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Los profesores particulares lidian con la precariedad y la economía sumergida a pesar de la alta demanda

Los docentes continúan en una situación de inestabilidad laboral y económica con llamadas de padres de madrugada, horas de trabajo sin cobrar o apuros para llegar a final de mes.

27/04/22. Alumna realiza tareas durante una clase en un colegio de Madrid, a 20 de abril de 2022.
Alumna realiza tareas durante una clase en un colegio de Madrid, a 20 de abril de 2022. Eduardo Parra / Europa Press

El 24% de los alumnos recibe clases particulares, según recoge el informe del Centro de Políticas Económicas (EsadeEcPol). La demanda de este servicio ha experimentado un gran crecimiento y el gasto se ha triplicado. Ha pasado de ser un bien de lujo a uno de primera necesidad. 

A pesar del crecimiento, España sigue a la cola en comparación a otros países de Europa y continúa existiendo una brecha económica, ya que los hogares ricos gastan hasta cinco veces más que los pobres. El aumento de la demanda tampoco ha supuesto una mejora en las condiciones de los profesores, que continúan sufriendo la precariedad del sector y sobreviviendo en la economía sumergida.

Las profesoras particulares siguen enfrentándose a padres que no respetan los horarios y cancelan clases a última hora o con academias que no cumplen con los plazos y cantidades de pago acordadas. Se dedican a esta labor como trabajo secundario o llegando a final de mes con lo justo, a pesar del crecimiento del gasto en este sector .

Aunque antiguamente se trataba de un recurso utilizado para alumnos con necesidades específicas, ha proliferado entre las familias recurrir a este servicio como forma para reforzar los conceptos aprendidos en las aulas y aclarar dudas.

Las profesoras, entre la precariedad y los padres intrusivos

Lorena estudió educación primaria y es profesora particular. Tiene una media de entre 15 y 16 alumnos, desde primero de primaria hasta opositores. Da clases de lengua española, gallega e inglesa trabajando para una academia y por su cuenta. En la academia sólo le aseguran las horas grupales, por lo que tiene que dar clases individuales en negro a otros alumnos en sus domicilios. A pesar de la gran cantidad de alumnos y horas que le dedica apenas llega a final de mes. "Me da lo suficiente para vivir, pero no como me gustaría. Voy algo apretada", cuenta.

"Algún padre me ha llamado incluso de madrugada", denuncia una profesora

El aspecto económico no es lo único negativo, también tiene que lidiar con los padres y la precariedad en el sector. "Los peores aspectos de este trabajo son muchos padres. Hacen cancelaciones a última hora, con las clases ya preparadas. Alguno me ha llamado incluso de madrugada", relata. No sólo tiene problemas por su cuenta, ya que, según denuncia, su jefa "no cumple con los pagos ni las cantidades".

Sus alumnos también encuentran algunas trabas en el sistema educativo. Cuenta con estudiantes de centros públicos y privados que requieren de clases particulares por algún tipo de necesidad especial, aunque la mayoría "simplemente necesitan refuerzo porque no entienden al docente o la asignatura les cuesta".

Alba, de 24 años, compatibiliza su trabajo con dar clases particulares. Antes tenía más alumnos, pero la carga de horas solo le ha permitido quedarse con uno solo. Da clases de refuerzo de casi todas las asignaturas a un estudiante de la ESO, aunque las que más atención necesitan son Lengua Española, Inglés y Matemáticas. Trabaja por su cuenta y en negro por diez euros la hora. En un mes bueno, cuando tenía más alumnos, llegaba a los 300 euros mensuales, por lo que considera las clases un refuerzo económico más que un medio para ganarse la vida.

Uno de los aspectos negativos que señala es la cantidad de tiempo que tiene que dedicar a preparar las clases y materiales, porque es tiempo de trabajo que no se cobra. Sólo cobra por la hora de clase, por lo que el tiempo dedicado a la preparación previa no tiene recompensa.

"El sistema educativo no está capacitado para abarcar las necesidades de cada alumno", apunta una docente

Para Alba es un trabajo invisible que ayuda a los estudiantes a reforzar los contenidos vistos en clase y, como señala, cubre las carencias del sistema educativo. "Las clases particulares cubren las necesidades de alumnos que podrían sacar adelante las clases por su cuenta, pero el sistema educativo no está capacitado para abarcar la cantidad de contenidos que quiere enseñar y a su vez dar atención personalizada a las necesidades de cada alumno", apunta.

Las clases particulares se abren paso en el mundo digital

Si existe una necesidad, Internet la cubre. Ante la demanda de clases particulares, aparecieron portales web que conectan a alumnos y profesores de todas las edades y asignaturas. Una de ellas es tusclasesparticulares. La plataforma cuenta con más de 500.000 profesores registrados en sus diferentes portales. El perfil de los profesores es el de titulados universitarios de entre 29 y 36 años. La mayoría compaginan otros trabajos con las clases particulares, aunque otros se dedican únicamente a ello.

Las ramas de idiomas y ciencias son las más demandadas y ofertadas. Inglés, Matemáticas, Física y Química son las más populares. También otras lenguas como el francés y las clases de refuerzo escolar. Según cuentan desde el portal a Público, materias como guitarra, piano o programación han ido en aumento estos últimos años.

El precio medio está en los 12,60€ por hora de clase, aunque puede verse modificado en función de la calidad de los profesores, así como en el número de horas que el alumno finalmente realiza con el profesor. También hay algunos profesores que ofrecen descuentos si el alumno tiene un compromiso de realizar cierto volumen de horas de clase, según detallan desde el sitio web.

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