitales valencianos, 51 de estas a la UCI, cifras diez veces por debajo del que se vivió en enero y febrero. David Pla, enfermero en la zona covid del Hospital La Fe –el mayor del País Valencià– reconoce un incremento de los ingresos, pero recuerda que se encuentra todavía muy lejos de la situación que sufrieron en invierno, cuando llegaron a superar los 70 pacientes críticos, superando ampliamente las capacidades del sistema sanitario para absorberlos. "Ahora la cosa está subiendo, pero tenemos una decena de pacientes, nada que ver con enero", recuerda Pla.
Pla: "Ahora la cosa está subiendo, pero tenemos una decena de pacientes, nada que ver con enero"
Tampoco en Salud Pública –los famosos "rastreadores"– tienen el sentimiento de guerra total y de pérdida de la trazabilidad del virus. "El volumen de trabajo es grande y llegan muchos casos, pero después de lo que sufrimos en enero, pues ya no hay nada comparable, ahora se respira mucha tranquilidad", explica un trabajador del departamento. Con todo, desde la Conselleria avisan que a partir de lunes entrarán a trabajar nuevos rastreadores para reforzar el servicio.
La atención primaria, la gran damnificada
La explicación a este comportamiento diferente es una: las vacunas. En el País Valencià la tasa de vacunación con la dosis completa llega al 46% de la población. Y en el caso de los mayores de 40 años sube al 91% con una sola dosis. "En esta oleada no hay la gran mortalidad de gente mayor y aunque aumentan las hospitalizaciones, no lo harán al mismo nivel que las anteriores", explica el médico Rafael Sotoca. Pero también alerta que "la sobrecarga del sistema hospitalario se está trasladando a una atención primaria que se encuentra totalmente agotada después de tantos meses y, además, nada preparada para esta oleada, puesto que en verano se complementan planes de mantenimiento, con menos servicios y menos personal por las vacaciones". "Ahora mismo, la mayoría de contagios son en gente joven, con síntomas leves, que pasa por el médico de cabecera pero no va el hospital", continúa el doctor, quien también pide "comprender las necesidades de la juventud y no culparlos de todo, teniendo en cuenta su generosidad cuando se apuntan masivamente a la vacunación".
Para Sotoca, el peor de esta oleada es "la parte psicológica" y reconoce que en sus pacientes "se nota la desesperanza" por una oleada que nadie se esperaba, especialmente cuando en verano, con más actividades al aire libre, tendría que facilitarse la contención de las infecciones.
La parte positiva es que "finalmente se ha puesto en evidencia la importancia de la atención primaria y la necesidad de una reforma a fondo, no un parche para salvar el verano, que preparo esta piedra angular del sistema sanitario para la próxima década", reclama Sotoca. "La inversión en atención primaria es extremadamente eficiente, cada euro invertido aquí se recupera ampliamente al prevenir dolencias que después serán mucho más caras de tratar, al reducir las bajas laborales, tratamientos agresivos, etcétera", detalla el doctor.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.