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El primo indio del rey Juan Carlos I, dispuesto a hacerse un test de ADN para demostrar su parentesco

Pronto se podría despejar la duda de si el bisnieto de Franco o el emérito tienen un pariente de tez oscura en el corazón de la India. Los dos varones de los Borbones del Bhopal dicen que "en el futuro próximo" proporcionarán una muestra de su sangre para cotejarla con el perfil genético de sus nobles parientes europeos. Mucho más que la nariz borbónica, el haplogrupo R-Z381 es la marca de la casa.

De izquierda a derecha, el príncipe Adrián, la princesa Elisha, el príncipe Baltasar y la princesa Michelle, en una foto tomada en 2013. WIKIPEDIA
De izquierda a derecha, el príncipe Adrián, la princesa Elisha, el príncipe Baltasar y la princesa Michelle, en una foto tomada en 2013. WIKIPEDIA

Un tío segundo de la reina Sofía se presentó en su casa de Bhopal (India) hace ahora quince años y le espetó: "Déjate de altezas, Baltasar. Llámame primo". El hoy octogenario Mijail tis Elládas —Miguel de Grecia— era un Borbón también, de porte aristocrático y distinguidos modales, escritor e historiador, nieto del rey Jorge I y de Juan de Orleans. Quería escribir un libro sobre el "rajá Borbón", lo que de hecho hizo.

Los Borbón-Bhopal le abrieron las puertas de su casa y de sus corazones. Se dice que a Baltasar y a su esposa de origen portugués Elisha Pacheco les sorprendió la cordialidad del príncipe Miguel, campechano-campechano. Debió ser arrebatador, irresistible, abrumador, que el primo hermano del duque Felipe de Edimburgo le apremiara a tutearle en aquella sociedad de castas tan permeable a los honores y le dijera que él, Baltasar Napoleón IV de Borbón-Bhopal, hijo de Salvador, padre de Frederik, un abogado del Estado indio venido a menos, venido a casi nada, era uno de los suyos.

La publicación de la obra de Miguel de Grecia en 2007 —El Rajá Borbón— fue unánimemente celebrada por la prensa de occidente, que, sin dejar de abordar con un tono aparentemente serio esta especie de redescubrimiento de la cuestionada rama india de los Borbones, convirtió en un chascarrillo las supuestas pretensiones de Baltasar Napoleón IV —un humilde abogado de Bhopal— a varios tronos europeos. Que el Borbón de la India se dejara querer prestándose algo al juego ambiguo de los periodistas no significaba que en verdad albergara esas pomposas ambiciones. ¡Pero resultaba tan tentador para la prensa ponerlo a posar con aire principesco sobre unos mohosos parterres de cemento rugoso y agrietado o entre los mocosos de Bhopal!

Tras la publicación del libro sobre el rajá Borbón, reporteros de todo el mundo se agolparon a las puertas del indio y comenzaron a popularizar con pocas variantes una versión que sugería que Miguel de Grecia había introducido en su cabeza la aparentemente descabellada idea de que su presunta condición de directo descendiente de la rama más antigua de los Borbones le otorgaba alguna clase de derecho sucesorio o, en el peor de los casos, la posibilidad de confraternizar con los Anjou y el rey Juan Carlos, hoy hostigado y en descrédito, según el propio Baltasar, por culpa de su "gobierno comunista".

Chirigota hechizante

La parte más tácitamente racista de la historia, y la que convertía en chirigota una historia, por lo demás, hechizante era la que venía a insinuar sin mencionarlo de una forma explícita: "Este moreno indio que se refiere a los Borbones europeos como primos cree que puede reinar". La cascada de entrevistas que originó la aparición del libro de Miguel de Grecia situaba una ambición inexistente y mil veces desmentida al también inexistente trono de Francia junto a un hombrecillo achaparrado, de tez oscura y con un poblado mostacho arquetípicamente indio.

Su casa de Bhopal —situada en la carretera de la iglesia de Jinsi— se describía a menudo como un compendio de delirios kitsch francófilos, la clase de réplicas de la torre Eiffel y de Montmartre que uno esperaría encontrar junto a los fresisuis del badulaque de Apu. En todo caso, era un espacio casi humilde visto desde la perspectiva de un duque europeo, la clase de lugar que se presume a un burgués de la India, nada que ver con las mansiones fastuosas de los aristócratas occidentales a quienes Baltasar llama "primos" en su página oficial de Facebook. A juzgar por las entradas que publica "su secretaría", tiene predilección por sus parientes españoles Felipe y Juan Carlos, víctimas, a su juicio, del malquerer de la resentida turba republicana española.

Esta visión de Baltasar Napoleón acerca del lugar de su familia nunca se tomó completamente en serio debido, entre otras cosas, a que le malinterpretaron deliberadamente para no arruinar los titulares. "Ni el príncipe Baltasar ni su hijo, el príncipe Frederick, tenían intención de reclamar ningún título de cualquiera de las cabezas de las distintas ramas europeas de los Borbones", nos dicen los Borbón-Bhopal. "Baltasar es el cabeza visible de la rama más antigua de los Borbón, la cual se halla en la India, pero su único objetivo es preservar los logros de la familia desde 1560 y su papel en la historia. Estamos de acuerdo, por otra parte, en que el hecho de que sea la más antigua de las ramas no le acredita para solicitar ningún trono europeo, claro que esto no se debe a que se produjeran matrimonios con mujeres de otras religiones, sino a que [nuestro ancestro] Juan Felipe de Borbón se convirtió en el soberano de un Estado independiente de la India y nunca intentó reclamar el trono francés tras la desaparición de la dinastía de los Valois".

¿En verdad cambió la vida de los Borbón-Bhopal esa visita de Miguel de Grecia y el libro posterior? Probablemente, más de lo que están dispuestos a reconocer. "El príncipe Miguel vino a Bhopal y tenemos hermosos recuerdos de aquello, pero ya antes de esa visita, en tiempos de mi padre, el príncipe Salvador, venían muchos europeos interesados en la historia de nuestra familia", asegura Baltasar Napoleón, de 62 años de edad.

El libro del tío de la reina Sofía no fue el primero, ni el último, sobre esta familia india. Ya en 1882, el viajero y fotógrafo francés Louis Rousselet les dedicó una obra —Los hijos del condestable— tras conocer a Isabela de Borbón, conocida en la corte de la época como Borbón-Sirdar, y quedarse estupefacto por su fenotipo europeo. El español Carlos Mundy publicó también una novela inspirada en los Borbones de la India —The Indian Kings of France: The fascinating story of the Bourbons of Bhopal.

Verdad y leyenda

Hubo más libros, de hecho, pero fue el de Miguel de Grecia el que lo hizo universalmente conocido, sin que ello haya contribuido de momento a esclarecer las dudas que ensombrecen el relato entero, sin desacreditarlo. La historia de la familia no ha sido suficientemente investigada todavía y combina a menudo algunos datos contrastados con elementos legendarios, lo que explica las contradicciones en que incurren las distintas versiones que compiten por explicar su origen. Miguel de Grecia estuvo dispuesto a conceder que hay datos que sugieren que, en efecto, Baltasar Napoleón podría ser el descendiente de Juan Felipe de Borbón y, si así fuere, el heredero de la rama más antigua del linaje de los Borbones.

¿Cómo acabó en aquel confín de Asia el hijo del condestable del que hablaba Rousselet? Con arreglo a una de las versiones más extendidas por Europa, Juan Felipe de Borbón era el hijo no reconocido e ilegítimo de Carlos III de Francia (no confundir con el de España). Sin embargo, de acuerdo a la tradición oral de la familia, "era el hijo legítimo del condestable Carlos, duque de Borbón, y de su esposa Susana, duquesa de Borbón", puntualiza Baltasar. "El hecho de que su nacimiento fuera mantenido en secreto no significa que fuera ilegítimo".

Las crónicas de la época coinciden en que el ancestro de Baltasar Napoléon huyó a Sicilia tras matar a alguien en duelo y, al intentar volver a Italia —donde se conviene que creció—, fue secuestrado por piratas que le vendieron en Egipto como esclavo. Estos hechos acaecieron hace casi medio milenio o, para ser precisos, en 1560. Tras escapar de Egipto, Juan Felipe de Borbón alcanzó la India y se ganó la simpatía de su emperador Akbar. Este le otorgó la mano de una hermana de su esposa cristiana llamada Juliana y le nombró rajá de Shergar. Años después, el mayor de sus dos hijos confraternizó con el emperador Yajanguir, quien le nombró gobernador hereditario del Principado de Shergar.

Los Borbones indios ostentaron ese cargo hasta 1778. A raíz de la invasión de sus dominios, los ancestros de Baltasar Napoleón IV se refugiaron en Bhopal (India), que ha sido desde entonces la ciudad de adopción de la familia y la que le da nombre en la actualidad. Aunque privados de su principado, los Borbones de la India vivieron como ricos hacendados y disfrutaron de influencia hasta bien entrado el siglo XX, cuando el Gobierno de su país abolió, tras conseguir la independencia (1948), ciertos derechos feudales asociados a la tierra de los que disfrutaban los latifundistas.

Formalmente, Baltasar Napoleón es tan príncipe de Shergar hoy como Luis Alfonso de Borbón es duque de Anjou. De un lado, la República francesa no reconoce títulos nobiliarios de ninguna clase, y, de otra, Indira Ghandi les privó del suyo en 1971, de manera que ambos tienen únicamente el valor de títulos de cortesía y carecen de reconocimiento. Durante las revueltas de Bhopal, se dice que Baltasar estuvo a punto de ser asesinado. Tras la apariencia algo hilarante de las crónicas más superficiales de su vida y la de su padre Salvador, hay dos existencias trágicas, y claramente novelescas, la de cualquier aristócrata vapuleado por la Historia y la erradicación de la nobleza.

"Indira abolió ilegalmente las dotaciones públicas para la aristocracia en 1971, y las familias reales indias perdieron sus títulos y mucho más, pero su influencia y popularidad, en muchos casos, se ha mantenido hasta el día de hoy. Que el Gobierno no los reconozca oficialmente no significa que no se utilicen", dicen los Borbón-Bhopal. Nos interesamos por el día en que estuvieron a punto de asesinar a Baltasar, pero eluden la pregunta.

De poderse comprobar la veracidad de este relato semilegendario, y de hallarse pruebas fidedignas de que Baltasar Napoleón no solo es descendiente de Carlos de Borbón, sino de que su genealogía muestra una filiación ininterrumpida hasta el día de hoy, estaríamos, sin duda, ante el descendiente directo del linaje más antiguo de los Borbones, tal y como sostiene Baltasar y su familia. Claro que, a juicio del periodista Fredrik de Natal, no parece que esto sea así. "Esta es la clase de historia que hace que la gente sonría cuando hablas de ello porque es un asunto misterioso, intrigante y exótico. Pero no creo que haya mucha gente que apoyaría la idea de que estamos ante un verdadero Borbón. Hay muchos elementos inconsistentes. Es solo folclore. No hay nada que pruebe que él es el descendiente del condestable Carlos de Borbón, y, si lo hubiere, habría que acreditar una filiación ininterrumpida hasta nuestros días", nos dice este escritor monárquico francés.

Buscando a los Borbones

¿Existe alguna forma de salir de dudas? En ausencia de una investigación histórica algo más rigurosa, la primera y principal es realizar una prueba genética que acredite la conexión biológica de las ramas indias y europeas del linaje. Ya desde la publicación del libro de Miguel de Grecia, Baltasar dijo no ser contrario a que se practicara un test de ADN, pero quedaba por determinar de dónde debía proceder la muestra con la que cotejar sus genes. Ahora, por fin, parece que ese momento podría haber llegado o estar a punto de llegar "en un futuro próximo". Quince años después de que Miguel de Grecia llamara a las puertas de Baltasar y su familia, los Borbones de la India están dispuestos a comprobar si, en efecto, comparten el haplogrupo R-Z381 común a toda la familia. Dicen que el parecido físico lo comenzaron a perder cuando tomaron la costumbre de adoptar por esposas a mujeres indias.

Hoy Baltasar tiene la ventaja de que no necesita buscar la connivencia de ninguno de esos aristócratas europeos a quienes llama "primos". En realidad, cualquiera podría comprobar si es pariente de un Borbón, a condición de que esté dispuesto a pagar los cerca de doscientos euros que dan derecho a cotejar el ADN propio con el de los tres príncipes europeos a partir de los cuales se elaboró el perfil genético de la familia: Axel de Borbón-Parma, Sixto de Borbón-Parma y João Henrique de Orleans-Braganza. Los tres comparten el mismo perfil y pertenecen al mismo haplogrupo R-Z381.

La empresa que comercializa este servicio, iGENEA, busca desde 2013 a los descendientes masculinos de la casa de Borbón. Los tres príncipes citados tienen un antepasado común, Luis XIII, rey de Francia (1601-1643), y, dada la correspondencia, parece seguro asumir que el perfil que han descrito es el de todos los reyes franceses y españoles, a partir de ese monarca. Lo comparten, entre otros, el rey Felipe y el emérito Juan Carlos, el gran duque de Luxemburgo o Luis Alfonso de Borbón, bisnieto de Francisco Franco.

El cromosoma Y (el cromosoma del género masculino) se transmite de padres a hijos. Todos los hijos y hombres de la misma línea paterna tienen el mismo cromosoma Y. Si el cromosoma Y de dos hombres es el mismo significa que están relacionados y comparten un ancestro paterno común. En las manos de la ciencia se halla ahora refrendar los aspectos más controvertidos de la historia de los Borbón-Bhopal.

Asimetría del amor principesco

Durante su estancia en India, el tío de Sofía de Grecia fue agasajado con todas las cortesías de la hospitalidad oriental, pero, a su regreso a Francia, él nunca le invitó a su casa, ni a conocer a sus parientes europeos, a quienes le alentaba a tutear. ¿Alberga Baltasar, como consecuencia de ello, alguna traza de resentimiento? Él no lo percibe de ese modo y da la invitación por hecha como una cortesía recíproca obligada. "No hubo necesidad —nos dice— de una invitación formal, pero sabemos que los Borbón-Bhopal serían bienvenidos si fueran a Europa a visitar al príncipe Miguel de Grecia y que él devolvería la hospitalidad que se le mostró cuando visitó la India".

Baltasar tiene tres hijos: Frederick, Michelle y Adrián. El mayor, su heredero Frederick, de 35 años, vive y trabaja en Hollywood como productor cinematográfico. Se desconoce si la infanta Leonor ha oído hablar alguna vez de sus parientes indios. En su día, se deslizó la idea de que la reina Sofía se había interesado por la salud del de Bhopal, extremo atribuido a Miguel de Grecia, pero que jamás fue confirmado. A nadie le era ajena la clara asimetría entre las humildes aspiraciones de la familia de Borbon-Bhopal a obtener un reconocimiento histórico de sus méritos y genes y el silencio que guardaban los nobles europeos con quienes dicen estar emparentados.

"No puedo revelar ninguna información acerca de la correspondencia privada del príncipe", nos dicen desde su secretaría. "El príncipe Salvador [su padre] estuvo en contacto con el príncipe Alfonso de Borbón, y felicitó al duque de Anjou [bisnieto de Franco] por su boda. Baltasar también ha escrito a la familia real española durante sus vacaciones, en cumpleaños y fechas señaladas". Eso no significa, en cualquier caso, que Juan Carlos respondiera.

"Baltasar está fascinado por la historia de los Borbones de Europa, en general. Miguel de Grecia es considerado un primo por quien siente un gran respeto. Tampoco tiene dudas Baltasar de que sus primos europeos están interesados por la rama india. Después de todo, su historia es fascinante. Baltasar tiene amigos en Francia y en España, cuyas noticias sigue con interés. Pero el príncipe no está buscando nada", nos aclaran. "La familia es india y no necesita ganarse los corazones de los europeos. Los Borbón-Bhopal están muy orgullosos de sus ancestros y del importante papel que desarrollaron durante el Imperio Moghul, y, más tarde, en el reino de Bhopal, donde sus ancestros directos se convirtieron en primeros ministros".

Nunca la absoluta falta de señales por parte de sus primos españoles ha menoscabado hasta la fecha la admiración que estos indios sienten por Juan Carlos y por su hijo. "Felipe VI es un hombre joven que está haciendo un extraordinario trabajo como monarca constitucional en un peligroso periodo de la historia española, en cuyo transcurso el Gobierno ha abierto viejas heridas cerradas desde hacía tiempo con la finalidad de plantar la semilla de la discordia", se lamentan los Borbón-Bhopal. "Es muy triste que la Transición que tan brillantemente condujo el rey Juan Carlos se halle en peligro. Es trágico que el Gobierno comunista español esté detrás de esa campaña contra el rey".

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