Cuando se habla de violencia machista, en muchas ocasiones, se cuestiona a la víctima por lo que ha hecho antes, durante y después de la agresión física o verbal. ¿Cómo iba vestida? ¿Opuso resistencia? ¿Iba sola? Son algunas de las preguntas machistas que pretenden culpabilizar a la propia víctima. Muchos de estos argumentos, incluso, han sido esgrimidos en juicios por acoso o agresión sexual, además de servir de base para absolver o reducir la pena a los acusados.

La condena a La Manada es, probablemente, uno de los casos más mediáticos que nos ha hecho reflexionar acerca de este asunto. El tribunal que juzgó a los cinco jóvenes sevillanos llegó a admitir como prueba un informe de un detective encargado por la defensa sobre la vida privada de la víctima en el que se critica que tras la agresión pueda "hacer vida normal". Finalmente, pese a que el informe fue retirado de la causa, sí se mantuvo como prueba una de las fotografías aportadas por el detective publicada en una de las redes sociales de la joven con posterioridad a los hechos que se juzgan. Para más inri, los acusados han sido condenados a nueve años de prisión por abuso sexual después de que la Sección Segunda de la Audiencia de Navarra descartara la agresión al haber dudas sobre si hubo intimidación, una condena que además ha sido ratificada recientemente por el Tribunal Superior de Justicia de Navarra.

A lo largo de la historia, a las mujeres se les ha educado en el miedo, pero ¿y a ellos? "No se trata de restringir la libertad de las chicas. Consiste en poner el foco sobre ellos", señala el escritor Roy Galán en su última publicación en Facebook. Desde este lunes, la sociedad ha vuelto a alzar su voz contra el asesinato de Laura Luelmo, cuyo cuerpo apareció sin vida este lunes en Huelva. Las primeras investigaciones apuntan a que se trata de un crimen violento. Este mismo martes, la Guardia Civil ha detenido a un hombre como sospechoso de la muerte de la profesora zamorana.

Así, el escritor ha compartido una imagen en sus redes –con el título "Para que ningún chico regrese a su casa habiendo atemorizado, acosado, agredido, violado o asesinado a ninguna chica"–, para evidenciar que la violencia machista nos incumbe a todos. "La violencia machista contra las mujeres es una aplastante realidad con la que convivimos todos los días", asevera.

El escritor hace especial hincapié en aquellos chicos que se escudan en el "no todos los hombres somos iguales" para instarles a que dediquen todos sus esfuerzos en luchar contra el machismo. "¿Por qué no empezamos de una vez por todas a educar a los chicos en los valores que promueve el feminismo para conseguir erradicar el machismo?", reflexiona.

Galán, escritor de varios libros feministas, termina su publicación animando a los hombres a sumarse al movimiento feminista: "Se trata de ver qué tipo de chico quieres ser. Qué haces con tu lugar en el mundo. Si quejarte e intentar desacreditar una y otra vez un movimiento que trata de frenar el machismo y reír y aplaudir cuando otros chicos son machistas. O aliarte con las chicas. Y demostrar con hechos que eres ese tipo de chico. Que dices ser".