Este artículo se publicó hace 3 años.
¿Qué probabilidades hay de una erupción volcánica en La Palma tras 4.000 pequeños terremotos?
Expertos en sismología y vulcanología llaman a la calma y detallan cómo se está comportando el magma bajo tierra.
Alejandro Tena
Madrid-Actualizado a
Los temblores no cesan. Desde el sábado 11 de septiembre un enjambre sísmico se ha desatado en La Palma con más de 4.000 pequeños terremotos que han hecho saltar las alarmas de los servicios de emergencia. En el archipiélago canario, cualquier vibración se vigila con lupa por las características volcánicas del entorno y estos sucesos tienen a las autoridades y población local en vilo ante una posible erupción de magma.
David Calvo, vulcanólogo del Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan), llama a la calma y asegura que, por el momento, "los movimientos que se perciben en la superficie entran dentro de la normalidad". Si bien el Plan Especial de Protección Civil y Atención a Emergencias por Riesgo de Volcánico (PEVOLCA) ha decidido mantener un día más el semáforo amarillo –el segundo nivel de alerta en una escala de cuatro–, los últimos datos apuntan a que el magma todavía está lejos de la superficie, por lo que las probabilidades de que termine saliendo al exterior todavía son bajas.
Las mediciones apuntan a que los temblores se deben a unos 14 millones de metros cúbicos de magma que se encuentran entre los 7 y 8 kilómetros de profundidad. "Puede parecer mucho, pero es una cantidad relativamente pequeña si tenemos en cuenta que la última erupción que hubo, la de El Hierro de 2011, se arrojaron a la superficie 300 millones de metros cúbicos", dice a Público Itahiza Domínguez, sismólogo del Instituto Sismólogo Nacional (ISN), que también llama a la calma y la tranquilidad de la población: "La actividad se está revisando y ha descendido respecto a la noche del martes al miércoles".
¿Predecir una posible erupción?
El sismólogo del ISN explica que las predicciones de una posible erupción no se pueden hacer a medio plazo como ocurre en otros campos como la meteorología, pero recalca que las observaciones permiten adelantarse al peor de los escenarios. El PEVOLCA contempla otros dos niveles de alerta adicionales al amarillo: el naranja, en el que se constatan comportamientos "pre-eruptivos"; y el rojo, que confirma la erupción del magma. Es en la fase naranja cuando el Comité Científico de Evaluación y Seguimiento (CCES) debe proceder a identificar las zonas afectadas para que los servicios de protección civil puedan activar la evacuación y evitar daños humanos.
La intensidad de los temblores también es importante para poder prever el estallido de lava. "Aunque no todos los volcanes son iguales, se esperaría que hubiera una actividad sísmica mucho más fuerte antes de la erupción. Hablamos de terremotos fuertes que sí generan daños y que no se han dado en La Palma en estos momentos", expone Domínguez, para informar de que el tiempo que hay entre esos grandes temblores y la llegada del magma a la superficie puede ser de unas horas o de días. "Dependen de muchas cosas; del subsuelo, de las rocas...", agrega.
¿Llegará el magma a la superficie?
El vulcanólogo del instituto Involcan incide en la dificultad de predecir una erupción, pero advierte de que los datos "nos dicen que el magma quiere llegar a la superficie y está buscando el camino". En este proceso es donde se dan los temblores y deformaciones en la tierra. "El magma busca ascender, otra cosa es que lo consiga", añade.
Luca D' Auria, compañero de Calvo en el Involcan, recuerda en declaraciones para El País que antes de que la lava vea la luz del sol "se acumula" a unos cinco kilómetros bajo tierra. "Lo más probable es que termine llegando a la superficie", pero también reconoce que todo el enjambre sísmico "puede acabar en nada".
¿Qué precedentes hay en La Palma?
La sucesión de temblores que vive el suroeste de la isla esta semana no deja de entrar dentro de lo normal, pues La Palma es un terreno insular volcánico activo que ya ha experimentado episodios de este tipo. En los últimos setenta años se han producido dos erupciones: el volcán San Juan en 1949 y el volcán Teneguía en 1971. Ambos están situados en la misma zona donde se están desencadenando los seísmos estos días.
El caso más reciente en el archipiélago canario es el de El Hierro en 2011, cuando un enjambre sísmico terminó dando pasó a una erupción volcánica submarina que afectó a la costa sur de la isla.
¿Hay vínculos con la crisis climática?
Los expertos declaran que no hay ninguna relación entre este tipo de fenómenos sísmicos y volcánicos con la situación de emergencia climática que vive el planeta.
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