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El revolucionario plan de un pueblo valenciano: conseguir el autoabastecimiento energético 100% renovable

Cuenta atrás para transformar la vida en Aras de los Olmos. Esta pequeña localidad del interior valenciano camina hacia la autonomía energética sostenible. Su objetivo final: desconectarse de la red eléctrica estatal

Vista de turbinas eólicas en Aras de los Olmos. / AYUNTAMIENTO DE ARAS DE LOS OLMOS

HÈCTOR SERRA

Aprovechar los recursos naturales y conseguir el autoabastecimiento energético 100% renovable durante las 24 horas del día, los 365 días del año. La consigna está más cerca de convertirse en realidad en Aras de los Olmos, un pequeño pueblo del interior valenciano, en el límite con las provincias de Teruel y Cuenca. Tras tres años desde su anuncio, el proyecto avanza y mantiene expectantes no solo a sus 380 vecinos sino también a medios de comunicación y movimientos ecologistas, que ponen los prismáticos en una iniciativa pionera que puede contagiarse a otros municipios.

Y es que, de conseguir el objetivo —y esto podría ser a lo largo de 2020—, Aras de los Olmos se convertiría, dicen, en el primer municipio del Estado que generará y distribuirá su propia energía, completamente ecológica. Una meta que implica la desconexión de la red eléctrica estatal, que hasta ahora ha dado no pocos quebraderos de cabeza a los vecinos. La localidad se sitúa a elevada altura y en final de línea de suministro, lo que se ha traducido durante años en constantes cortes y averías. Algunos pueden ser hasta letales. En 2017, tras una fuerte tormenta, el pueblo se quedó 36 horas seguidas sin servicio, sin cobertura móvil, aislado por completo.

Aras de los Olmos será el primer municipio del Estado que generará y distribuirá su propia energía

No es de extrañar que se le venga dando vueltas desde hace años a una alternativa para garantizar la oferta de un suministro de mejor calidad. De hecho, el servicio de distribución eléctrica ya cuenta con la experiencia de la municipalización. Mutaz Alajami es ingeniero municipal y director técnico de la empresa Sersuma, participada al 100% por el Ayuntamiento. “Nos fijamos en los proyectos privados que están funcionando muy cerca de aquí, como el parque eólico que hay en estas montañas o las placas fotovoltaicas del pueblo vecino de Titaguas. Todo esto nos daba garantías para nuestro propósito”, explica. La idea supondría también ahorrarse las pérdidas que supone el traslado de la energía en línea, convirtiendo a los vecinos en dueños empoderados vía cooperativa.

Vista de turbinas eólicas en Aras de los Olmos. / AYUNTAMIENTO DE ARAS DE LOS OLMOS

Vista de turbinas eólicas en Aras de los Olmos. / AYUNTAMIENTO DE ARAS DE LOS OLMOS

El complejo energético por el que se trabaja hace entrar en escena hasta cuatro fuentes de energía limpia: solar, eólica, hidráulica y biomasa. Una combinación técnicamente algo más compleja de lo que podría parecer, ya que el equilibrio entre las cuatro debe permitir la previsión y la cobertura de la demanda. “Poner placas solares y generar luz es técnicamente sencillo. Lo complicado es tener siempre energías renovables funcionando y cubriendo las necesidades del pueblo, ya que el aire y el sol son recursos naturales que no dependen de nosotros”, argumenta Alajami. El ingeniero explica que, por esta razón, el agua y la biomasa ayudarán a cubrir la necesidad durante las horas nocturnas o en picos de demanda, como la estación veraniega, cuando el pueblo ve aumentar su población.

Pero, ¿qué tipo de instalaciones requiere este esquema? ¿Cómo se concreta sobre el terreno? Carlos Roldán, director del Departamento de Ingeniería Eléctrica de la Universitat Politècnica de València (UPV), se sitúa al frente del proyecto. Según relata, éste contempla una planta fotovoltaica (la infraestructura más grande de todas), el generador eólico situado en la cima de un monte, y como elementos fundamentales de la regulación irrumpirían una planta de biomasa (pensada para el aprovechamiento de los restos generados por la ganadería) y una tecnología hidráulica. Es sobre esta última idea, que quiere aprovechar la fuerza de los saltos de agua de las balsas cercanas, que recae a la vez la previsión de un mecanismo de almacenaje de la energía sobrante a través de dos grandes depósitos a distinta cota.

El proyecto, cifrado en 4 millones de euros, sigue pendiente de algunos permisos y de conseguir la financiación. “Es como instalar un laboratorio en el pueblo. Hemos llamado a muchas puertas. En general, las instituciones nos apoyan moralmente pero el apoyo económico tarda más”, reconoce Roldán. El Ayuntamiento informa que tiene vías abiertas de contacto con el Institut Valencià de Competitivitat Empresarial (IVACE), el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) y otras administraciones públicas. A ellas se libran para conseguir completar esta financiación que permita estudiar la viabilidad hasta poder desconectarse de la red.

"Dando un servicio de calidad con un coste menor, estamos esperanzados en atraer a algunas familias al pueblo, poder generar trabajo y desarrollar la población”

Entre los efectos medioambientales, se espera un ahorro de 1.200 toneladas de emisiones de CO2, además de dar con una solución de reciclaje al problema de los excedentes de purín con el que viven los ganaderos. Desde el punto de vista social, el interrogante se sitúa sobre el importe de la factura de luz. “La contrapartida del experimento revertirá en un beneficio para los ciudadanos. Pensamos que sí puede haber una reducción del precio de la energía”, expresa Roldán. Desde el Ayuntamiento señalan que los cálculos apuntan hacia un recibo que puede verse disminuido en torno a un 20% respecto a las cantidades actuales. Una previsión que los vecinos ven con buenos ojos atendiendo a la gran preocupación ciudadana en que se ha convertido la reiterada subida del precio de la luz. Según el último análisis de FACUA-Consumidores en Acción, el recibo de los españoles sufrió una subida mensual del 4,8% en octubre. La organización no gubernamental critica la pasividad del Gobierno y lo acusa de beneficiar a las grandes eléctricas.

"Dando un servicio de calidad con un coste menor, estamos esperanzados en atraer a algunas familias al pueblo, poder generar trabajo y desarrollar la población”, expresa Alajami. Es un objetivo que, de hecho, siempre ha defendido el alcalde de esta pequeña localidad, Rafael Giménez: la apuesta por la Economía verde como motor de desarrollo rural y para combatir la despoblación. Aras de los Olmos, de hecho, ya es referente por ser un pueblo volcado con la divulgación científica. Sus dos observatorios astronómicos, su cielo limpio y libre de contaminaciones lumínicas lo han llevado a la declaración de Reserva Starlight por la UNESCO en 2017. Recientemente, su patrimonio medioambiental también ha sido reconocido con la declaración del Alto Turia como reserva de la biosfera.

Ejemplos de sostenibilidad

La meta de integrar las renovables en el sistema energético tiene en la isla de El Hierro otro de los focos de atención. Tras cinco años de funcionamiento de la central hidroeólica de Gorona del Viento, la isla ya se abastece en un 60% con energías renovables según datos de 2018. La isla canaria camina hacia su objetivo de pleno abastecimiento energético a través de fuentes limpias, y conseguir así ser la primera isla autosuficiente del mundo. Este último verano se ha podido abastecer con renovables a toda la isla durante 24 días seguidos. Son 596 horas consecutivas que suponen un récord mundial en territorios aislados. Se calcula que desde 2015 hasta 2018, las emisiones de gases contaminantes a la atmósfera se han recortado en unas 24.650 toneladas.

En Alemania, algunas experiencias de autosuficiencia energética han trascendido a los medios. Es el caso del pequeño municipio de Feldheim, a 60 kilómetros de Berlín, con 150 habitantes, considerado el primer pueblo del país en conseguir su independencia energética. O el de Wildpoldsried, con 2.600 habitantes, que presume de producir cinco veces más energía renovable de la que necesita. En esta localidad de Baviera pusieron en marcha la transformación en 1997 a través de turbinas de viento, paneles solares fotovoltaicos, sistemas hidroeléctricos y de biomasa.

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