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Zaragoza gastó 4,2 millones en un edificio que visitan 30 escuelas al año y cuesta 500.000 € mantener

El presupuesto del Centro de Urbanismo Sostenible (CUS), cuyo mantenimiento cuesta medio millón de euros al año, se duplicó mediante “errores materiales” y propuestas del constructor antes de que la empresa pública gastara medio millón en muebles y elementos decorativos, como un reloj de sol de 15.430 euros, que el ayuntamiento no había encargado.

Las obras del Centro de Urbanismo Sostenible fueron adjudicadas por 1,5 millones y liquidadas por 3,8, coste al que se suman los más de 500.000 euros del mobiliario y el acondicionamiento como centro museístico.

ZARAGOZA .- La resaca de aquellos maravillosos años previos a la Expo y a la crisis sigue generando sobresaltos en Zaragoza. El último que se ha llevado el equipo de gobierno municipal tiene forma de CUS: el coste del Centro de Urbanismo Sostenible, cuyo potencial como museo se queda en la visita anual de 30 escuelas -2.077 personas incluyendo ciudadanos particulares-, se triplicó de 1,5 a 4,3 millones de euros mediante “errores materiales”, peticiones del constructor y un mobiliario que supera el medio millón de euros y que incluye artículos como un reloj de sol de 12.830 euros que se apoya sobre un pedestal de 2.600.

El equipo de gobierno de Zaragoza en Común (ZeC) ha abierto una investigación interna para aclarar los motivos del desfase presupuestario y para evaluar la adecuación del acondicionamiento del centro como museo, una iniciativa que, señalaron fuentes municipales, el consistorio nunca encomendó a la sociedad municipal, Ecociudad Valdespartera. El asunto será tratado este viernes en el consejo de administración de la empresa, en el que los responsables municipales pedirán explicaciones a su gerente, Miguel Portero.

La liebre la levantó la propia empresa municipal al reclamar hace unos meses al ayuntamiento el pago de cuatro facturas por 522.140 euros (442.492 más IVA) fechadas el 30 de septiembre de 2010. Tras un lustro de espera, la reclamación se produjo el 7 de octubre, al día siguiente de que los concejales de Servicios Públicos y de Medio Ambiente, Alberto Cubero y Teresa Artigas, efectuaran una inspección sorpresa en la depuradora municipal, gestionada por Ecociudad. “No dejamos de sospechar y de entender que las fechas tengan algo que ver”, apuntó el primero.

Medio millón al año para recibir 2.000 visitas

La concejalía de Economía que dirige Fernando Rivarés ha ordenado retirar esa factura del Registro Contable del ayuntamiento al detectar que el consistorio no había encomendado esas compras a la empresa pública, que adjudicó el grueso de los suministros a una sola empresa –Prames, por 537.518 euros-, y que sus técnicos tampoco habían formalizado la recepción de esos artículos. “No hay ningún documento por el que el ayuntamiento haya encargado lo que hay dentro del edificio, y tampoco podemos pagar esos objetos porque no están reconocidos como bienes municipales”, señalaron fuentes del consistorio, que recordaron que desde 2006 la gestión del inmueble está cedida a Ecociudad.

“Primero tendremos que ver qué es lo que hay dentro del edificio, porque lo que se compró con esos 522.000 euros no está inventariado en el ayuntamiento”, anotó Cubero, que indicó que el equipo de gobierno “va a pedir explicaciones” tanto a los responsables de la empresa como a los cargos políticos de la época. “También pediremos información sobre por qué no está regularizado el mobiliario”, añadió Artigas.

La empresa recibe anualmente del consistorio por la gestión del edificio, un centro de monitorización de los aspectos ambientales del barrio de Valdespartera que el año pasado recibió la visita de 30 centros escolares y de ciudadanos particulares hasta sumar 2.077 personas, alrededor de medio millón de euros anuales: la entrada sale a 240 euros.

El coste del edificio superó con creces el presupuesto inicial

El asunto de las facturas del mobiliario animó a los responsables municipales a chequear el coste del edificio que contiene esos objetos, un repaso que también aportó datos a primera vista sorprendentes.

La construcción del CUS, financiada por el ayuntamiento, fue aprobada en mayo de 2006 con un presupuestos de 1.5087.036 (IVA al margen) y fue encomendada a Ecociudad Valdespartera, que debía financiar la ejecución en dos años mediante fondos municipales.

Tras quedar desierta la subasta, según señala un informe municipal, Urbanismo procedió a “rectificar el error material producido en el presupuesto del proyecto”, con lo que el precio se elevó un tercio, hasta los 2.050.8549 euros. Tras esa revisión fue adjudicado a la constructora zaragozana Ideconsa por 2.034.425, aunque ese no sería el precio final.

En octubre de 2008, el consejo de administración de Ecociudad modificó el presupuesto “a instancias del contratista y bajo la aprobación del director de obra” para elevarlo a 2.868.828 euros, precio que bendijo el ayuntamiento. La cifra se elevaría hasta 3.114.130 en la liquidación final, que incluyó “un importe adicional al presupuestado” de 119.940 euros, más una serie de “revisiones de precios acordadas en contrato”.

Ese precio, más del doble de lo presupuestado inicialmente, supuso un desembolso de 3,61 millones una vez añadido el IVA que la factura de medio millón del mobiliario y la decoración sitúa en el entorno de los 4,2 millones, casi el triple. Un informe de la empresa pública lo sitúa en 3,79 millones, IVA no incluido.

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