Este artículo se publicó hace 4 años.
'Los secretos de Elvira'Hugo Coya: "Me siento en la necesidad de reivindicar la igualdad como bandera"
Con motivo de la publicación en nuestro país de 'Los secretos de Elvira', un libro que descubre la apasionante historia de Elvira de la Fuente Martínez, una espía, hija de peruano y española, que cambió el rumbo de la Segunda Guerra Mundial.
Nuria Coronado
Madrid-
Ha venido a España, un destino que considera “su segunda casa”, por una razón que le ilumina la cara y le pinta una sonrisa. Se trata de la presentación de Los secretos de Elvira, una obra que "inspira a ser la mujer que se quiere ser y no la que se espera”, tal y como resume a Público el escritor y expresidente Ejecutivo del Instituto Nacional de Radio y Televisión del Perú.
Hugo Coya, quien formó parte del equipo fundador de CNN en español y también corresponsal y editor del Servicio Latinoamericano de la United Press International (UPI), se enamoró de la vida de una mujer “adelantada a su tiempo y que se negó a obedecer las normas de una sociedad egoísta y machista” y decidió darla a conocer. Coya, uno de los autores de novela histórica más destacados de lengua hispana, supo de su existencia al desclasificarse en 1995 varios documentos de la Segunda Guerra Mundial.
Tras años de investigación, de entrevistas a varios familiares suyos y de estudiar el diario personal de Elvira, reconstruye y narra la historia de una heroína poco convencional que no dudó en arriesgar su vida para salvar otras muchas. “Soy un periodista que incursiona en la literatura”, dice sonriendo. “El periodismo me ha permitido contrastar los hechos y la literatura conseguir un universo. El periodismo por esencia y por ética es objetivo y ha de ceñirse a los hechos; la literatura recrea el universo para que el lector o lectora conozca los hechos y vaya más allá de ellos”, reconoce.
Una mujer libre en un mundo hecho cárcel
"Se trata de una mujer que trazó su propio camino en una época asfixiante"
Pero ¿quién fue Elvira de la Fuente Martínez? ¿Por qué esa admiración por ella? “Se trata de una mujer que trazó su propio camino en una época asfixiante en la que a las mujeres no se les permitía la oportunidad de desear un destino diferente al impuesto por la sociedad. Se casó, pensando que así escaparía de una familia controladora, que la ahogaba, y se encontró con la cárcel de un matrimonio igual de machista. Tras dejar atrás a un mujeriego que la trataba como una sirvienta decidió ser ella; viajar y salir del armario. Era lesbiana. Eso demuestra su valentía porque en la Inglaterra en la que vivió aquello era delito. De hecho, muchos de sus amigos fueron encarcelados y tratados con hormonas masculinas y otras amigas lesbianas fueron violadas o sometidas a tratamientos psiquiátricos y correctivos y aun así no se detuvo. Superó las adversidades e hizo de su homosexualidad su bandera y además salvó vidas”, resume el reportero, productor y director de diversos medios de comunicación tanto en Perú como en Brasil y Estados Unidos.
Coya, con Los secretos de Elvira, no se conforma solo con el placer de la lectura de quienes se acerquen al libro editado por LoQueNoExiste. Pretende algo aún más necesario y sanador. “Quiero que cualquier mujer que lea su historia, vea en ella una inspiración, una luz, una especia de faro con el que guiarse. Que se anime a revelarse, a soltarse de las cadenas que la oprimen. Historias como las de Elvira son una inspiración para cualquiera que sufre y que muchas veces soporta todo calladamente. Leerla es ver la luz. Es darse cuenta de que hay que encontrar el camino de la justicia. La vida de Elvira es un faro para encontrar el puerto seguro de las mujeres oprimidas”, recalca.
Esta peculiar heroína, tras huir de un pasado que la esclavizó fue una mujer adelantada a su tiempo. “Antes de viajar a Londres desde París, escapando de la ocupación nazi, sus conexiones con la alta sociedad británica la convierten enseguida en una persona de interés para las fuerzas de los Servicios de Inteligencia Británicos, que encontraron en ella una candidata ideal para desempeñar la peligrosa labor de agente doble. Elvira contribuyó en buena medida al éxito del Desembarco de Normandía, que cambió el rumbo de la Segunda Guerra Mundial en favor de los aliados. Eran tiempos convulsos, en los que la vida se podía disipar tan rápidamente como la espuma que forman las olas del mar al reventar contra los acantilados”, añade el periodista.
Gracias a mujeres como ella, “que solo pensaron en lo que querían de verdad”, hoy otras mujeres son libres, dice su autor. “Elvira además de una buena educación tenía agallas y decisión. Junto a ella, había mujeres analfabetas con una enorme sabiduría y la convicción de ser quienes querían. Eso en una sociedad como en la que ella vivió tiene mucho mérito. Demuestra que la lucha de ahora es posible porque hubo mujeres que se enfrentaron a todo y con menos armas que hay ahora. Ahora hay leyes, manifestaciones en la calle que obligan a los políticos a revisar lo que hacen. Hay apoyo. Sin embargo, cuando ellas luchaban contra el mundo machista, lo hacía solas”, recuerda.
Un periodista volcado en la igualdad
Coya defiende la igualdad porque sabe de primera mano lo que es el machismo. Su país le duele “y mucho”, porque allí la brecha salarial de la mujer es del 70% o porque –tal y como describe la organización feminista Manuela Ramos–, cada día cuatro adolescentes menores de 14 años quedan embarazadas fruto de una violación o siete de cada diez víctimas de violación son menores de edad. “Mi padre abandonó a mi madre, a mí y a mis cuatro hermanos. No se preocupó de nada que no fuera él. Eso supuso que había días en que no teníamos nada que llevarnos a la boca. Mi mamá llegó a tener varios trabajos que solo dormía dos horas al día para sacarnos adelante”, recuerda con emoción.
"Me acusan de maricón, me dicen que tengo algún problema sexual no resuelto"
Venir de un hogar donde su madre lo fue “absolutamente todo”, le hace revolverse frente a quienes se niegan a que la mujer deje de ser tratada ciudadana de segunda. “He visto el dolor y el sacrificio de mi madre, cómo la pagaban menos por ser mujer, y como mi padre mientras se inventaba argucias para no pagar ni lo más mínimo, se dejaba la vida para que el día de mañana pudiéramos ser alguien. Ella lo sacrificó todo. Lo que más me indignaba era ver cómo la sociedad no le daba una oportunidad, ni consiguiera el reconocimiento ni las oportunidades, solo por ser mujer. Eso me marcó con un peso tal que me siento en la necesidad de reivindicar la igualdad como bandera”, añade.
Una igualdad que la sociedad machista de su país le contesta con el insulto. “Me acusan de maricón, me dicen que tengo algún problema sexual no resuelto y que las mujeres se vayan a lavar los platos y a cuidar de los hijos”, describe. “Hay además grupos conservadores a los que cuando les hablas de igualdad, de feminismo, se oponen diciendo que lo que se pretende es homosexualizar a la sociedad. Perú es el tercer país del mundo en el que nacer mujer es sinónimo de correr peligro. Se corre el riesgo de que te maten, te violen o te acosen por la calle. Es un horror. Es tan terrible todo que en muchos casos las mujeres se aferran a relaciones toxicas para que el macho de la casa les proteja de una sociedad agresiva”, dice.
Por eso Coya ha escrito esta novela. Porque con sus páginas pretende “enmendar su ignorancia: yo mismo me digo, pero ¿cómo no conocía a esta mujer?”, y porque quiere que cuantas más mujeres conozcan a Elvira, “y sean igual de libres que ella”, finaliza.
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