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Privacidad El cifrado en internet está amenazado por EEUU, Reino Unido, Australia... y Facebook

La alianza de inteligencia "Five Eyes", formada por EEUU, Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda, exige el acceso a material encriptado en la Red, como los mensajes de WhatsApp, para luchar contra el terrorismo y el abuso infantil.

Facebook, WhatsApp e Instagram

P. R. | Agencias

Es el sueño húmedo de las autoridades de todo el mundo: poder saltarse el cifrado de los mensajes en la red para prevenir delitos como ataques terroristas. Así, la alianza de inteligencia "Five Eyes", liderada por Estados Unidos, considera que las empresas de tecnología deben permitir que las agencias gubernamentales tengan acceso a material encriptado porque lo contrario, sostiene, pone en riesgo a las personas.

Tras una cumbre de dos días en Londres, los ministros del Interior del grupo mostraron en un comunicado oficial su preocupación por que las empresas diseñen deliberadamente sus sistemas de una manera que impida cualquier forma de acceso al contenido, incluso en los casos de los delitos más graves, informa Reuters.

"Las compañías tecnológicas deben incluir mecanismos en el diseño de sus productos y servicios encriptados mediante los cuales los gobiernos, actuando con la autoridad legal apropiada, puedan obtener acceso a los datos en un formato legible y utilizable", insistieron los responsables en la declaración conjunta.

Se trata de la reafirmación de una postura en la línea de las presiones que durante años han mantenido gobiernos y fuerzas de seguridad de muchos países (también España) por debilitar la privacidad de las comunicaciones, siempre en pos de una supuesta seguridad.

"Las empresas tecnológicas no deberían desarrollar sus sistemas y servicios, incluido el cifrado de extremo a extremo, de manera que empoderen a los delincuentes o pongan en riesgo a las personas vulnerables", dijo la nueva ministra del Interior británica, Priti Patel.

Mientras, la industria tecnológica, que participó en una mesa redonda con los ministros, ha acordado colaborar con la alianza "Five Eyes" en un conjunto de principios voluntarios, que se elaborarán a fines de septiembre, sobre los pasos para combatir los abusos a menores, el tráfico de drogas, la organización de ataques terroristas e incluso la transmisión en vivo de los atentados, como sucedió en Christcurch (Nuevas Zelanda) durante los ataques de marzo.

Facebook y ¿el fin del cifrado?

La propia Priti Patel asegura, en una columna en la prensa británica, que Facebook amenaza con obstaculizar la lucha contra terroristas y abusadores de niños al aumentar el cifrado. No obstante, los próximos movimientos de la gigantesca red social parecen encaminados precisamente hacia lo contrario.

Tal y como publica en emprendedor Kalev Leetaru en Forbes, la compañía está barajando la posibilidad de escanear los mensajes de los usuarios de WhatsApp —el popular servicio de mensajería de su propiedad, cuyos mensajes están cifrados de punto a punto aunque con algunas reservasantes de su encriptación y en el propio dispositivo, en forma de moderación de contenido incrustado y algoritmos de filtrado basados en listas negras de términos, en un intento por frenar conductas ilegales.

Leetaru recuerda que el pasado mayo Facebook mostraba cómo "mantener la plataforma segura" con ayuda de herramientas de inteligencia artificial para detectar y eliminar proactivamente el contenido "malo". Para ello, ya advertía de la necesidad de rastrear de forma encubierta los mensajes no encriptados en busca de contenidos indeseados.

Para este experto, el peligro consiste en que los fabricantes de móviles copien e introduzcan por defecto este tipo de control directamente en los dispositivos, de modo que sea imposible escapar a ellos aunque el usuario utilice otros sistemas de mensajería cifrada distintos a los de Facebook, como Signal.

Incluso va más lejos al imaginar que los gobiernos terminen dejando en manos de los gigantes de la red la vigilancia de los contenidos —y la decisión de qué se censura y qué no—, en un hipotético (pero imaginable) escenario en el que tener un dispositivo sin esos filtros algorítmicos esté tan prohibido como lo está la posesión de un detector de radares de tráfico.

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