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El periplo de varios españoles atrapados en Perú, que denuncian desentendimiento de la embajada española

Los activistas, en labores humanitarias en el país, critican la represión policial que sufren los manifestantes tras la destitución del expresidente Pedro Castillo.

Los cinco españoles atrapados en Perú
De izquierda a derecha: Javi, Dahir, Fran, Nuria y Paula, los cinco españoles que llevan atrapados en Perú desde que se declaró la destitución del expresidente peruano, Pedro Castillo. Dahir Torre

Cinco españoles han permanecido atrapados en el sur de Perú desde el 7 de diciembre, día del intento de disolución del Gobierno del expresidente Pedro Castillo. Ese ha sido el caso de Dahir Torre, voluntaria en el centro de ayuda a menores en situación de abandono, Charcos y Semillas, y que se encuentra ahora en Chile con su novio preparando su regreso a España.

Al igual que decenas de españoles que han salido del país este lunes tras la apertura de los aeropuertos. Fue avisada por una compañera para darse prisa en coger el avión por si acaso se le interrumpía el regreso a casa, como le sucedió en varias ocasiones desde que intentó volver. Algo que podría haber tenido solución si no fuera por la falta de ayuda de la embajada española. Hay buenas palabras, pero no soluciones.

Dahir ha estado durante dos meses de voluntariado en Perú y tanto ella, como sus cuatro compañeros de viaje, estuvieron desde el 7 diciembre con mucha incertidumbre en la ciudad de Arequipa, situada al sur del país. Aeropuertos cerrados, protestas, represión policial y las muertes de, al menos, 27 manifestantes. Algunos alemanes, holandeses e italianos que se encontraban en la misma situación que Dahir y su grupo, han podido volver antes a sus países al recibir "una respuesta resolutiva" por parte de sus embajadas.

El ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, indicó el pasado lunes que hay al menos 360 turistas españoles atrapados en Perú, de los que 175 ya han conseguido salir.

Abandonados por su país

La joven explica para Público que el mismo día de la destitución hablaron con la embajada española para pedir recomendaciones y para saber cómo actuar: "Nos dijeron que continuáramos viajando y que en Lima había unos museos preciosos. Al principio se nos decía que no iba a pasar nada, que esto no duraría nada", ha lamentado. "Desde el consulado se nos dijo, cuando nos quedamos sin recursos económicos por la situación, que siempre podíamos pedir ayuda a la Iglesia de Perú, porque esta sería la que podría darnos alojamiento y recursos básicos", añade tras recordar que todos estos días han estado viviendo en un Airbnb pagado con sus ahorros.

Tuvieron la oportunidad de salir este domingo del país en un avión humanitario del Ejército peruano enviado por el Gobierno Regional de Arequipa. Las autoridades regionales les llamaron para rellenar un cuestionario y les prometieron una llamada que nunca llegó. A la vista de esta situación, cuando intentaron acceder al viaje por sus medios, se les presentó una decisión difícil: solo cuatro de ellos podían subir.

Acudieron al Consulado de Arequipa con intención de pedir ayuda, entre tanto silencio y espera en la calle, les acabó abriendo la puerta una trabajadora de la limpieza. "No había nadie dentro: el cónsul estaba en su casa por la peligrosa situación que estaba viviendo el país. Al final descubrimos que estaba de compras navideñas", ha manifestado Dahir.

Una situación crítica

El vicepresidente de la asociación, Pablo Grijalvo, desde España y ante la negativa de la embajada del país de facilitarles una solución, asegura que todo lo que han podido hacer desde su centro es asistir logísticamente aportando contactos e información. Se frustra. Lamenta la situación porque, añade, no pueden hacer "gran cosa" al tratarse de una asociación humanitaria tan pequeña como la suya: "Y menos en lugares donde nunca hemos estado presentes ni tenemos influencia".

Un lugar que, recuerda, está pasando por un momento muy crítico por los continuos enfrentamientos de la policía contra los ciudadanos. Las calles fueron testigo de manifestaciones pacíficas antes de que saliera el Ejército y se tomara el aeropuerto de Arequipa, pero ahora solo hay tensión y muertos. "La sociedad peruana se encuentra bastante polarizada y atraviesa un momento crítico. Ojala visibilizar ayude a calmar las cosas y deje de haber muertos", ha remarcado Grijalvo.

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