Las reservas mundiales de agua languidecen y dibujan un futuro de escasez
La Organización Mundial de Meteorología, organismo adscrito a la ONU, alerta de que más del 50% de las reservas hídricas del planeta han reducido sus niveles debido a la crisis climática.
Alejandro Tena
Madrid-Actualizado a
El ciclo hidrológico, la forma en la que se despliegan las precipitaciones a nivel mundial, está cambiando a marchas forzadas. La crisis climática está generando una transformación importante en los patrones de lluvia y las principales cuencas fluviales del mundo ya empiezan a notarlo, según ha advertido este jueves la Organización Mundial de Meteorología (OMM), organismo adscrito a la ONU, en un informe sobre el estado de las masas de agua de la Tierra.
Según los datos de la publicación, más de la mitad de las cuencas hidrográficas del planeta han sufrido alteraciones en sus caudales en el último año, la mayoría de ellas registrando un porcentaje de agua por debajo de lo habitual.
Además, en más del 60% de los principales embalses del planeta los niveles de entrada de agua se encuentran por debajo de lo normal, lo que preludia problemas de abastecimiento en numerosas regiones. Los expertos que han realizado el análisis reconocen que la ubicación de las estaciones de medición infrarrepresentan a zonas especialmente afectadas por la sequía, como el norte de África o las zonas de Oriente Próximo.
La humedad del suelo y la evaporación siguen la misma pauta que la mayoría de cauces azotados por la situación de sequía. En Europa, según la publicación, la evaporación aumentó y el nivel de humedad del suelo incrementó, lo que supone problemas importantes para las cosechas, pero también una bajada drástica en la producción de energía renovable hidroeléctrica. En otras palabras, la falta de agua no sólo afecta al consumo directo, sino al suministro agrario y energético global.
La criósfera se derrite
Los científicos de la OMM alertan del mal estado de la criósfera, las zonas del planeta donde el agua se encuentra en estado sólido. El caso más llamativo es el del denominado Tercer Polo, la zona gélida que abarca la meseta tibetana –el Himalaya, el Karakórum, el Hindu Kush, el Pamir y los montes Tien Sham– cuyas masas de hielo se han reducido ya un 4% desde principios de siglo.
En el último año, la cubierta de nieve de los Alpes, la cual alimenta los grandes ríos de Europa (el Rin, el Danubio, el Ródano y el Po) se mantuvo por debajo del promedio y los glaciares europeos registran una pérdida de su masa sin precedentes. Fuera de Europa, en los Andes subtropicales, la nieve de invierno lleva años en declive y las cuencas fluviales que se nutren de estas montañas heladas lo padecen, especialmente los que transcurren por la vertiente argentina.
Sequías que afectan a la población
Los cauces menguantes ya tienen consecuencias negativas para los suministros de agua. En el último año, Europa ha sufrido una sequía severa que ha causado restricciones para el uso intensivo de regadío– siendo España un buen ejemplo de ello– pero también imposibilitando el transporte fluvial y la producción de electricidad, todo ello en un contexto de crisis energética fruto de la guerra en Ucrania.
La bajada de los caudales también amenaza a América del Sur, con el Río de la Plata como uno de los más afectados desde 2020. En China, por su parte, la sequía azota desde hace un año al río Yangtsé. En el Cuerno de África, la sequía ha desencadenado una crisis humanitaria que afecta de lleno a Somalia y Etiopía.
Según la ONU, al menos 3.600 millones de personas no tienen acceso adecuado al agua debido a la falta de lluvia. La crisis climática podría hacer que la cifra de personas afectadas supere los 5.000 millones en 2050.
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