El exministro Margallo retuerce la historia para relacionar a Hitler con Puigdemont

Publicado el 29 de marzo del 2018

Lo ha vuelto a hacer. El exministro de de Exteriores de España José Manuel García-Margallo ha utilizado de nuevo un símil con el dictador nazi Adolf Hitler para atacar a sus adversarios políticos. Esta vez el ataque ha caído sobre Carles Puigdemont, expresidente de la Generalitat de Catalunya, durante una entrevista en La Sexta. Margallo ha sido preguntado por un editorial de Der Spiegel que pide que Puigdemont reciba asilo político en Alemania ya que ha sido elegido democráticamente por los catalanes. La respuesta de Margallo ha sido la de retorcer la historia para relacionar a Hitler con Puigdemont.

"Es una auténtico disparate. Que un periódico alemán diga que un señor es un dirigente legítimo porque ha sido elegido democráticamente… Podrían repasar su historia y ver que en enero de 1933 Adolfo Hitler gana las elecciones y eso no le hace un dirigente legítimo", responde el exministro de Exteriores.

Pues bien, señor Margallo, Hitler no ganó las elecciones de enero de 1933. De hecho, ni siquiera hubo elecciones en enero de 1933 en Alemania. Las elecciones presidenciales se celebraron en marzo de 1932 y Hitler quedó segundo tras Hinderburg en la primera vuelta. En la segunda, en abril de 1932, Hitler volvió a quedar por detrás de Hinderburg.

Fue, por contra, en las elecciones parlamentarias de noviembre de 1932 cuando, efectivamente, el Partido Nacionalsocialista de Hitler obtuvo el 37% de los votos siendo la fuerza más votada de un parlamento hiperfragmentado que daba cobijo a más de 10 partidos. Un porcentaje de votos, sin embargo, que no le permitía gobernar. Es más, la suma de los votos socialistas y comunistas era superior a la de los nazis, que se habían dejado la friolera de 34 escaños en esas elecciones respecto a las anteriores.

Sin embargo, ante el miedo al avance comunista, Hitler fue aupado políticamente por Hinderburg y en enero de 1933 (ahora sí) fue nombrado a dedo, en un gobierno en el que los nazis estaban en minoría (con solo dos ministros) y en el que los conservadores dominaban la mayor parte del Gobierno. Pensaron los conservadores que así, al menos, podrían dominar al líder nazi. Se equivocaban.

Una vez en el poder, Hitler provocó el incendio del Reichstag y acusó a los comunistas de haberlo hecho para conseguir que se dictara el estado de excepción. El dirigente nazi inició una feroz represión contra las organizaciones de los trabajadores, cuyos partidos políticos juntos (KPD -comunistas- y SPD –socialistas-) le habían superado con creces (unos 13 millones de votos contra 11 y medio). Ilegalizó al KPD y prohibió toda la prensa y la propaganda del SPD. Tal y como explica a la perfección en Público el profesor Sociología de la Universidad Jaume I de Castellón Andrés Piqueras.

Tras toda esta persecución y abuso de poder, Hitler convoca elecciones para el 6 de marzo y entonces ya sí, claro, las ganó con 17 millones de votos (aun así, por su cuenta, los candidatos de los principales partidos obreros todavía conservaron, juntos, más de 12 millones de votos).

Pocos meses después de estas elecciones, en agosto de 1933, muere Hindenburg y Hitler se autoproclama Jefe del Estado.

Por tanto, señor Margallo, Hitler no ganó unas elecciones en enero de 1933 ni llegó al poder gracias a una mayoría de votantes. Fue en marzo de 1933, cuando ya estaba en el poder e impedía el juego democrático de la libre concurrencia a los comicios cuando ganó las elecciones.

Pero no es la primera vez que Margallo tira de Hitler para afianzar su argumentario. El exministro ya lo hizo cuando En Comú Podem se situó en las encuestas como primera fuerza política en Catalunya. Entonces, en otra entrevista en La Sexta, señaló que "hay veces que los votantes se equivocan" para recordar, otra vez, que Hitler ganó llegó al poder tras ganar las elecciones. Lo hizo, además, hablando del dictador nazi como "Don Adolfo Hitler".

Bien es cierto que las dotes de Margallo como historiador dejan mucho que desear. El exministro, por ejemplo, no tuvo reparos en decir que Franco salvó a muchos judíos del nazismo. Una 'fake new' del franquismo que solo historiadores franquistas se atreven a mantener a día de hoy. Así lo demostró el periodista e investigador Carlos Hernández en 'Los últimos españoles de Maithausen'. "

"Es una absoluta falsedad que el régimen de Franco tratara de salvar a los judíos de una muerte segura en los campos nazis. Ni tan siquiera puede ser considerado como un cómplice pasivo. Fue cómplice activo y necesario y, por tanto, coatuor de la deportación de los judíos. Cuando alguien tiene la capacidad de salvar a otro ser humano de una muerte segura y no lo hace se convierte en cómplice", denunciaba el autor de la obra Carlos Hernández en conversación telefónica con Público.

Tampoco le queda muy claro al exministro quiénes eran los aliados de Hitler. Vaya, vaya.

A estas alturas de la película, no obstante, lo que queda claro es que Margallo tiene una predisposición natural a meter a Hitler en sus argumentos.

Pero donde las dan las toman. El secretario general de las Nuevas Generaciones de Madrid Ángel Carromero utilizó la figura de Hitler para atacarle cuando el exministro escribió un artículo en El Mundo pidiendo una tregua con los políticos independentistas catalanes. Entonces, claro, Carromero le dijo que la política de apaciguamiento con Hitler en el período de entreguerras… no funcionó.