TwitterEl hilo que cuenta la encarnizada lucha por aparcar el coche en las ciudades playeras
Conseguir aparcar el coche sin aspavientos en capitales como Madrid es una quimera ya asumida para la mayoría de conductoras y conductores. Sin embargo, los verdaderos Juegos del Hambre del estacionamiento de vehículos empiezan con la llegada de agosto y lejos de las urbes del interior. Es en las ciudades playeras, allí donde se amontona España entera y parte del extranjero en un número limitado y concreto de zonas de costa, donde aparcar se convierte en el reto verdadero.
Un tuitero ha encontrado su particular forma de describir la encarnizada lucha por un sitio en el que dejar el coche en estas situaciones, y su historia, que comienza enganchando casi como una novela, se desarrolla hasta llegar a un final sorpresa de los que encienden la indignación y sacan una sonrisita pícara y cómplice al mismo tiempo…
"Agosto. Ciudad costera. Ni un cm2 de aparcamiento en kilómetros a la redonda. Una pareja de ancianos se dispone a sacar su coche del aparcamiento…"
Agosto. Ciudad costera. Ni un cm2 de aparcamiento en kilómetros a la redonda. Una pareja de ancianos se dispone a sacar su coche del aparcamiento…
— Paco Oliva (@pacoliva82) 8 de agosto de 2018
Por el polvo que acumula el coche, la pareja debe llevar como una quincena en el típico apartamento alquilado de verano.
— Paco Oliva (@pacoliva82) 8 de agosto de 2018
Una fila de coches lleva escudriñando de forma insistente la calle, en busca del último resquicio donde estacionar. Un Renault Clío azul y un Ford KA rojo lideran una larga caravana de conductores cansados de dar vueltas.
— Paco Oliva (@pacoliva82) 8 de agosto de 2018
El señor mayor se dirige a su vehículo, un monovolumen, con pinta de salir a toda mecha. El del Clío pega el frenazo, pone interminente, y le busca con la mirada para saber si va a salir. Le responde con un lacónico sí con la cabeza.
— Paco Oliva (@pacoliva82) 8 de agosto de 2018
El del Clío espera su turno. Sale la anciana con una bolsa e intenta abrir el capó infructuosamente. No puede/no sabe. Tiene que tocar a la ventanilla de su marido, que no se entera. El coche, en el sobresalto, se cala. Y el buen hombre sale.
— Paco Oliva (@pacoliva82) 8 de agosto de 2018
Los movimientos son lentos. Llevan más de 2 minutos en el proceso. Se oye el primer claxon, tímido. A modo de sondeo de la situación.
— Paco Oliva (@pacoliva82) 8 de agosto de 2018
El capó se abre y la mujer se va a su asiento, y el señor al suyo. Va a arrancar. Suena otro claxón. Se encienden las luces y el motor. Se apaga, y vuelve a calarse.
— Paco Oliva (@pacoliva82) 8 de agosto de 2018
Al del Clío ya le cae un goterón de sudor por la mejilla derecha, mientras empiezan a impacientarse los de detrás. Brazos de conductores zarandeándose por fuera de la ventana, ráfagas de largas, y acelerones. Mira sofocado por el retrovisor. Arrinconado.
— Paco Oliva (@pacoliva82) 8 de agosto de 2018
El coche vuelve a arrancar. Ahora sí. Empieza a dar marcha atrás, cesando instantaneamente los pitidos de la fila de vehículos. La marcha atrás es lenta. Todos nos percatamos en ese momento de que el espacio entre coches va a ser muy corto.
— Paco Oliva (@pacoliva82) 8 de agosto de 2018
Toque al coche aparcado de detrás. También es cierto que el anciano es el menos estresado de todos. A su ritmo. Retumban nuevos pitidos. Una puerta de los de la fila se abre. "¿Qué pasa, joder?", dice.
— Paco Oliva (@pacoliva82) 8 de agosto de 2018
El del Clío lo está pasando mal. No quiere perder su posición privilegiada, y la posibilidad de aparcar. Pero tampoco puede estar allí eternamente.
La pitada de detrás empieza a ser un clamor.
— Paco Oliva (@pacoliva82) 8 de agosto de 2018
El anciano mueve el volante despacio, con las gafas medio caídas y media lengua fuera, como de esfuerzo de precisión. Tiene la ventanilla cerrada, aunque da la sensación de que tampoco se enteraría estando abierta.
— Paco Oliva (@pacoliva82) 8 de agosto de 2018
El del Clío hace señales inequívocas de extenuación, se pasa las manos por su nuca sudorosa, sabiendo que ya todo está perdido, ante el escándalo tras de él. Mira al anciano por última vez con la amarga sensación de la ocasión perdida. Arranca y se pierde perezoso
— Paco Oliva (@pacoliva82) 8 de agosto de 2018
Detrás, el del Ford Ka Rojo ha estado riéndose todo el tiempo. Tocando el claxon como el que más, oliendo la sangre de su predecesor desde el principio. Lleva a 2 parejas más que se ríen desde su cómoda neutralidad
— Paco Oliva (@pacoliva82) 8 de agosto de 2018
El anciano, a lo suyo, costándole la vida salir. Su mujer, preocupada, le apremia por el oído derecho. Por el izquierdo, algo sordo, atisba levemente el escándalo de luces, gritos y enfados. 0 hace que no.
— Paco Oliva (@pacoliva82) 8 de agosto de 2018
Al del Ford Ka se le ha desdibujado la sonrisa. Ahora es él quien es blanco de las iras traseras. Y más cuando observa lo que nunca pudo imaginar nadie…
— Paco Oliva (@pacoliva82) 8 de agosto de 2018
Cuando estaba ya el monovolumen cuadrado para salir, la señora sale del coche y vuelve al bloque del que había salido. Se va.
"Esto es increíble". Dice una mujer que fuera del coche, histérica.
"¡El de delante que arranque ya, ostiaaa!" se oye detrás.
— Paco Oliva (@pacoliva82) 8 de agosto de 2018
La gota de sudor y el gesto de tocarse la nuca cambian de dueño. El del Ford KA, empieza a sentirse apabullado. El anciano le abre los brazos como diciendo, "¡qué hago!". Y la fila de detrás, implacable, aprieta con una pitada ensordecedora. El acelerón resuena indignado.
— Paco Oliva (@pacoliva82) 8 de agosto de 2018
Con el humo aún caliente de la última víctima, el tercero en discordia -un chico joven con la L pegada atrás- se coloca en esa improvisada pista de despegue sabiendo que su tiempo será más limitado que el de sus antecesores. Y por eso, sube el volumen del reaggeton de su radio.
— Paco Oliva (@pacoliva82) 8 de agosto de 2018
"DAAALE MAMITA RICAAA" se escucha mientras esperan a la anciana. Llueven los pitidos casi instantaneamente. Todas las miradas al portal del que debía salir la mujer. Y sale, antes de lo esperado, con una caja.
— Paco Oliva (@pacoliva82) 8 de agosto de 2018
El del reaggeton apaga la música, como para elevar su concentración y sacralizar aún más el ansiado momento.
— Paco Oliva (@pacoliva82) 8 de agosto de 2018
SILENCIO.
— Paco Oliva (@pacoliva82) 8 de agosto de 2018
Todos esperan el final. La señora mete la caja despacio, y lo deja sobre el asiento trasero. Todo parece terminar. Van a arrancar.
— Paco Oliva (@pacoliva82) 8 de agosto de 2018
El del reaggeton no se lo cree. Ni se lo esperaba si quiera. A pesar de ello, ya tiene la gota de sudor premonitoria.
— Paco Oliva (@pacoliva82) 8 de agosto de 2018
El coche aparcado delante del del anciano, enciende sus luces y arranca. Se intuye un conductor dentro. Antes podía haber arrancado, y facilitarle la vida al anciano, piensan todos.
— Paco Oliva (@pacoliva82) 8 de agosto de 2018
El reaggetonero sabe que tiene vía libre. Pone intermitente y ve cómo el hueco va quedando libre al fin. Ya nada puede fallar. Es el momento, su momento.
— Paco Oliva (@pacoliva82) 9 de agosto de 2018
Acelerón del anciano, que se va saludando al del coche de delante. Lo debe conocer. Pero ocurre un último giro de los acontecimientos…
— Paco Oliva (@pacoliva82) 9 de agosto de 2018
El de delante, agazapado en un vado permanente delante todo el tiempo, ahora quedaba al descubierto. Se ve que ya la plaza estaba negociada con el anciano, de antemano.
Con suavidad, desliza la marcha atrás y se coloca en el lugar soñado por todos con insultante facilidad.
— Paco Oliva (@pacoliva82) 9 de agosto de 2018
Los pitidos, gritos y algún insulto entre ahogado y envidioso -que se lee entre dientes- son un caramelo, un juguete, en la sonrisa de ese tipo, que sale triunfante y les brinda una última ojeada antes de colarse al bar de la esquina.
— Paco Oliva (@pacoliva82) 9 de agosto de 2018
Los coches se van. El tráfico poco a poco se disipa. La calle vuelve a la normalidad.
Y yo aquí disfrutando mi cerveza en el bar de la esquina. pic.twitter.com/mHOWqb7Q4F
— Paco Oliva (@pacoliva82) 9 de agosto de 2018
Comentarios
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