La preocupación por Chira-Soria, el proyecto hidroeléctrico que amenaza Gran Canaria, llega a Bruselas

Los altos cargos de la Comisión Europea ya tienen conocimiento del malestar ciudadano que genera el macroproyecto hidroeléctrico de Chira-Soria, una central de bombeo reversible en Gran Canarias que, de ser construida, tendrá un elevado impacto ambiental en el centro de la isla. Representantes de la plataforma ciudadana Salvar Chira-Soria se han reunido esta semana con diputados y cargos europeos para pedir que Bruselas impida al Gobierno español levantar este nuevo complejo energético.

Esta es la primera vez que los colectivos vecinales y ciudadanos de la isla se sientan con responsables institucionales, tal y como han asegurado sus portavoces en un programa especial grabado por Público en los platós de Bruselas. Hasta la fecha, con un proyecto que lleva en proceso de tramitación más de una década, los activistas no han conseguido ser escuchados por los representantes insulares y tampoco por los diferentes gobiernos del Estado. "Es una vergüenza que una plataforma que ha reunido más de 35.000 firmas no haya tenido interlocución con las instituciones para tratar un proyecto insostenible que sólo se entiende desde el punto de vista del pelotazo", ha dicho el eurodiputado de Anticapitalistas Miguel Urbán. 

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Pese a todo, los vecinos confían en que las reuniones con altos representantes sirvan para enterrar el proyecto energético. "Por fin una administración atiende a sus ciudadanos. Ni las administraciones canarias ni españolas nos habían atendido. Nos vamos sabiendo cuáles son las situaciones jurídicas que se plantean y sabemos que, por lo menos, se ha trasladado el mensaje a la UE. Esperamos que entienda que la ciudadanía canaria no está a favor de que se conceda una excepción para este proyecto", ha intervenido José Luis Porta, miembro de la plataforma Salvar Chira-Soria que ha participado en el programa de Público. 

"Hemos tenido que ir a los juzgados para recabar toda la información. Cuando hemos ido repasando los aspectos nos hemos dado cuenta que es inviable que se haga", ha añadido Pedro Pablo Medina Sánchez, otro de los miembros de la plataforma. "Es imposible que las 2.500 personas que residen en ese barranco puedan vivir en el territorio durante los diez años que durarían las obras, además de la afección al patrimonio natural, porque se ubica en una zona que afecta a cinco espacios incluidos en la Red Natura 2000".

La gestión de la central hidroeléctrica quedó en manos de Red Eléctrica Española y, en 2020, el Ministerio para la Transición Ecológica de Teresa Ribera pidió a la Comisión Europea una excepción sobre la normativa europea que impide que los gestores de redes de distribución transporte de electricidad sean también quienes gestionen y exploten instalaciones de almacenamiento de energía. La respuesta de Bruselas aún no ha llegado y los activistas esperan que la balanza se decante a su favor. 

Otro modelo de transición

Durante el programa grabado por este diario, los portavoces vecinales afectados por el proyecto Chira-Soria han puesto el foco sobre el modelo energético que impera en España y la necesidad de buscar alternativas. "Actualmente este proyecto encaja dentro de un puzle general sobre cómo se organiza la energía en España y Europa. Sigue un modelo de macroproyecto y estos, especialmente en una zona reducida como las Islas Canarias, tienen un impacto brutal", ha opinado Medina Sánchez. 

"Hace 25 años, cuando se empezó a hablar del proyecto, quizá no había alternativa energética, pero ahora mismo las renovables ya puede aportar disponibilidad al sistema. Nos dicen que Chira-Soria es necesario para descarbonizar las islas. Nos intentan imponer un sistema hidroeléctrico en una isla donde no hay lluvias ni ríos. Van a quemar combustibles fósiles para producir un río artificial. El daño es absolutamente irreparable", ha agregado Porta. 

Los representantes de la plataforma piden aplicar un modelo de transición "blanda" basado en el autoconsumo y el despliegue de otras fuentes de energía renovable con menos impactos sobre el territorio. "No queremos crear la confusión de que estamos contra las renovables, estamos con ellas, pero de una forma diferente en la que se introduzca el concepto de decrecimiento. España puede ser un productor autosuficiente de energía, pero se mira más a la exportación sin atender a las afecciones que este sistema produce".