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La precariedad laboral y las dificultades para emanciparse marcan a la generación  de jóvenes mejor preparada de la historia

Las generaciones herederas de sucesivas etapas de crisis y los expertos explican a 'Público' las dificultades a las que tienen que sobreponerse a la hora de poder estudiar, trabajar y formar su propia vida.

Celia del Barrio, portavoz del Sindicato de Estudiantes de Madrid, responde a las declaraciones de Ayuso sobre la juventud
Celia del Barrio, portavoz del Sindicato de Estudiantes de Madrid, responde a las declaraciones de Isabel Díaz Ayuso sobre los jóvenes. Alfredo Langa Hernáez / Público

Másteres y posgrados, formación temporal en el extranjero, mejor nivel de idiomas -aunque en eso sigamos lejos de la media Europea- , nunca tantos jóvenes españoles tuvieron este nivel de títulos y preparación en la historia de España. Pero aunque los años pasan, en cada generación la juventud es denostada socialmente en algún momento por voces que han olvidado que vivieron lo mismo años atrás. La incomprensión de las generaciones pasadas forma parte de ese rito que supone la transición a la vida adulta. Voces como la de Arturo Pérez-Reverte, que definió a las nuevas generaciones como "hiperprotegidas" y que "no están preparadas para cuando venga el iceberg del Titanic".

Lo mismo ocurrió cuando la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, señaló hace unos días que los jóvenes "lo tienen todo" y están faltos de "cultura del esfuerzo". Todas las generaciones tienen lo suyo, pero precisamente la correspondiente a los actuales jóvenes de entre 15 y 29 años no ha conocido otros contextos que no estuvieran marcados por crisis económicas, como la del 2008, la pandemia de la covid y la reciente crisis energética derivada de la guerra de Ucrania. No es que no estén preparadas para cuando venga el iceberg; llevan años chocándose con él una y otra vez. "Estamos en un sistema de crisis cíclicas en el que o nos adaptamos al continuo cambio o hacemos algo para parar que haya tantos cambios", explica Martina Di Paula, activista de Juventud por el Clima.

Pero, pese a las dudas de algunos, los datos son importantes. Tres de cada cuatro jóvenes españoles de 20 a 24 años han alcanzado al menos el nivel de Bachillerato o FP Básica o de Grado Medio, según la última encuesta de Población Activa. Además, España registra por primera vez más personas con estudios superiores universitarios que con ESO, lo que demuestra que estos jóvenes han sabido aprovechar las oportunidades. Nunca tuvo antes España estos datos que al fin nos acercan a la media europea.

Pero un mejor nivel de formación y oportunidades formativas no siempre garantiza el éxito. Prueba de ello es que en España los jóvenes, especialmente la generación millenial, se enfrentan desde hace años a una serie de problemas crónicos ya sabidos por casi todo el mundo: una tasa de paro juvenil que es la más alta de la Unión Europea, problemas para acceder al mercado laboral, ausencia de salarios decentes o la imposibilidad de acceder a una vivienda con condiciones dignas y asumibles.

Daniel Alonso: "Se da entender que estos no son problemas políticos que se puedan resolver colectivamente"

En ese sentido, las palabras de Ayuso provienen de un discurso que ha calado progresivamente en muchos ámbitos: "La psicologización de los problemas sociales", como señala el sociólogo Daniel Alonso. "Analiza que los problemas que tienen los jóvenes para conseguir, por ejemplo, un empleo con relativas buenas condiciones laborales se deben a que no se esfuerzan lo suficiente. Esto supone, por un lado, responsabilizar y culpabilizar a los propios jóvenes por su situación y, por otra parte, desvía la atención de factores estructurales. Se da entender que estos no son problemas políticos que se puedan resolver colectivamente", añade.

"Si solamente nos centramos en una realidad material o en una determinada política, o en si son más vagos o si nosotros sufríamos más o menos, desvirtúa el debate porque al final es simplificar la realidad", explica, por su parte, el sociólogo y profesor de la Universidad Complutense de Madrid Rubén Díez. "Las creencias, valores y patrones de la generación anterior sirven de punto de partida para educar y apoyar el desarrollo de las generaciones posteriores. Pero los tiempos y las circunstancias cambian, y, aunque esos cambios entre generaciones se han dado siempre, lo novedoso es que la velocidad actual de esos cambios es exponencialmente mayor que en las anteriores", complementa la psicóloga Maite Castaño.

Los temas que generan mayor preocupación a los jóvenes son los salarios bajos (37,8%), la precariedad laboral (30,4%) y la dificultad para la emancipación (29,5%), seguidos muy de cerca por el paro (24,6%) y la falta de confianza que tiene la sociedad hacia los y las jóvenes (24,9%), según el estudio Jóvenes en pleno desarrollo y crisis pandémica del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud.

Celia del Barrio: "Ayuso ha querido golpear a la juventud y lo que ha hecho es enfurecernos más"

La reacción de los jóvenes a los comentarios de Ayuso ha sido de enfurecimiento. "Ha querido golpear a la juventud y lo que ha hecho es enfurecernos más. Somos conscientes de que eso no es así y que no tenemos que enfrentarnos a ninguna generación porque no es ninguna cuestión de generación. También están golpeando gravemente a los pensionistas o a los trabajadores en general", apunta la portavoz del Sindicato de Estudiantes de Madrid, Celia del Barrio.

La joven explica cómo el sentir de la juventud está directamente relacionado con sus políticas. "Ayuso lo dice mientras recorta salvajemente la educación pública", apunta. "No podemos estudiar en condiciones en nuestros institutos, no podemos acceder a la universidad con unas tasas elevadísimas, y en la FP (Formación Profesional) cada vez hay menos plazas públicas con la intención de meter más dinero en el negocio de la educación privada", añade la portavoz.

"Nos dice que lo tenemos todo mientras no nos podemos independizar, mientras nuestros padres lo pasan muy mal a pesar de tener un empleo o varios para pagar las facturas. Mientras tanto, financia las becas a familias ricas para que los estudiantes puedan acudir a colegios de élite", explica en relación a la medida adoptada por la Comunidad de Madrid con las becas a familias con hijos en centros privados.

La generación que lidia con la salud mental y el mercado laboral

La generación de jóvenes actuales ha heredado la creencia de que unos estudios superiores son la puerta de entrada al mercado laboral, pero se han dado de bruces con otra realidad. "Mi idea es acabar trabajando de lo que estudio. Pero sé que cuando termine la carrera voy a tener que seguir formándome y estudiando varios años más. Solo con acabar la carrera no va a ser suficiente", explica la activista de Juventud por el Clima.

Las materias relacionadas con el mercado laboral son las que mayor preocupación generan en esta generación, según el estudio del Centro Reina Sofía. Los datos señalan "un panorama de pesimismo juvenil" marcado por la incertidumbre y con cierto desánimo de cara al futuro. El 26,6% cree que la situación irá a peor en el país y un 18,6% que su situación personal será la que empeorará.

Di Paula: "El presente con el que nos encontramos es mucho más frágil que el que se pudieron encontrar otras generaciones"

Estamos ante una generación más autoconsciente de su salud mental. No es que las anteriores no tuvieran problemas de salud mental, sino que no se hablaba de ello. Esta generación tiene más interés en el autoconocimiento y en cuidarse, y tiene menos problemas a la hora de compartir sus sentimientos. "Somos una generación que verbaliza más sus problemas, pero no porque tenga más problemas, sino que somos más conscientes de los que hay", explica Di Paula. "El presente con el que nos encontramos es mucho más frágil que el que se pudieron encontrar otras generaciones. Nacimos en la continua incertidumbre", ha apuntado en relación a los recientes comentarios.

La pandemia supuso un gran punto de inflexión para parte de esta generación de jóvenes. El 54,8% de los jóvenes consultados por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud se han sentido más conscientes de su vida y lo que quieren hacer con ella tras la emergencia sanitaria. "Después de la pandemia muchos están demandando apoyo con mucha conciencia y ganas de cambiar lo que les pasa", explica Castaño, habituada a trabajar con jóvenes adultos.

El 66,8% de los encuestados cree que la covid ha tenido un impacto negativo en la salud mental de las personas jóvenes. El porcentaje de población joven que declara haber padecido problemas de salud mental con mucha frecuencia ha pasado del 6,2% en 2017 al 15,9% en 2021, según indica el Barómetro Juvenil del Centro Reina Sofía. Un 36% afirma tener un diagnóstico de un profesional, principalmente de depresión o trastornos por ansiedad. Los jóvenes viven con "la sensación de que no tienen muchas alternativas de salir adelante como les han enseñado y eso les hace infelices", argumenta la psicóloga.

Di Paula: "Me asusta que haya un colapso. La posibilidad de que el sistema estalle"

A pesar de que cerca de la mitad muestra satisfacción con su vida en términos generales, esta disminuye cuando se les pregunta por cuestiones como estudios, trabajos, perspectivas de futuro o su situación económica. Más de la mitad de los encuestados afirman que sienten estrés ante estas cuestiones. "Me asusta que haya un colapso. La posibilidad de que el sistema estalle y no lo podamos cambiar en una transición justa y poco a poco, que va a afectar más a alguna gente", explica Di Paula.

La "cultura del esfuerzo" no conoce las desigualdades

Cuando se habla de la famosa "cultura del esfuerzo", estos discursos suelen provenir de contextos más acomodados o de posiciones de poder. Podría debatirse la posibilidad de que un mayor sacrificio implica mejores resultados si todos los implicados jugasen con las mismas cartas, pero el juego está trucado.

Partiendo, además, de la base de que a la hora de estudiar muchos jóvenes que proceden de hogares con menores recursos se ven obligados a trabajar y estudiar para poder subsistir. Esto se suele concebir como algo positivo, pero que sea el momento en el que hay más jóvenes que estudian y trabajan en España desde 2008 no es una buena noticia. Si bien la psicóloga Castaño cree que estas condiciones refuerzan la "responsabilidad", sus pacientes en esta situación suelen sufrir de ansiedad por el "ajuste de tiempos para afrontar las dos áreas".

Ante esta supuesta igualdad de oportunidades hay dos tipos de alumnos: los que pueden permitirse dedicar su tiempo a estudiar y los que tienen que trabajar si quieren estudiar. En el sistema laboral actual, muchas empresas piden dos o tres años de experiencia previa para optar a un puesto de trabajo. Unas condiciones a las que podrán optar aquellos que puedan permitirse hacer prácticas, remuneradas o no, durante dos años. Mientras que aquellos que tienen que compaginar sus estudios con el trabajo tienen que decidir si dejan los empleos que financian sus estudios para poder hacer prácticas con poca o nula remuneración. En algunos casos, prácticas que son obligatorias para obtener sus títulos académicos.

Hay 805.400 jóvenes de entre 15 y 29 años en España que no estudian ni trabajan, la cifra más baja desde que el INE hace registros

En España hay 959.200 jóvenes que estudian y trabajan al mismo tiempo, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Mientras que hay 805.400 jóvenes de entre 15 y 29 años en España que no estudian ni trabajan, los famosos ninis. Es la cifra más baja desde que el INE hace registros. Estos datos indican que la generación con "falta de estímulos" prefiere trabajar para poder estudiar que no hacer ninguna de las dos.

Los jóvenes de familias con rentas más bajas tienen que hacer más sacrificios mientras esquivan el fantasma del fracaso escolar. En 2021, el 13,3% de los jóvenes españoles de 18 a 24 años no había completado la educación secundaria de segunda etapa y no seguía ningún tipo de formación, sobre todo varones y miembros de familias de menor renta, según el estudio de los profesores José Montalbán, de la Universidad de Estocolmo, y de Jenifer Ruiz-Valenzuela, de la Universidad de Barcelona, ambos investigadores del Centro de Políticas Económicas de Esade (EsadeEcPol).

Sus conclusiones reflejan que los alumnos de mayor nivel socioeconómico rinden mucho mejor para todas las asignaturas y etapas educativas. Por ejemplo, la diferencia entre un niño de nivel socioeconómico bajo y alto en tercero de Primaria en matemáticas y lengua equivalen a casi dos años de escolarización.

La generación definida como "hiperprotegida" por Pérez-Reverte subsiste crisis tras crisis, recesión tras recesión, haciendo el doble de esfuerzo para lograr lo que generaciones como la del propio escritor les habían prometido. Trabajando en condiciones de precariedad para poder pagarse unos estudios que permitan acceder a otros trabajos. Viendo cómo el sistema se ceba con los que provienen de hogares con pocos recursos, cuando, por ejemplo, la privatización de la Formación Profesional les deja prácticamente sin plazas para estudiar, mientras toda una generación les tacha de no tener estímulos, cultura del esfuerzo y no saber relacionarse.

Si algo hay que reconocerle a Isabel Díaz Ayuso es que es cierto que esta generación de jóvenes "tiene mucho más que otras". En concreto, más dificultades para estudiar, más dificultades para acceder a una vivienda y emanciparse y más dificultades para huir de la precariedad laboral. Y, aun así, sin llenarse la boca con la "cultura del esfuerzo", siguen apurando sus posibilidades para estudiar, para encontrar un buen trabajo y para salvar el planeta que las mismas generaciones que la critica les dejarán en herencia.

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