Público
Público

Violencia machista Defensa personal contra las agresiones machistas en la España vaciada

El Gobierno de Aragón organiza más de 150 cursos de autodefensa frente a la violencia machista con los que ya ha formado con clases teóricas y prácticas a más de 2.600 mujeres de zonas rurales.

Mujeres en clase de defensa personal. GOBIERNO DE ARAGÓN

“Se trata de evitar la agresión o, por lo menos, de tener las nociones básicas para escapar de ella”, explica María Goikoetxea, directora del IAM (Instituto Aragonés de la Mujer), entidad que financia, por segundo curso consecutivo, unos cursos de defensa personal en los que el año pasado participaron 2.603 mujeres de 153 municipios, la práctica totalidad de ellos del ámbito rural, en 23 de las 33 comarcas de la comunidad, a las que este ejercicio se han sumado otras cuatro.

El BOA (Boletín Oficial de Aragón) lleva unos días publicando los convenios entre el Gobierno autonómico y las comarcas con los que se desarrolla el programa, que este año tiene un presupuesto de 146.318 euros (casi 9.000 más que los 135.952 de 2018 y que, de nuevo, se centra en el ámbito rural, a cuyas mujeres está dirigido.

“El mundo rural está cambiando poco a poco”, explica Goikoetxea. “La mujer identifica cada vez con más claridad la violencia, y hay más redes de apoyo, tanto entre las propias mujeres como en las administraciones”, anota.

La violencia machista tiene algunas particularidades en la España vaciada y rural: es más intensa, con un 60% de las agresiones y un 70% de los asesinatos, y se descarga sobre unas víctimas de edad avanzada, de entre 40 y 60 años, que sufren una doble victimización en la que a los golpes físicos y psicológicos se les suma la estigmatización, esa vergüenza social que añade más grosor a las paredes y las ventanas tras las que se viven los infiernos familiares.

Mujeres de más de 50 años aprenden a defenderse

De hecho, los cursos están arrojando datos llamativos, como que la mayoría de las participantes en los organizados en Gargallo y en Oliete, en la Sierra de Arcos turolense, tuvieran, respectivamente, más de 50 y más de 47 años. Mientras, la más joven era de 36. También hay sesiones específicamente dirigidas a adolescentes y jóvenes, como las realizadas en el instituto de Andorra, donde las usuarias tenían de 14 a 22 años.

“Las medias de edad en las zonas rurales son más altas, por el envejecimiento de la población, pero esos datos reflejan una evolución” en el posicionamiento de la mujer rural frente a la violencia machista, indica la directora del IAM, que añade que, por otro lado, la creciente demanda de estos cursos sale de las propias usuarias.

“Funciona el boca a boca; las que han asistido lo explican en sus círculos y eso despierta un interés que llega como feedback a los ayuntamientos y comarcas”, señala. “Se está avanzando -añade la responsable del IAM-. Queda mucho camino pero se están dando pasos. Eso se ve en el interés que despiertan en el mundo rural las acciones sobre violencia de género e igualdad”.

Herramientas para repeler una agresión o zafarse de ella

La formación, de cuatro horas, incluye una parte teórica en la que los especialistas exponen conceptos básicos sobre defensa personal: en qué consiste una agresión, qué es la intimidación, en qué situaciones de riesgo puede encontrarse una mujer o, entre otros contenidos, algunas nociones sobre autoprotección. La práctica se centra en enseñar a esquivar un golpe, repeler un asalto o zafarse del atacante.

“No queremos enviar el mensaje de que te tienes que defender, pero sí por lo menos disponer de las herramientas para poder repeler una agresión o zafarse de ella”, explica Goikoetxea. Una de esas enseñanzas, por ejemplo, consiste en una llave en la que, desde el suelo, la víctima aprende a desequilibrar al agresor para hacerle caer y poder huir.

El programa, financiado con fondos del Plan Nacional contra la Violencia de Género que gestiona el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, se articula mediante convenios bilaterales entre el IAM y las comarcas en los que éstas se encargan de la intendencia (local, personal, seguros, etcétera) y aquel asume la financiación de las actividades, que normalmente se organizan agrupando municipios.

Las mujeres en los territorios rurales más despoblados

La exposición de motivos de los convenios deja claro el interés público de la iniciativa, “acreditado por la necesidad de proporcionar a las mujeres de todas las edades del territorio aragonés, los conocimientos básicos para rechazar cualquier tipo de ataque o violencia que puedan recibir por el hecho de ser mujeres”. También por la “adecuación” de las entidades locales para organizar las actividades por “su implantación en el territorio, y la accesibilidad a las mujeres en los territorios rurales más despoblados”, algo que el propio pacto de Estado tiene en cuenta, ya que uno de los criterios de reparto de los fondos es el de la dispersión de la población.

El programa, no obstante, incluye otros dos objetivos, como son el de “favorecer entornos en los que las mujeres se sientan más seguras” y el de “crear lazos” entre ellas, explica Goikoetxea. “Después de participar se sienten más libres y seguras para moverse por el territorio. Se trata de empoderarlas”, anota. Paralelamente, “cada vez se está consiguiendo más acabar con la estigmatización y con la culpabilización de las víctimas”, señala la directora del IAM, que remata: “En eso percibimos que se ha avanzado mucho, aunque sigue habiendo diferencias” en relación con los ambientes urbanos.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias