Este artículo se publicó hace 4 años.
PescaIslandia cancela por segundo año consecutivo la caza de ballenas
El distanciamiento social forzado por el coronavirus y la dura competencia con los productores de Japón, principal mercado para la carne de este animal, acercan el final del sector ballenero islandés.
Madrid-
Los barcos balleneros de Islandia permanecerán por segundo año consecutivo amarrados en sus puertos. De esta forma, el país nórdico, que es uno de los tres países que en la actualidad continúa dando caza a estos animales junto a Japón y Noruega, empieza a vislumbrar el principio del fin de esta práctica en sus aguas.
Son varios los motivos que han propiciado el cese de esta caza durante dos temporadas seguidas. El primero tiene que ver con la covid-19, dado que los empleados de las empresas dedicadas a la exportación de la carne de estos cetáceos no podrían trabajar en las embarcaciones y en el procesado de la materia prima con las mínimas distancias de seguridad.
Sin embargo, existen razones más profundas que invitan a pensar que el sector ballenero en Islandia tendría los días contados. Y para encontrarlas hay que mirar a Japón, el principal consumidor del mundo de carne de ballena. El país nipón reanudó en 2019 la caza de estos animales tras retirarse unos meses antes de la Comisión Ballenera Internacional.
El Ejecutivo japonés decidió desviarse del consenso internacional alcanzado para proteger a estos animales, adoptando además una serie de medidas proteccionistas con las que poner en una situación más favorable al sector ballenero del país frente a la de productores extranjeros.
Una decisión que dejó tocadas a las empresas de caza de ballenas islandesas, abocando incluso a alguna a un cese de actividad permanente, como anunció el gerente de la compañía ballenera IP-Utgerd Gunnar Bergmann Jonsson, en unas declaraciones que recoge Forbes: "Nunca más voy a cazar ballenas", aseveró.
Desde Hvalur, otra de las grandes compañías balleneras islandesas, también se ha anunciado que este verano no saldrán a la mar en busca de estos cetáceos. Para su CEO Kristjan Loftsson es "casi imposible" tratar la carne de estos animales manteniendo unas mínimas distancias de seguridad, según declaró a ZM Science.
Aunque también ha jugado un papel clave los cambios que se viven en el país respecto a la forma de hacer negocio con las ballenas. El crecimiento que ha experimentado el turismo de observación de estos animales desde principios de siglo ha ido virando la aceptación de estas prácticas pesqueras entre la población del país nórdico, haciendo que el final de la caza de ballenas asome en el horizonte.
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