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¿Volverían a estudiar los recién licenciados que tienen la suerte
de trabajar?

El primer Barómetro de empleabilidad y empleo de los universitarios revela que el 77% de los egresados en 2010 se siente satisfecho con su empleo, pero la mayoría considera obsoletas las metodologías de los docentes.

Estudiantes en un aula universitaria.-EFE

MADRID.- Las universidades no aplican el aprendizaje activo, basado en proyectos y prácticas, sino que siguen ancladas en las clases magistrales y en las metodologías clásicas. Los licenciados echan de menos recursos de apoyo al alumnado y lo que más valoran de su paso por las aulas es el profesorado. El 72% considera que su empleo se adecua a sus estudios. El mayor ajuste se da entre los titulados de Ciencias de la Salud, Ingeniería y Arquitectura; frente a los de Artes y Humanidades, Ciencias Sociales y Jurídicas.

Son algunas de las conclusiones del primer Barómetro de empleabilidad y empleo de universitarios, elaborado por la CRUE y la Cátedra Unesco de Gestión y Política Universitaria, presentado este jueves en Madrid.

El 77% de los más de 13.000 egresados en primer y segundo ciclo y de grado entrevistados —el 10% de la cohorte 2009-2010— se manifiesta satisfecho con su empleo. Sin embargo, la mayoría valora negativamente el salario y el desarrollo profesional. Los licenciados en Ciencias de la Salud son los que mejor valoran sus estudios. Los menos, los de Artes y Humanidades.

El 94% volvería a cursar estudios universitarios

Seis de cada diez titulados se consideran adecuadamente cualificados para sus empleos y tres de cada diez se ven sobrecualificados, es decir, tienen un nivel de competencias de empleabilidad mayor que el que les proporciona la universidad y el que les exige el puesto de trabajo. El 94% volvería a cursar estudios universitarios y el 54% repetiría los mismos estudios en la misma universidad. El 12% estudiaría otra carrera en otra universidad.

Los entrevistados, licenciados por 61 universidades —públicas y privadas, presenciales y semipresenciales— en 2010 y entrevistados en 2015, echan de menos formación en idiomas, prácticas de comunicación oral, participación en el aula y aprendizaje sobre la toma de decisiones y sobre la capacidad para gestionar la presión. Sin embargo, reconocen que la universidad les ha enseñado a trabajar en equipo y a reforzar la comunicación escrita, la capacidad de análisis y la capacidad crítica. 

8 de cada 10 encuentran trabajo gracias a sus contactos

Los licenciados apuntan que la universidad les ha aportado poco respecto al proceso de búsqueda de empleo, como la elaboración de un currículum y la preparación de una entrevista de trabajo. De hecho, ocho de cada diez entrevistados encontraron trabajo gracias a su red de contactos. Sólo uno de cada cinco logró un trabajo con ayuda de los recursos de la universidad. El director de la de la Cátedra Unesco de Gestión y Política Universitaria, Francisco Michavila, ha advertido de que este es un "motivo de discriminación" que va en contra de la "igualdad de oportunidades", por la que, a su juicio, tiene que velar la universidad pública.

Tras los contactos personales (37%), la segunda vía más frecuente para acceder a un puesto de trabajo es la autopresentación y el contacto directo (31,3%), a mucha distancia de los portales de empleo (18,3%), los servicios públicos de empleo (10,6%), las webs corporativas (7,9%), los servicios universitarios (7,4%), las redes sociales (4,6%), anuncios de prensa (3,7%), empresas de trabajo temporal (3,4%) o sindicatos (1,4%).

El rector de la Universidad de Zaragoza, Manuel López, ha recordado que la mejora de la empleabilidad (la capacidad para conseguir un empleo) es una tarea obligatoria para las universidades, pero no modificará los datos del empleo a corto plazo. "En ese sentido, enseñar a los alumnos a buscar trabajo tampoco será garantía de que encuentren empleo, pero sí de que el empleador elija al mejor cualificado y al mejor talento, por lo tanto, estaremos siendo más eficientes". 

Uno de los problemas del mercado laboral en España, según el rector, es que las empresas exigen poca cualificación a sus empleados, en comparación con otros países de Europa: "Eso lleva a la sobrecualificación de los trabajadores —que estudian idiomas pero acaban trabajando en pymes no internacionalizadas que no lo requieren— y, por tanto, a los subempleos".


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