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Volcán La Palma Las tres semanas de erupción en La Palma agotan el ánimo de los vecinos, acostumbrados a vivir con el volcán

En estos 21 días se han destruido 1.186 edificaciones y más de 497 hectáreas, según el sistema de observación terrestre europeo Copernicus, al mismo tiempo se han desalojado a más de 5.700 personas

Varios periodistas fotografían el volcán de La Palma
Varios periodistas fotografían el volcán de La Palma. ANDREA DOMÍNGUEZ

El reloj marcaba las 15.12 horas, el domingo 19 de septiembre, cuando el volcán de La Palma entró en erupción. Tres semanas más tarde, 1.186 edificaciones y más de 497 hectáreas se han visto afectadas por el paso de las coladas de lava. Entre las zonas de exclusión marcadas por los expertos cerca de 5.700 personas han tenido que ser desalojadas de sus hogares. Por el momento, esta emergencia natural no da señales científicas que indiquen que vaya a terminar pronto. Así lo ha confirmado el director científico del Instituto Vulcanológico de Canarias (Involcan), Nemesio Pérez, este fin de semana.

En La Palma no se escucha el silencio desde hace 21 días. El rugido del volcán, cada vez más fuerte e intenso, hace retumbar las ventanas, las puertas y los cuadros de las viviendas de los municipios vecinos. A pesar de que Canarias se ha creado a partir de sucesivas erupciones volcánicas que precedieron al mapa geográfico actual, pocos isleños se planteaban presenciar el estallido de un volcán en tierra firme y mucho menos tener que salir de casa con lo puesto para salvar la vida.

El paso de los días pesa cada vez más para los vecinos, mientras la lava no da tregua. Muchos expresan que tienen dificultad para dormir durante las noches, en las que el sonido del volcán se hace más agudo e impactante. A esta falta de descanso, derivada del estrés de la situación, se suma el proceso de duelo por la pérdida del hogar o el estado de ansiedad derivado de un hecho que se estira en el tiempo y no puede ser controlado. El acompañamiento psicológico es un pilar fundamental en la reconstrucción tras este fenómeno y muchos equipos privados y públicos se han trasladado hasta la isla para ofrecer sus servicios.

Por el momento, La Palma está en semáforo rojo por riesgo volcánico, y el comportamiento explosivo sigue siendo similar al de días anteriores. Hasta finales de la pasada semana, los científicos que trabajan sobre el terreno habían augurado un avance de los ríos de lava por caminos ya pautados por el volcán. Una esperanza para las viviendas que aún no habían sido destruidas. Sin embargo, durante la madrugada del viernes al sábado un derrumbe parcial del cono principal produjo el descontrol de las coladas. Esta caída del cono supuso que los ríos de lava se dirigieran hacia zonas que, por el momento, se habían librado de ser destruidas.

Una vecina desaloja su vivienda dos días después de la erupción del volcán.
Una vecina desaloja su vivienda dos días después de la erupción del volcán. ANDREA DOMÍNGUEZ

Salvar lo que se pueda

Durante la mañana de este sábado decenas de vecinos se aglutinaron en el barrio de La Laguna, en el municipio de Los Llanos, mitad desalojado y mitad sin desalojar. Allí muchos miraban con prismáticos el avance de los ríos de lava y su llegada inminente durante la tarde al callejón de La Gata, un punto de referencia entre las localidades vecinas. La zona industrial del barrio estaba siendo afectada, mientras las nuevas direcciones de la lava hacen temblar a los vecinos que están aún sin desalojar. Muchos han decidido no esperar al aviso de las autoridades y han cargado neveras, colchones y recuerdos en el maletero de su furgoneta, otros han dejado de dormir en la zona pero vuelven durante el día.

"Lo hago por precaución, porque quiero pensar que no va a pasar nada, pero por las noches, cuando resuena el ruido del volcán llegan todos los miedos", confiesa entre lágrimas un vecino lagunero. Las noches se hacen eternas para los palmeros, no solo para los que viven cerca de la erupción sino para quienes escuchan el retumbar del volcán al otro lado del túnel de la Cumbre.

En la zona desalojada del barrio de La Laguna, los vecinos acceden con escolta para salvar todos los enseres que puedan recoger en diez minutos. Durante estas labores, los vecinos son acompañados por agentes de protección civil, de los bomberos o de la policía. Victor recogió este sábado ropa y documentación de su vivienda en el barrio de La Laguna. Allí tres agentes de la Policía Portuaria le ayudaron a cargar lo más rápido posible todo lo que pudieran salvar. El campo de acompañamiento e intervención en zonas desalojadas está siendo gestionado por el Centro de Coordinación Operativa (Cecopin).

Los alojamientos para afectados

En la primera semana, quienes tuvieron que salir de casa, se repartieron entre el acuartelamiento militar de El Fuerte y las casas de familiares y amigos. Ahora, los vecinos sin alternativa alojativa, duermen en un hotel localizado en el sur de la isla, mientras que otros han optado por vivir en segundas viviendas, continúan acogidos por sus seres queridos o han trasladado toda su vida a una caravana.

El Gobierno de España aprobó un Real Decreto-ley por el que adoptan medidas urgentes para tratar de reparar los daños ocasionados por la erupción. La cifra anunciada por el presidente del Ejecutivo estatal, Pedro Sánchez, asciende a 208 millones de euros. Esta medida se suma a la compra de viviendas cofinanciadas entre los gobiernos de España y Canarias y que suman otros 10,5 millones de euros para la compra de hasta 107 domicilios para damnificados.

Vista del volcán desde El Paso durante la tercera semana de erupción
Vista del volcán desde El Paso durante la tercera semana de erupción. ANDREA DOMÍNGUEZ

El túnel que divide la isla

El sistema de observación terrestre europeo Copernicus data en 38,3 kilómetros de carreteras destruidas hasta el momento y otros 3,1 kilómetros que podrían sufrir daños. Desde el comienzo de la erupción el túnel de la Cumbre se ha convertido en la única vía para conectar Los Llanos, El Paso y Tazacorte con la capital de la isla, también para viajar a municipios colindantes que ya no cuentan con otras carreteras. Los viajes en coche de diez minutos se han convertido en travesías de una o dos horas dando un rodeo por todo el sur de la isla.

En estas localidades, que no están afectadas por el volcán, también llega el temor en forma de seísmo. Allí se ha registrado el mayor temblor desde el comienzo de la erupción. Sin embargo, el comité de expertos del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca) descarta por el momento la posibilidad de que se abran nuevos focos de emisión de lava en esos puntos. "Los terremotos son parte del proceso eruptivo de Cumbre Vieja, la fuerza de las piedras facilita que las ondas se trasladen mejor entre zonas y que se produzcan los temblores", explicó este sábado el vulcanólogo del Instituto Geográfico Nacional (IGN), Stavros Meletlidis.

La ceniza cierra el aeropuerto de La Palma

La presencia de la ceniza ha obligado al Aeropuerto de La Palma a dejar de operar durante cinco días en la segunda semana de erupción y durante dos días esta última. Para las personas que debían salir o entrar de la isla, la única manera de conectar con otros espacios aéreos ha sido la vía marítima hasta Tenerife en las líneas de barco que salen con frecuencia desde Santa Cruz de La Palma.

Además, los gases tóxicos emanados por el volcán han perjudicado a la calidad del aire en La Palma. Durante el jueves y el viernes los índices marcaban el valor de "extremadamente desfavorable". Según la decena del Colegio Oficial de Psicología (COP), Carmen Linares, la contaminación del aire se convierte en un "estresor más que sumar a la situación de adversidad que sobrellevan muchas familias en La Palma".

Varios vecinos esperan para poder desalojar sus enseres durante la primera semana de la erupción
Varios vecinos esperan para poder desalojar sus enseres durante la primera semana de la erupción. ANDREA DOMÍNGUEZ

Desde La Palma se han organizado diferentes redes de voluntarios para tratar de actuar en ayuda a las personas afectadas. En muchas ocasiones, como en el caso de Carlos*, los vecinos que se enfundan el chaleco de voluntarios han sido desalojados de sus viviendas y tratan de prestar ayuda a personas en su misma situación. Los puntos de recogida de ropa, comida, bonos de compra y enseres siguen abiertos y reciben donaciones desde otras islas e incluso desde otros lugares de España. Además, se han establecido dos zonas de atención inicial para animales. El primer punto en Los Llanos para animales domésticos y el segundo en El Paso para animales de granja. El objetivo de estas redes de protección para los animales es el de garantizarles un hogar seguro y alejado del estrés del volcán.

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