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Un toxicómano de Vigo deberá dejarse el pelo largo si quiere evitar la cárcel

El hombre, condenado a tres años por vender drogas al por menor, tendrá que someterse a análisis capilares periódicos para demostrar que sigue el tratamiento pactado con los jueces para no ir a prisión

Edificio de la Audiencia Provincial de Pontevedra en Vigo. GOOGLE STREET VIEW

JUAN OLIVER

La sección quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, con sede en Vigo, ha aceptado suspender el ingreso en prisión de un toxicómano condenado por un delito contra la salud pública a cambio de que se comprometa a no cortarse el pelo por debajo de los tres centímetros de largo.

La decisión no es fruto de una broma ni de un desvarío del tribunal, y tiene una explicación jurídica razonable: el acusado deberá demostrar que ha iniciado un proceso para superar su adicción a las drogas sometiéndose a test periódicos que establecerán si ha seguido consumiéndolas o no, a través del análisis del rastro capilar que dejan esas sustancias.

El acusado, A.F.C. –sólo han trascendido sus iniciales- fue detenido en junio del año 2016 en posesión de diversas cantidades de metadona, hachís y cocaína envasadas para su venta al por menor, además de cerca de un centenar de comprimidos de benzodiacepinas de preparaciones comerciales que se expiden en farmacia bajo presentación de receta médica.

En el juicio, celebrado el pasado martes, el hombre admitió los hechos y aceptó una pena de cuatro años y tres meses de cárcel, que fue rebajada a tres años porque el tribunal aplicó la eximente de anomalía psíquica, valorando su adicción a varias sustancias. Además, le impuso una multa de 2.800 euros.

El abogado de la defensa solicitó la suspensión de la pena para evitar su ingreso en prisión, alegando que el hombre ya había iniciado un proceso para desintoxicarse bajo tutela de la asociación Alborada, especializada en el tratamiento y reinserción social de drogodependientes, y que estaba dispuesto a retomarlo.

Los jueces aceptaron la oferta a cambio de que el acusado mantenga su compromiso de alejarse definitivamente de las drogas, y de que pueda probar que no ha vuelto a consumirlas. Para ello deberá someterse a test periódicos a través del análisis toxicológico de su cabello, que permitan a Alborada certificar que sigue limpio.

Para que esas pruebas puedan realizarse, los especialistas precisan de una masa mínimo de pelo del individuo, entre 60 y 100 miligramos. Una cantidad muy pequeña que puede obtenerse del pelo corto. Pero dado que el cabello crece a un ritmo aproximado de un centímetro al mes, si el acusado se cortara el pelo por debajo de los tres centímetros anularía el rastro que habría dejado en él un hipotético consumo.

De ahí que los jueces le hayan advertido de que si Alborada no puede obtener pruebas de los períodos necesarios para constatar que sigue adecuadamente el tratamiento, alertarán al juzgado. Así que a A.F.C. no le queda otro remedio que dejarse el pelo largo. Al terminar la vista, una de las magistradas le recordó de que si los especialistas de Albada no pueden avalar que esté cumpliendo con las condiciones pactadas, iría directo a la cárcel.

Frente a los análisis de saliva y de orina, que detectan si una persona ha consumido drogas en las horas y días previos a las pruebas, los test capilares amplían notablemente ese espectro. El crecimiento del cabello está alimentado por el torrente sanguíneo, y las pruebas de cabello permiten detectar el rastro que dejan en el pelo los metabolitos de sustancias como la cocaína, el cannabis y el MDMA - metilendioximetanfetamina o éxtasis-. El plazo mínimo para que el análisis detecte el consumo es de una semana, el tiempo medio que tarda el pelo en aflorar desde el folículo a la base del cuero cabelludo.

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