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San Juan de AznalfaracheUn pueblo sevillano hierve de indignación contra una militante de Vox por mofarse de nueve jornaleras asesinadas en 1936
La Plataforma por la Memoria Histórica de San Juan de Aznalfarache, localidad de la periferia de Sevilla donde la represión de las tropas fascistas de Queipo de Llano en 1936 fue brutal y despiadada, se plantea denunciar a dos mujeres de ideología ultrad
Jorge O. Maldonado
Madrid-Actualizado a
"Indignación, pena y rabia". Así podría describirse el sentimiento de la Plataforma por la Memoria Histórica de San Juan de Aznalfarache, pueblo de la periferia de Sevilla que estos días hierve de enojo contra dos mujeres, al menos una de ellas militante y candidata de Vox en las pasadas elecciones municipales de 2019, que esta misma semana colgaron en la cuenta de Facebook de una de ellas una foto tomada delante del monolito en memoria de quince personas originarias del pueblo asesinadas el 24 de octubre de 1936 por la represión fascista en una clara actitud de mofa y burla hacia las víctimas.
Catalina Álamo, militante de Vox en San Juan de Aznalfarache, publicó esta semana una foto en Facebook en la que aparece en actitud burlona junto a una amiga, también de ideología ultraderechista, delante del monumento memorialista conocido como Las Aceituneras. La imagen iba acompañada con siete emojis de carcajadas y un "viva España" muy descriptivo.
Este monumento fue inaugurado en 2017 en San Juan de Aznalfarache como homenaje a quince personas asesinadas por la brutal represión de las tropas fascistas comandadas en aquellos días tan negros por el siniestro general Gonzalo Queipo de Llano. Entre esas quince víctimas se encontraban nueve jóvenes jornaleras, conocidas como las aceituneras, muy populares en el pueblo y cuyo arbitrario asesinato ha perdurado en la memoria de San Juan de Aznalfarache durante décadas.
No contentas con los emojis –no debieron de parecerles suficiente– las dos mujeres se permitieron realizar, según informan varios medios, comentarios chabacanos y de mal gusto en respuesta a varios usuarios de Facebook que les reprocharon su actitud. "Qué piel más fina. Con la de aceitunas que tengo yo recogías en Extremadura (risas)", decía Catalina Álamo, a lo que su amiga contestaba: "Y yo, y qué ricas las aceitunas machacás!!!". Catalina, la militante de Vox, respondía con un "mmmmm verdad!!! Qué ricas!!!".
Estos comentarios cargados de desprecio han causado una profunda irritación en la Plataforma por la Memoria Histórica de San Juan de Aznalfarache, una de las más importantes y reconocidas de la provincia de Sevilla. "Es una situación desagradable y grotesca", afirma Juan Luis Alcedo, miembro de esta organización plural sin ánimo de lucro en la que también participa el Ayuntamiento y que lucha por preservar la memoria histórica en una localidad que sufrió brutalmente la represión fascista en 1936: de hecho fue uno de los pueblos sevillanos donde más fusilamientos y muertes se produjeron.
"A las víctimas del franquismo no sólo les quitaron la vida: también quisieron condenarlos al olvido y ahora se burlan de ellos"
En conversación con Público, Alcedo confirma que la Plataforma por la Memoria Histórica de San Juan de Aznalfarache está considerando seriamente presentar una denuncia contra las dos mujeres por un posible delito de odio, pero que en cualquier caso esa decisión no se tomará antes del próximo lunes. Ese día la Plataforma se reúne para decidir cómo actuar: "De momento hemos puesto el caso en manos de nuestros abogados, pero queremos esperar a su valoración para decidir qué hacer", añade.
Alcedo recuerda que esta es la tercera vez que el monumento de Las Aceituneras sufre algún tipo de ataque: "La primera vez fue al poco de inaugurarlo: alguien rompió los azulejos y tuvimos que repararlos. La segunda fue en octubre de 2019, cuando pintaron de negro el monumento y ahora nos encontramos con esto".
Los familiares de las víctimas del franquismo también condenan los hechos. Ruth, bisnieta de Otto Engelhardt, emblemático ingeniero alemán muy vinculado a San Juan de Aznalfarache y que fue, además, director de Sevillana de Electricidad y Tranvías de Sevilla y cónsul honorífico de Alemania en la capital andaluza antes de ser fusilado en 1936 por las tropas golpistas, verbaliza a guisa de conclusión la indignación que recorre a todos aquellos que luchan por mantener viva la llama de la memoria: "Este tipo de actitudes merecen ser punibles. Hay que aplicar la ley. Nosotros tenemos unos sentimientos y esos sentimientos merecen respeto. Hay que contar las cosas como fueron. Lamentablemente, en España aún queda mucho por hacer y este tipo de actitudes lo demuestra. A las víctimas del franquismo no sólo les quitaron la vida: también quisieron condenarlos al olvido y ahora se burlan de ellos".
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