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Sonia Vivas: "Quisieron mostrarme como una mala mujer, pero conocerme y no creérmelo me ha salvado"

La expolicía afirma que ha salido más "reforzada" y "resiliente" del acoso que vivió dentro de la policía y del montaje que le hicieron para meterle en la cárcel gracias a un viaje "interior y de introspección personal".

Sonia Vivas con los tres libros de la 'Saga del Latido'.
Sonia Vivas con los tres libros de la 'Saga del Latido'. Cedida a Público

Sonia Vivas, la mujer que destapó una de las mayores tramas de corrupción policial de la historia, ha convertido su infierno en empoderamiento. Ha podido superar el dolor del acoso que sufrió durante más de diez años y el miedo que pasó cuando la denunciaron falsamente. Incluso ha perdonado a sus agresores. Y todo este proceso de superación lo ha plasmado en la Saga del Latido, cuatro libros que Vivas espera que ayuden a más personas a recuperarse de su dolor o sufrimiento.

Después de publicar con dos grandes editoriales —Planeta y Penguin Random House— se ha lanzado a la autoedición, algo que encaja con su proceso de empoderamiento, para poder ser ella la que toma las decisiones.

"De esa causa de corrupción, de esa situación terrible de acoso que viví dentro de la policía y de ese montaje que me hicieron para meterme en la cárcel, he hecho un viaje interior y de introspección personal. He salido más reforzada y resiliente. Y por eso no he acabado con depresión en la cama tomando pastillas", expresa a Público la expolicía y ahora concejala de Justicia Social, Feminismo y LGTBI de Palma de Mallorca.

Vivas ha querido compartir este viaje con el mundo, pero especialmente con muchas personas que le escriben, sobre todo muchas mujeres que han sufrido violencia de género o personas que también han vivido acaso en el trabajo, contándoles sus casos desde el dolor.

La autora sostiene que si ella lo ha superado es porque ha iniciado un camino interior, "analizando las emociones, no convirtiéndome en mala persona ni dejándome llevar por la rabia y el sufrimiento, perdonando a esos dos policías que me acosaron dentro del cuerpo e intentaron meterme en la cárcel". 

"El dolor y el sufrimiento mantienen a muchas víctimas vinculadas al dolor"

El perdón para ella es clave porque de esa forma ha conseguido "romper" todos los hilos que le unían a ellos. "Lo que veo en muchas víctimas, sobre todo de violencia de género, es que el dolor y el sufrimiento las mantienen vinculadas al agresor. Muchas veces hablan más del agresor que de ellas mismas porque siguen viviendo todos los días los golpes que les daban", valora.

Vivas lo ha hecho sola —en muchos periodos sin redes sociales ni televisión—, "atravesando el miedo y el dolor", apoyada en "buenas personas", sin ayuda psicológica. Así desde que empezó el acoso en 2007, empeorando con la denuncia su situación en 2016, y hasta que en enero de 2021 los tribunales pusieron fin por su parte a la causa. Por primera vez, un policía cumplirá una pena de cárcel por homofobia.

Si la Justicia no le hubiera dado la razón, asegura que también podría haber perdonado a sus agresores. "Yo siempre he tenido claro que la Justicia ha estado ahí, que acudes para que te de la razón, pero que la que vive las cosas eres tú y que la Justicia diga que algo no es verdad no significa que no pasó. Y es que la vía penal está muy bien, pero es independiente del proceso, y nunca restaura, porque los procesos son terribles. Yo he padecido mucho con la vía penal. Es hiriente también", expone por teléfono a este medio.

"Querían mostrarme como una mala mujer"

Vivas sigue respondiendo segura a las preguntas. Señala que en los libros también habla del sistema y cómo desmontarlo. "De un sistema de violencia, de opresión, que genera personas descontentas, que buscan fuera lo que necesitan o se relacionan desde la necesidad porque tienen carencias internas. Muchas personas ni siquiera saben quiénes son. Ni se miran dentro. La gente ha perdido la conexión con ellas mismas", lamenta. 

"Me atacaban todo el rato para que yo hiciera algo que me convirtiera en mala persona"

Y continúa relatando: "He estado en las peores situaciones. Sé lo que soy capaz de soportar, la persona que soy y las cosas que no voy a hacer pese a que la situación sea terrible y hostil. Y esto es fundamental. Por ejemplo, en mi caso se me atacaba todo el rato para que yo hiciera algo que me convirtiera en mala persona. Todo el rato intentaban mostrarme como una mala mujer, como una Dolores Vázquez, que se merece su dolor por eso. Pero eso no está en mí y ese viaje interior me ha salvado porque nunca me creí que yo fuera mala ni lo peor. No lo he hecho, pero me ha costado mucho porque hay momentos en los que llegas a pensar que eres el culpable. He transitado territorios muy chungos y lo he pasado mal, pero creo que conocerte a ti mismo, aprender a quererte por encima de todo y no fallarte es el único camino para mirar a un futuro y volver a tener ilusión por las cosas".

Da un respiro. Atrás ha dejado ya los peores momentos como los que pasó en verano, cuando tuvo que ir varias veces al hospital porque se le dormían las manos y las piernas: "Cuando el proceso acabó, fue como una catarsis, y como tal el cuerpo respondió. Estuve dos semanas muy mal, pero ese cierre judicial me ha permitido cortar todos los niveles. Ahora me siento mejor, muy bien, libre".

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