Goya 2019La batalla imposible de los Goya por acortar los discursos de los premiados

Publicado el 02 de febrero del 2019

Los discursos que se eternizan son la tónica habitual en cualquier entrega de premios que se precie. No iba a ser menos en los Goya. Menciones al equipo, a la familia, y a todo el que se precie. Los galardonados se esfuerzan por que no les quede nada en el tintero: reivindicaciones, agradecimientos, chascarrillos… Mientras el espectador desea que ese lapso de tiempo que transcurre entre el anuncio de unos y otros premiados dure lo menos posible. La fórmula para que esto deje de suceder no parece clara. Ahora, la marca de tecnología LG, patrocinadora de los premios, ha decidido premiar con un televisor a los tres discursos más breves.

En la gala del 2016 el método elegido para disuadir a los premiados de alargarse era el de cortar por lo sano: cuando el monólogo superaba los dos minutos, los altavoces de la sala comenzaban a emitir una música que no permitía al protagonista en cuestión seguir hablando. Es lo que le sucedió a Natalia Molina cuando ganó el Goya por mejor actriz protagonista por Techo y comida.

La medida fue criticada esa misma noche por Ricardo Darín. El ganador del Goya a mejor actor protagonista por Truman aprovechó su tiempo para criticar la medida: "Ya viene la musiquita", repitió en dos ocasiones, a lo que añadió, con ironía: "Dudoso criterio para poner la musiquita, ¿no?", levantando el aplauso de la multitud.

Darín no fue el primero en afear este tipo de medidas. Algo similar pasó en el año 2005 cuando la dirección de la gala decidió bajar el sonido del micrófono del recién galardonado cuando superara el tiempo de rigor para su discurso. Así, Belén Rueda al ser premiada a mejor actriz revelación por Mar adentro aprovechó sus minutos para mostrar su disgusto por esta cuestión.

Aunque bien es cierto que los discursos largos, en numerosas ocasiones, también han sido de los más elogiados. Entre ellos el pronunciado por Álex de la Iglesia cuando dirigía la Academia de Cine en el año 2011. Aseguró que "internet es la salvación de nuestro cine", en un coloquio que se extendió hasta prácticamente los siete minutos.

Lo mismo sucedió cuando Marisa Paredes ostentaba el cargo de directora. Fue en el año 2003 y uno de los momentos más recordados fue el de su posicionamiento contra la guerra: "No hay que tener miedo a la cultura ni al entretenimiento. Hay que tener miedo a la guerra", sentenció en un monologo que también se aproximó a los siete minutos.

Dejando de lado la duración de los discursos, otros de los más recordados por su nivel de emotividad son las palabras pronunciadas por Antonio Banderas cuando recibió el Goya de honor en el año 2015 y se acordó de su hija.
Un año después, Daniel Guzmán fue premiado como mejor director novel y dedicó el premio a su abuela visiblemente emocionado. El momento fue uno de los más comentados los días posteriores a la celebración del evento.

Los intentos por reducir al máximo los discursos han sido varios y normalmente, mal recibidos. Habrá que ver si este año la medida sienta mejor a los galardonados y, sobre todo, quién de ellos vuelve a casa con los dos premios: el Goya y la tele.